28.9.2016

El pazo de Monteagudo. La ruina que permanece

Conocimos, hace unos diez años, el lugar, la construcción original del Pazo y el dominio de Monteagudo como ruina -en sentido tradicional era un edificio vaciado. Más tarde y desde que comenzó el proyecto de rehabilitación pudimos seguir su proceso de obra. Hoy, con la obra ya rematada, el proceso de lectura arquitectónica del edificio es aparentemente sencillo. Para nosotros, al contrario, esta sencillez, ha sido muy dificultosa de interpretar.

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Siempre que abordamos un tema de reflexión relacionado con la ruina no podemos dejar de usar como arranque la escena que representa la “Lección de Anatomía del Dr Nicolaes Tulp”, en este caso para escribir una serie de apuntes imprecisos sobre el trabajo de Juan Navarro Baldeweg en la ruina del pazo de Monteagudo en A Estrada, Pontevedra.

Esta magistral pintura de Rembrandt, muestra la  lección que el  Doctor Tulp imparte a sus siete compañeros de oficio que se acompañados de la imprescindible  presencia de  un último convidado ya sin  vida, la figura inerte de un cadáver. En esta escena la magistral luz depositada sobre cada uno de los rostros de los estudiosos y compañeros de lección del Doctor Nicolaes parece equivaler, sumada con la suya propia, a la del cuerpo ya inerte, un diálogo lumínico equilibrado entre la importancia del cuerpo sin vida, como foco de atención, y la perspectiva viva y atenta de su contorno.

Este cuerpo malogrado, centro de la composición, que sirve como material de estudio, nos podría hacer pensar en la segura impotencia de estos doctores, no solo por no poder animar una nueva vida a su paciente, sino también por la frustración de no haber conseguido mantenerlo en ella. Sin embargo y muy al contrario de lo esperado, en la tensión atenta sobre el objeto sin vida, es donde nuestra metáfora quiere resolverse, sugiriéndosenos el optimismo de un futuro todavía por llegar, también susceptible de enfermar, pero al que se puede responder con el conocimiento adquirido y la  previsión de la experiencia a partir del derrumbe, del fracaso.

De este cadáver, pues, resulta una última esperanza que es la del ejemplo, en la búsqueda y el estudio en lo ya perdido, pero con la intención de un futuro posible sobre otros cuerpos aún por salvar o nuevos modelos de trabajo a los que inspirar.

Conocimos, hace unos diez años, el lugar, la construcción original del Pazo y el dominio de Monteagudo como ruina -en sentido tradicional era un edificio vaciado- durante la realización de un catálogo e inventario arquitectónico patrimonial para la Consellería de Cultura de la Xunta de Galicia.

Más tarde y desde que se comenzó el proyecto de rehabilitación de Monteagudo pudimos seguir su proceso de obra, un tiempo demorado en el que también tuvimos la suerte de conocer personalmente a sus propietarios y a personas implicadas en trabajos de reflexión artística sobre el edificio y su entorno. Ambos nos ayudaron a acercarnos y entender Monteagudo de una manera más amplia que la puramente edilicia.

Hoy, con la obra  ya rematada, el proceso de lectura arquitectónica del edificio es aparentemente sencillo, si se quiere, pues se trata de una rehabilitación sin vanidad formal alguna, algo muy poco habitual en la rehabilitación de esta tipología de construcciones. Para nosotros al contrario, debido al previo contacto con la ruina original y su peso en el conjunto del paisaje, esta sencillez abstracta que se reconoce en el ejercicio propuesto, ha sido muy dificultosa de interpretar al abordar con cierto juicio crítico el proyecto terminado.

En ese tiempo, que lleva de la ruina a la obra acabada, algunas inquietantes preguntas nos han acompañado, tanto, que son el origen de estas palabras, entendiendo la definición de inquietante como la dificultad de aprehensión de algunos de los sentidos que el proyecto de Juan Navarro Baldeweg puede plantear o transmitir. Nos asaltaba sobre todo una duda que resultó fundamental librar para acercarse al interior del proyecto.

¿Por qué la propuesta de rehabilitación de esta construcción doméstica pacega no presentaba cubierta?

Leé la nota completa en > http://veredes.es/blog/pazo-monteagudo-la-ruina-permanece-luis-gil/

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