Del restaurante al taller: el corcho como motor de producción

De trabajar en un restaurante a emprender un estudio de diseño sustentable hay un solo (gran) paso. O así pareciera ser al menos la historia detrás de Corchetes, estudio de diseño cien por ciento argentino que tiene al corcho como su principal motor de proyección. Érica Salerno, diseñadora industrial y creadora de Corchetes junto a su pareja y también diseñador industrial Lautaro Leonardi, trabajaba en el restaurante de su familia en el microcentro de Buenos Aires y veía, noche tras noche, cómo se iban acumulando los corchos de las botellas de vino y luego se descartaban. Su pensamiento iba y venía en cada descorche, entre sus clases de morfología y diseño en la UBA y sus horas en el restaurante. “En general, cuando estudiás diseño, estás muy despierto en relación a los materiales y a querer desarrollar y a transformar a través de objetos, y fue por ese lado que se disparó la idea de trabajar con el corcho”, relata Érica. Así, de una actividad cotidiana y muy tradicional de nuestro país que tiene que ver con el descorche de un vino, surge la posibilidad de generar productos sustentables a partir del reciclado de los tapones de corcho de las botellas. De mirar surge crear.  De proyectar surge investigar. De pensar surge accionar.

El árbol del alcornoque, que crece mayormente en España sobre el Mediterráneo, posee una corteza blanda que es de donde se extrae el corcho. La extracción de la corteza es buena para el árbol, no lo perjudica y lo ayuda a renovarse. Es una de las pocas industrias que se basa en recursos naturales favoreciendo a la naturaleza y no aprovechándose de ella, porque una vez que se extrae la corteza del alcornoque, vuelve a crecer, haciendo que la vida del árbol se prolongue. Además, la industria es sustentable ya que el trabajo se hace a mano con herramientas no mecánicas y se respetan los tiempos de crecimiento del árbol que se cosechan, aproximadamente, una vez cada nueve años. El mayor uso de este material es para fabricar los tapones que se usan en las botellas de vino, aceites y bebidas espirituosas aunque también se usa para decorar paredes o en la construcción con fines aislantes. El material es aislante térmico y acústico, es impermeable, ignífugo, absorbe la humedad y es resistente al deterioro y a los ácidos. Y, sobre todas las cosas, es natural.

El proceso creativo
El principio de lo que luego sería Corchetes fue el trabajo de investigar al material, a los usos que se le da, sus propiedades, su ciclo, su procedencia. Mientras seguían en la Universidad y se adentraban al mundo del corcho, los resultados de la investigación eran cada vez más favorables: un material sustentable, con ricas propiedades que no estaba siendo explotado en el mercado local. Las ganas crecían y la convicción también. De a poco pero con constancia, Érica y Lautaro entraron al programa para emprendedores incuBA del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires desde donde se formaron como empresa y comenzaron a lanzar sus primeros productos: lámparas y macetas. Luego llegarían los reconocimientos al buen diseño a nivel local e internacional y nuevos productos y desafíos, siempre teniendo al material como protagonista. El último lanzamiento de la marca tiene que ver con objetos para prácticas de yoga que diseñaron en conjunto con la instructora de yoga Selva Mariana Alegre, que incluyen yoga mats, ladrillos, cilindros y bolsters. Hoy en día la marca sigue renovándose, sigue investigando en base al material y están proyectando una línea textil que incluye accesorios y zapatillas.

Mano a mano con los diseñadores

¿Cómo fue que comenzaron a trabajar el material?

La prueba de material la hicimos en una placa plana pero luego nos lanzamos al volumen. Nos interesaba mucho despegar al corcho de una placa, llevarlo al volumen, a la tridimensionalidad. Al principio fueron pruebas de experimentación. Probamos diferentes maneras de trabajarlo y observamos que tenía muy buenas propiedades: aislaba el calor, el sonido y la electricidad. Fue a partir de estas cualidades que diseñamos los primeros productos: posafuentes y posavasos por el aislamiento térmico y porque absorbe la humedad; las lámparas por la aislación eléctrica y las macetas porque protegen a las raíces del frío y del calor y a la vez las mantienen húmedas sin arruinarse con el agua.

¿Qué los hizo quedarse con el corcho como materia prima de todos sus productos?

Nuestra idea fue quedarnos en el material como proyecto, que el material fuera el protagonista y partir de él hacer toda la colección. En lugar de elegir un rubro como puede ser la decoración y explorar distintos materiales, decidimos elegir un material y explorar diferentes rubros. Por eso ahora sacamos productos para otros rubros como la línea de yoga y la línea textil que estamos proyectando actualmente. El foco está siempre puesto en el corcho.

¿Cómo es el proceso para trabajar el material?

Nos basamos en los procesos de la madera. El tratamiento y las herramientas que usamos nosotros son muy parecidos con cosas que se pueden usar en una carpintería. Para el proceso el primer paso es la selección entre todos los corchos que recibimos de cuáles son los que sirven para reciclar. Luego los lavamos y los procesamos en diferentes granos como para después moldearlo y trabajarlo. Se pueden hacer bloques y transformar las piezas o moldear las piezas directamente. Los procesos son más que nada manuales y no tenemos descarte de producto porque se puede reciclar y volver a procesar casi infinitamente.

¿De dónde obtienen los corchos para reciclar?

Tenemos varios puntos de recolección. Por un lado el restaurante familiar y algunos otros que también nos juntan; por el otro los puntos verdes de recolección del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires donde la gente puede dejar sus corchos y nos los donan a nosotros (nuestro local en Palermo Hollywood es un punto de recolección).

Más información > www.corchetes.com / https://www.youtube.com/watch?v=x0KYFGQCuy8