4.10.2006
Génesis digital
Por Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste, publicado en el suplemento ABC de las Artes y las Letras.
La experimentación con herramientas de última generación se halla predominantemente en manos de la generación más joven de arquitectos desde la masificación de la tecnología digital y su incorporación a los ámbitos del diseño. La capacidad para manejar con destreza y explotar las posibilidades brindadas por esas herramientas, la inmersión más intensa en el espíritu y dinámica de la era de la tecnología de la información y la vocación de transgredir y reformar lo establecido a partir del mayor conocimiento y comprensión de un tiempo de profundos cambios, introducidos por la gradual desaparición o modificación de los aspectos fundamentales que definían a la era industrial y su arquitectura, son las razones con las que un número creciente de jóvenes profesionales, cuyo aprendizaje se ha basado en el desarrollo digital del proyecto, se enfrentan al intento de plantear una arquitectura en la que se redefinan las tipologías arquitectónicas actuales a fin de dotarlas de un significado y una función coherente para el inmediato futuro.
Complejidad estructural. La definición de su concepto de diseño en relación con la tecnología y los propios proyectos -esto es, el modus operando- constituye el fundamento ideológico de muchos de estos estudios para los que la complejidad estructural y formal parece constituir el eje desde el que se expresarán -antes que se operarán a un nivel, en diferentes sentidos, más interno- los cambios conceptuales sobre la arquitectura. La velocidad paradigmática con la que se desarrollan los cambios en las urbes asiáticas es asumida como el referente desde el que plantear esquemas que definan una especie de presente absoluto de la arquitectura: ciudades receptivas y poseedoras de la tecnología y financiación necesarias para materializar la construcción de proyectos concebidos en los que se ensayan y cristalizan las visiones arquitectónicas de la era digital.
En este territorio-laboratorio que ofrece las mayores posibilidades de materialización para diseños producidos mediante tecnologías avanzadas, la generación más joven de arquitectos asiáticos, con una perspectiva que equilibra su bagaje cultural y formación académica en sus propios países con su contagio de las mayores ambiciones arquitectónicas de Occidente, desarrolla investigaciones cuya audacia formal tiene como objetivo revisar y desmoronar instituciones tipológicas para adecuarlas al espíritu y necesidades de una cultura distanciándose de la era industrial, pero que indudablemente exigen un análisis pragmático que dilucide cuál es su fundamental valor renovador para la formulación de una arquitectura que se halle en coherencia con este tiempo de transiciones más allá de su evidente efectismo estético.
Valor escultórico. Respondiendo a través de proyectos cuyo diseño se gesta mediante sofisticada tecnología a la pregunta «¿qué mensaje debe transmitir la arquitectura que se distancia de la época industrial?», el estudio MAD -con base en Pekín y dirigido por dos arquitectos chinos, Yangson Ma y Qun Dang, junto a un arquitecto japonés, Yosuke Havano-, intenta concebir una arquitectura que encarne los nuevos deseos, valores y fuerzas culturales y políticas subyacentes en las ciudades chinas actuales. Sus conceptos para dos edificios de torres: Absolute Tower -un condominio que se construirá en la ciudad canadiense de Mississauga- y Guangzhou Towers, un hipotético complejo lúdico-comercial monumental, buscan que su valor y simbología deriven de un valor escultórico que quiere ser expresión distintiva del vigor urbano en la que estas torres buscan alzarse como puros componentes naturales del entorno metropolitano y de la vida humana.
MAD define sus operaciones como la creación de nuevas organizaciones y lógicas que surgen de una exploración acerca del potencial y flexibilidad inherente a las funciones sencillas y tradicionales, una concepción que subyace en The Last House, del arquitecto coreano Chan Joong Kim. Kim afronta el problema de la falta de suelo en Seúl no optando por proyectar un edificio que solvente las problemáticas de los ciudadanos para disponer de una vivienda sino concibiendo una torre-cementerio interactiva donde se preserve el significado de la muerte y los rituales de veneración a los difuntos en la cultura coreana. El edificio, cuya estructura reproduce la de la cadena de ADN, pretende proponer una nueva tipología funeraria que devenga simultáneamente una infraestructura activa para la producción de energía ecológica a través de placas solares ubicadas en diferentes puntos de su superficie.
Abstracción mental. El uso de la tecnología digital ha propiciado la masificación de la investigación en campos antes explorados por pocos, debido a la complejidad y la abstracción mental que estas investigaciones requerían, dejando atrás el concepto cartesiano tan arraigado en nuestra cultura desde la Ilustración que había evitado que pocos se hubieran aventurado a imaginar la arquitectura alejándose de aquellos cánones. La reformulación de la arquitectura desde conceptos más relacionados con la biología, la complejidad morfológica y de cálculos matemáticos, recuperando experimentos e ideas cuyos precedentes se encuentran en la obra de Gaudí, Friedrich Kiessler o Archigram, se ve actualmente propiciada por la popularización de programas como Rhino o Maya; se añade a este factor el desarrollo de la dimensión de la arquitectura como un producto mediático. Todo ello ha llevado a que cualquier arquitecto capacitado para manejar estas herramientas haya emprendido el camino de formular propuestas superficiales con un objetivo propagandístico recurriendo a la utilización de conceptos que deberían ser tal vez fundamentales y fundacionales para renovar la arquitectura, convirtiéndolos en muestras banales de rigor dudoso, distantes del fin al que debieran llegar.
MAD y Kim prolongan la identidad del rascacielos como ícono urbano, pieza referencial dentro de la malla metropolitana, aludiendo a la mímesis de elementos vivos rompiendo con la tradición de torres concebidas como figuras geométricas puras o como la superposición de éstas. Poner en crisis su estructura y función es el camino para recontextualizar la torre en nuestro tiempo; sin embargo, el defecto de estos ejercicios de diseño digital es incurrir en la trampa formalista sin tener en cuenta que los avances tecnológicos obligan a redefinir no sólo el edificio desde su estética morfológica sino desde lo intrínseco de su función y significado: concentrándose en el tratamiento del envolvente, olvidan esforzarse en intentar redefinir su funcionamiento y espacialidad, y éste sea posiblemente el error paradigmático que late bajo las convicciones de la arquitectura cuya génesis está forzada a ser puramente digital.