23.4.2020

Experiencias de cuarentena: el día a día del arquitecto Max Zolkwer en bocetos

La emergencia de la pandemia conocida como Coronavirus nos tiene confinados a nuestros espacios íntimos, nuestras casas. La mayoría de los habitantes vivimos ahora con menos espacio, pero con más tiempo para dedicarnos a actividades a las que, en nuestros ritmos de vida normales, no nos dedicaríamos. En esta oportunidad les mostramos la particular visión del Arquitecto argentino Max Zolkwer, quien, entre las clases que debe dictar, hoy en formato "on line" y sus quehaceres personales, ha decidido plasmar su experiencia en una serie de bocetos que les mostraremos y de los cuales hablaremos en esta nota.

La pandemia mundial que vivimos por causa del virus COVID-19 nos ha puesto en jaque como sociedad. Ha despertado talentos que creíamos inexistentes, emociones no antes experimentadas, problemas económicos para muchos, y ha dejado al descubierto una serie de cuestiones que, si bien ya existían hace mucho tiempo en las sociedades actuales, no se habían hecho patentes de manera tan radical. Una de ellas es la problemática del espacio necesario, necesario para vivir dignamente, necesario para trabajar, necesario para compartir entre más de dos personas…la cuarentena nos ha brindado importante material para analizar cómo estamos viviendo.

El arquitecto y profesor Max Zolkwer (FADU-2000) ha decidido inmortalizar estos días de confinamieno; en una serie de dibujos ha ido relatando cómo han pasado sus días. Detrás de estos dibujos hay una importante reflexión respecto de la cuarentena, y de los temas que, como se mencionó anteriormente, circulan en las mentes de los que, hoy por hoy, tenemos el privilegio de cuestionarnos, buscar respuestas, y por qué no decirlo, idear soluciones.

A continuación les presentamos esta experiencia en palabras de su protagonista:

«Hace unos años volví a retomar y dar importancia a las cosas que hago de manera amateur, entre ellas dibujar, pero no dibujar como dibujamos los arquitectos, si no como una manera de contar cosas. Había dejado de dibujar por unos 20 años, básicamente cuando puse toda mi dedicación en la arquitectura. 

Una primera manera que encontré de volver a dibujar, es dejar de usar la compu, tengo un cuaderno y dibujo croquis a mano, dibujar a mano también es una manera de pensar, no puedo estar en una reunión sin un cuaderno. 

Cuando empezó la cuarentena, me imaginé que iba a ser algo largo, mínimo un mes y medio, posiblemente más, no las dos semanas del primer anuncio.  Entonces pensé que tenía que hacer algo que me permitiera ir dando cuenta de esta experiencia nueva, que a la vez es una experiencia colectiva, de la misma manera que hago con algunos cuadernos de viajes o de retratos. Cómo no suelo escribir, la manera que tengo de contar las cosas que siento y que veo, pasan más por el dibujo. El tema que me atrae es la cotidianeidad, lo que hacemos siempre pero que ahora toma más importancia, los rincones de la casa que observamos, la manera de encontrarnos a través de la tecnología, la comida, las tareas del hogar y sobre todo los climas que se generan. La sensación de encierro, de pequeñas libertades como estar en el balcón, estar tirado y sin ganas, engancharse con una serie, dejar de lavar los platos. Me gusta que todo eso se vea en los dibujos. 

Hay otra dimensión de hacer un diario de una situación global como esta, que es la posibilidad de compartir experiencias comunes. Creo que muchos compartimos en las redes experiencias con las que otros se pueden identificar, de alguna manera son lecturas que nos acompañan y nos reconfortan y mitigan la soledad que produce la falta de contacto físico con los afectos.»  Max Zolkwer

¿Cómo afectó a tu trabajo la emergencia de la cuarentena?

La cuarentena afectó bastante mi trabajo. Lo que estaba en obra se paró y los proyectos que debían pasar de la etapa de diseño a cotización o a obra también se frenaron. Por otro lado, pude seguir dando clases en la UADE en línea y un proyecto que estaba en sus comienzos sigue en pie (hicimos el relevamiento a distancia dando instrucciones al cliente). También sigue en marcha un proyecto de investigación y curaduría de Supersudaca para la universidad de Beijing.

¿En tu calidad de arquitecto, cómo pensás el espacio en tiempos de home office obligatorio?

Creo que la posibilidad de tener algún espacio exterior es fundamental. En Buenos Aires siempre tuvimos una ley que lo hacía obligatorio, pero sus medidas mínimas no son suficientes para que sea un lugar de uso. Yo trato de que tengan un lado mínimo de 1,40m, lo que permite además de poder poner una mesa, tener paso. De esta manera es un lugar para estar, no solo para mirar, fumar o poner las bicicletas.

