18.8.2020
¿De quién es la calle?
En los últimos años hemos visto diferentes proyectos, liderados por municipalidades, asociaciones y colectivos ciudadanos, orientados a destacar el valor de las calles en la mejora de la calidad vida de las personas.
Dichas acciones van desde intervenciones temporales, como las transformaciones de estacionamientos en zonas de estar, hasta algunas más radicales como la peatonalización parcial o total, la incorporación de ciclovías y la generación de áreas verdes donde antes había autos.
Los resultados no han estado exentos de polémicas, algunos vecinos se han opuesto enérgicamente a los cambios reclamando su derecho a estacionar sus vehículos frente a sus casas, y otros han reclamado por la reducción del ancho de la calzada y de la velocidad máxima permitida. De igual manera, otros han aplaudido las medidas al evidenciar las mejoras en la transitabilidad peatonal y seguridad.
Las discusiones se centran en el quién tiene prioridad para hacer uso de las calles, y en los supuestos derechos adquiridos por el uso de la mismas. Por la constante polémica, pareciera que lo que no está muy claro es de quienes son y para qué sirven las calles.
En general, se cree que hablar de “espacios públicos” es hablar de parques y plazas, y que las calles y avenidas forman parte de otro tipo de espacios, destinados principalmente para el transito de vehículos. Ese error común hace que no defendamos con la misma energía la alienación de los mismos, permitiendo que se priorice el asfalto a las veredas y áreas verdes, y que se puedan depositar vehículos de forma temporal o permanente.
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