27.4.2005

Arquitectura heroica hoy

Nada es casualidad y, se adivina en el perfil de esta arquitectura, resulta que los habitantes para los que el joven arquitecto catalán Guillem Carabí resolvió la coqueta casa 06 en Sant Andreu de Llavaneres, BCN, son... austríacos! El proyecto resulta así en una trabajada tesis sobre los años de aprendizaje del autor, en los que el heroismo de las arquitecturas europeas de los años veinte se cruza con respuestas seguras a las sensibilidades más contemporáneas y con el uso de un sorprendente repertorio de recursos constructivos.

A saber: sensatez de un programa arquitectónico que disputa la compatibilidad entre el cultismo de la geometría, su modo de construirse y lo necesario de permanentes muy presentes como son la correcta orientación, ventilación, iluminación, sentido del espacio y del lugar, y… de los usos lógicos.
Dicho de otro modo: ‘sobre cómo tratar con cariño y raciolanidad profesional a quienes han confiado en un arquitecto para levantar su casa, devolviéndoles una joya construida y habitable’.

Puro racionalismo XXI.

Casa 06 – St. Andreu de Llavaneres- BCN

Los propietarios: Una pareja de ciudadanos austriacos que deciden fijar su residencia definitiva en Llavaneres. Hasta entonces, han vivido en más de quince países distintos, repartidos entre América, Asia y Europa: Austria, Alemania, Estados Unidos, Japón, China, Tailandia.

Los deseos: Gundi, la propietaria, dispone de una colección de cuadros que deben ser expuestos en la casa; Edgar, el propietario, insiste en una disposición programática acorde con la luz y las vistas.

La vivienda: Un porche (disfrutar del aire libre), un vestíbulo (primera imagen de las entrañas del edificio primera, recibir a los invitados, ofrecer cantidad y volumen de aire) y un corredor, galería exposición de cuadros). La adecuada orientación y el recorrido programático acaban de configurar el edificio. Dos niveles, atravesados en cruz, tanto en planta como en sección. El porche se define por el vuelo de la planta primera, sostenida por pilares metálicos (imagen del inexistente arbolado natural en la parcela). La planta baja es una galería de arte-gimnasio-dormitorio invitados. La luz natural guía el recorrido de la galería cenitalmente, desde la escalera hasta el otro extremo, convirtiendo el paisaje en un cuadro más al final de recorrido. La planta primera, desarrolla el programa principal de la vivienda. Dos alas (podrían ser ramas) se separan paulatinamente, dejando en su vacío intermedio un jardín visual, sin acceso público, pero con la voluntad de ser visto desde la sala y el dormitorio, desde la mañana a la noche (los propietarios irán definiendo allí un jardín zen, con el paso de los años; me explican que es una cuestión de tiempo, y que es necesario encontrar las piedras adecuadas, mediante los sentidos…). El vestíbulo de entrada consta de una sección de seis metros de altura, donde la luz cenital acompaña el umbral que divide las dos piezas principales del programa: estar-comedor-cocina, y dormitorio-baño-despacho.

Los materiales: Austeros; revoco blanco en el exterior de la planta primera, y chapa de aluminio grabada en la planta baja. Interiores de enlucido blanco, y vidrio armado en el encuentro de las dos alas.

Lo impagable: Durante la obra, hemos conseguido hacernos muy buenos amigos. Ellos me llevan a Austria y me explican los secretos del esquí. Yo les llevo a Barcelona, y les explico los secretos de la ciudad.

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