¿Creés que hoy, en este particular contexto, cobra especial relevancia la organización de los espacios interiores?

Creo que las viviendas dormitorios de dimensiones mínimas son un error siempre, pero ahora que estamos en cuarentena, queda demostrado que no son para vivir. Aunque viviendo en una metrópolis tenemos el uso de todos los espacios públicos que nos da la ciudad, en una situación extrema como la actual, eso se pierde. Aún más, cuando uno está enfermo, en invierno o con tormentas. Por eso las viviendas deberían ser lugares donde se pueda estar, trabajar, compartir, crear. No solo una cama.

Durante tu cuarentena, ¿Cómo surge la idea de ir día a día plasmando tus vivencias en un dibujo o boceto?

Cuando empezó la cuarentena, me imaginé que iba a ser algo largo, mínimo un mes y medio, posiblemente más, no las dos semanas del primer anuncio.  Entonces pensé que tenía que hacer algo que me permitiera ir dando cuenta de esta experiencia nueva, que a la vez es una experiencia colectiva, de la misma manera que hago con algunos cuadernos de viajes o de retratos. Como no suelo escribir, la manera que tengo de contar las cosas que siento y que veo, pasan más por el dibujo.

¿Cómo escoges el momento, la imagen que querrás plasmar en el dibujo?

El tema que me atrae es la cotidianeidad, lo que hacemos siempre pero que ahora toma más importancia, los rincones de la casa que observamos, la manera de encontrarnos a través de la tecnología, la comida, las tareas del hogar y sobre todo los climas que se generan. La sensación de encierro, de pequeñas libertades como estar en el balcón, estar tirado y sin ganas, engancharse con una serie, dejar de lavar los platos. Me gusta que todo eso se vea en los dibujos. Hay dibujos que en el mismo momento que suceden los puedo hacer. Otros que me interesan, me quedo pensándolos  y luego creo la situación o punto de vista para dibujarlos.

Al compartir los  bocetos que hacés en redes, ¿tenés alguna intención u objetivo particular? ¿cómo pensás que influye hoy en el receptor en cuarentena esta exposición de bocetos que has venido haciendo?

Hay una dimensión de hacer un diario de una situación global como esta, que es la posibilidad de compartir experiencias comunes. Creo que muchos compartimos en las redes experiencias con las que otros se pueden identificar, de alguna manera son lecturas que nos acompañan y nos reconfortan y mitigan la soledad que produce la falta de contacto físico con los afectos.

¿Cuál es el aporte que vos hacés desde tu lugar y actividad a la situación?

Por ahora no tengo claro si estoy haciendo un aporte en particular. Creo que seguir dando clases en este contexto es importante. Por un lado está el desafío de continuar con tareas que le dan sentido a la vida y al llevarlas a cabo, vamos aprendiendo cómo hacerlo. Aunque las herramientas para hacerlo ya existían, probablemente al utilizarlas de manera masiva estamos aprendiendo cosas nuevas, que permanecerán luego de la pandemia.

Por otro lado, con el colectivo Supersudaca tenemos un diálogo sobre todo lo que está sucediendo y compartimos las experiencias de nuestros países y del mundo. Eso nos permite comparar lo que está pasando con testimonios cercanos. Aunque por ahora esto no se transformó en ninguna acción o proyecto. Creo que más allá del momento particular y las soluciones inmediatas, es un momento para pensar cómo los humanos estamos en el mundo y cómo lo ocupamos.

¿Cuál es la importancia de la arquitectura/el diseño en este momento que vivimos hoy como sociedad?

Por un lado nuestra profesión se pone a prueba porque está en cuestión si las ciudades y espacios que diseñamos sirven para atravesar un desafío como el que nos toca vivir.

Por otro, hay una serie de datos (de los que algo ya sabíamos) sobre cómo la ausencia de humanos permite que la naturaleza se recupere: el aire y el agua se limpian, la flora y fauna vuelve a estar presente en territorios que había perdido. Yo vengo siguiendo algunos casos como el de Chernobyl, donde los grandes mamíferos están recuperando sus poblaciones, lo que significa que para ellos la presencia humana es más amenazante que una catástrofe nuclear.

Creo que para nuestra profesión una de las tareas que viene es pensar una ocupación humana del mundo más eficiente. Cómo hacer para vivir en este mundo y a la vez dejar espacio libre para las demás especies. No es una tarea sólo para arquitectos y urbanistas, pero sin dudas vamos a estar implicados en ello.

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