25.6.2020
Comentario del arq. Pablo Ferreiro ante la situación actual de la Arquitectura y la Construcción
El arquitecto y líder del estudio de arquitectura AFRA expone en esta columna de opinión su parecer respecto a la situación de la industria de la construcción y por tanto de la arquitectura en contexto de pandemia, y cuarentena. Creemos desde ARQA que es muy importante brindar nuestro espacio a la comunidad como un medio para canalizar reflexiones, en virtud de los eventos que nos aquejan como sociedad, y con la idea de construir soluciones en conjunto. Los dejamos con el texto de Pablo Ferreiro:
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«¿Por qué pueden 15 empleados trabajar en un Mc Donalds y no 10 trabajadores en una obra? ¿Por qué pueden 100 runners correr todas las noches alrededor de una plaza, y no 5 obreros terminar tareas inconclusas de día en una obra enfrente a esa misma plaza?
¿Por qué una obra funciona normalmente, con sus protocolos, en provincia, y a metros de allí, en capital, a unas cuadras, los albañiles que viven de sus jornales, y las decenas de familias involucradas en cada obra, no? ¿Los que mejor hacen lobby para sus intereses son más inmunes al virus? Las instituciones de la arquitectura, y de la profesión ¿no pudieron tras 100 días hacer comprender la situación, y proponer algo que no sean charlas por zoom sobre el futuro de la ciudad?
Es alarmante el grado de indefensión que como gremio tenemos los arquitectos, los pequeños estudios y los profesionales en general…
Los mismos dispositivos que arman para cortar las calles para los runners, se podrían utilizar en este caso, pero en los accesos de la ciudad con, policías y agentes de tránsito. A esto se le agrega un equipo sanitario para hacer testeos (la Unsam, por ejemplo, desarrolló uno que da resultado en 45 minutos). 10 terminales en 10 accesos/ejes de la ciudad, donde cada media hora, durante 3 horas salen comitivas de 20 trabajadores registrados de la construcción. Son 1200 trabajadores, a 10 máximo por obra son 120 obras que se activan como mínimo.
Los testeas, controlas, los cuidas.
Como mucho necesitas 20 ómnibus naranja de los escolares que están ociosos, al 50% de su capacidad. También das una mano ahí, que están sin trabajo.
Uno o dos agentes de la ciudad pueden ir en cada colectivo monitoreando y asesorando.
A la tarde, lo mismo para volver.
Organizados y seguros. Es más… podría sostenerse post-pandemia y mejorar la diaria de los laburantes.
Es una pequeña inversión para una ciudad como Buenos Aires.
Seguramente haya complejidades y complicaciones en esta mirada; pero ¿no podrían surgir muchas opciones y alternativas en una ronda de consultas a la matrícula? ¿No hay a esta altura del confinamiento que extremar los recursos para salvar tantas economías familiares y estudios?.»
Arq. Pablo Ferreiro/ AFRa (Publicado originalmente en la página de Facebook del estudio)