14.7.2006

Chandigarh, India

Por Joseph Maria Montaner y Zaida Muxí, publicado en el suplemento Culturas de La Vanguardia.

No hay duda de que la historia de la arquitectura y del urbanismo debe rescribirse a la luz de nuevas interpretaciones, relaciones e incorporaciones que permitan la superación de los viejos tópicos. Se han escrito tantas barbaridades sobre Brasilia como tópicos sobre Chandigarh, pero pocos han sido los que se han acercado a vivir sus realidades. La ciudad de Chandigarh fue iniciada por Albert Mayer y Matthew Nowicki, replanteada por Le Corbusier y, finalmente, proyectada y realizada en detalle por Pierre Jeanneret, Jane Drew y Maxwell Fry, culminando en una arquitectura y un urbanismo de altísima calidad. Sin embargo, su elemento emblemático, más reconocido, fotografiado y publicado, el Capitolio, proyectado por Le Corbusier, es una obra fallida, realizada de manera incompleta y pésimamente mantenida. En una revisión desde el s.XXI, Chandigarh será reconocida por la calidad de su urbanismo -sus calles y parques, escuelas, campus, todo tipo de equipamientos y de viviendas en las unidades vecinales, sus hoteles y centros comerciales? y los edificios del Capitolio serán valorados en su defectuosa e incompleta realidad. Una obra real que, como casi siempre sucede con las argumentaciones de Le Corbusier, poco tiene que ver con los planteamientos ideológicos esgrimidos por él.

En Chandigarh las mejores intervenciones de Le Corbusier están en los Pabellones del Lago y en el Museo de Arte; éste sí que es un edificio magnífico, con un recorrido enfatizado por una iluminación natural cenital que potencia una forma introvertida. Un museo que procede de su idea inicial de museo de crecimiento ilimitado (1939), realizada en Ahmedabad, India (1954), y en Tokio, en el Parque Ueno (1957-1959).

La muerte súbita de Nowicki, en un accidente aéreo en 1950, llevó a los ingenieros, arquitectos y funcionarios asesores del primer ministro Nehru a buscar un nuevo equipo de autores. La exigencia de Nehru de una arquitectura moderna nunca vista en India, pero realizada por arquitectos que tuvieran experiencia en contextos de dificultades similares, les llevó a elegir en 1951 a Jane Drew y Maxwell Fry. Esta pareja de arquitectos, con experiencia de obras en el Oeste de África, cercana a Le Corbusier ella y al Team 10 él, aceptó el desafío de proyectar la trama residencial, recomendando que fuera Le Corbusier el autor del Master Plan y del Capitolio. Le Corbusier aceptó intervenir en Chandigarh con la condición que su primo, el arquitecto Pierre Jeanneret, que había dejado de trabajar con el maestro, fuera su arquitecto asociado en la India. Fue la arquitecta Charlotte Perriand, amiga de ambos, la que medió para que Jeanneret volviera a trabajar con Le Corbusier en la última gran obra: la oportunidad de crear una ciudad, Chandigarh, la nueva capital del Punjab (y mas tarde también de Hariana). Le Corbusier tomó el esquema del Master Plan de Mayer, que tenía forma de ciudad-jardín y abanico para adaptarse mejor al lugar, y lo transformó en una malla más ortogonal y ordenada, respetando la situación prevista para el Capitolio y los centros neurálgicos, como el foro comercial.

A la cabeza de la ciudad, el Capitolio, con la Asamblea, el Secretariado y el Palacio de Justicia, le falla en primera instancia el hecho de que el previsto Palacio del Gobernador no fuera realizado. Por error de partida, Le Corbusier otorgaba un lugar central de jerarquía personalizada al Palacio del Gobernador en la confluencia del eje de la ciudad y del eje del Capitolio; una pieza que el mismo Nehru rechazó por considerarla poco democrática; un edificio que no sólo no tenía sentido sino que nunca podía haber entrado en relación de magnitud con los otros edificios gubernamentales. El conjunto del Capitolio no sólo es una obra inacabada sino que sus dimensiones y proporciones sólo funcionarían en una ideal visión aérea; no se entendió la naturaleza del sitio, ni se tuvo en cuenta la experiencia de la visión humana. Es una parte que queda aislada y ajena al resto de la ciudad.

El resto de la ciudad, o sea, la masa residencial y los equipamientos públicos, culturales, educacionales y sanitarios, las áreas comerciales e industriales, está estructurada muy adecuadamente en unidades vecinales, supermanzanas de 800 x 1200 metros, atravesadas por itinerarios verdes, entre los que destaca el precioso valle cívico que aprovecha la forma sinuosa de un arroyo transformado en un parque lineal que recorre toda la ciudad. Además del Capitolio, Chandigarh se estructura según una serie de centros cívicos articulados por los dos ejes principales perpendiculares: el doble eje representativo de la gran avenida norte-sur y del valle cívico, y el eje este-oeste, que articula las áreas culturales. De esta manera, los edificios públicos se agrupan en una serie de campus: el del ayuntamiento y el gran centro comercial principal; el del centro de negocios, con oficinas, bancos, hoteles y restaurantes; el del centro de ocio, con los museos, la biblioteca, el estadio y el teatro doble; y en el extremo noroeste, el de la universidad, de un tamaño mayor, incluyendo residencias para estudiantes. Junto a la universidad se agrupan los hospitales y en otro extremo se encuentra el complejo industrial y la estación de ferrocarril.

El proyecto de Chandigarh es inclusivo, como lo demuestra la realización de viviendas para todos los trabajadores de la administración pública, que comprende a todas las clases, castas y religiones, con proyectos de viviendas individuales y colectivas de diversos tipos, además de un alto nivel de equipamientos y espacios públicos. Se consigue una muy bien equilibrada relación entre separación y conciliación de funciones, nunca mezcladas caóticamente pero siempre yuxtapuestas en áreas y edificios. Parte de la magia y el éxito de esta ciudad verde es la diversidad y mezcla de situaciones que se dan dentro de una malla marcada por las 7 vías diferentes, desde el tráfico rápido hasta los recorridos peatonales, tal como teorizara Le Corbusier. En este caso, la teoría se adapta a la realidad y serán 8 los tipos de vías que estructuran la ciudad. A las 7 vías típicas se incluyen unas especiales para ir en bicicleta, esenciales en un país como India. En Chandigarh el tráfico peatonal tiene el mismo énfasis que el rodado. De esta manera, el sistema urbano tiene una gran capacidad para albergar la vida comercial y peatonal, en definitiva, para adaptarse al contexto y para ser apropiada por la sociedad que vive en ella.

Esta superposición de la repetitiva retícula residencial con una serie de campus de distinto carácter está pensada para que permita la introducción de las áreas verdes que, en forma orgánica, generan una tercera trama que se superpone a las otras dos: la residencial y la monumental. Las dos lógicas, la de las viviendas y la de los equipamientos en los centros cívicos, articuladas de manera abierta, se empapan de un espacio verde que rellena todos los intersticios. En la idea inicial de una estructura orgánica conformada por los corredores verdes y los ensanchamientos de parques con forma de ameba rebrota la propuesta del Park System realizada por Frederick Law Olmsted en Boston en las últimas décadas del XIX. En el Master Plan, Le Corbusier recurrió a una síntesis de formas urbanas: el mandala o cuadrícula de la ciudad oriental, que admiró en
Jaipur, planificada a inicios del XVIII; la retícula de la ciudad decimonónica europea; y el esquema moderno de su Ville Radieuse, que mantiene como background. Se demuestra así su deseo de conciliar las culturas del lugar con su conocimiento del urbanismo occidental.

Si Le Corbusier se comprometió a viajar dos veces al año durante el proyecto y la realización, durante un mes cada vez, Jeanneret, Drew y Fry vivieron entre 1951 y 1954 en Chandigarh, formando a un gran grupo de arquitectos, técnicos y operarios bajo la supervisión de Jane Drew. Cuando Jeanneret murió en París había dejado en testamento que sus cenizas fueran vertidas en el Lago, tal como se hizo. El alma de Pierre Jeanneret se había ido volviendo india. Y no es de extrañar que Jeanneret se enamorase de aquel mundo complejo, contradictorio y conflictivo, milenario y anacrónico, en el que pervive la suma de distintos periodos históricos y en el que conviven diversas culturas y religiones, tan seductor y espiritual, y dedicase todo su entusiasmo, saber y conocimiento técnico a hacer todo tipo de edificios, siguiendo todas las maneras posibles ?orgánicas, vernaculares, racionalistas, lecorbusierianas, etc.? configurando así una de las más preciosas ciudades del planeta, de las más humanas, agradables y cómodas para vivir.

Más allá del fracaso concreto del Capitolio, por el hecho de haber conseguido sintetizar en la ciudad de Chandigarh una estructura urbana en la que se concilian de manera libre y abierta tres sistemas ?la trama residencial, los campus representativos y el paisaje infiltrado por toda la ciudad?, el equipo de Le Corbusier, Jeanneret, Fry y Drew dio un paso trascendental en la proyectación de la ciudad contemporánea. Sobre el trazado teórico y esquemático inicial y siguiendo la impronta del maestro, los tres arquitectos implicados con el contexto y con su gente supieron realizar el deseo de Nehru: hacer una ciudad moderna, sin atavismos discriminadores, pero que mantuviera las virtudes de su cultura, el aroma indio en la arquitectura moderna. Para conseguirlo fue fundamental seguir un laborioso proceso de adaptación y concreción del proyecto de la ciudad contemporánea, haciéndolo apropiado y, por lo tanto, durable.

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