30.9.2019
Akropolis Now
Un pequeño encargo profesional me ha llevado estos días a la búsqueda de carreras con futuro. Era mi primera vez. Confieso que la información hallada tras una primera búsqueda, alcanza una mayor relevancia en cuanto a la tendencia que dibuja que en cuanto la información en sí: carreras al alza vs carreras en declive, competencias vs vocaciones, técnicas vs pensamientos, prácticas vs teorías, ciencias vs humanidades.
Akropolis Now, Kendell Geers, 2004. La obra consiste en 18 paneles verticales de malla de alambre con concertinas en posición vertical y en el interior de una estructura modular metálica | Fuente: lamiradapaseante.blogspot.com
Claro está, el “primero” de los dos factores arrasa sistemáticamente en la red. Llegados a este punto, tal vez alguien pueda pensar que a continuación se va recomendar estudiar arquitectura, una de las titulaciones que hoy languidecen fuera del foco pero que en el fondo merece la pena por esto y por aquello. No es nuestra intención, pueden seguir leyendo con toda paz.
Cuando se orienta a los jóvenes hacia la especialización técnica, práctica o científica, y se hace además desatendiendo o minimizando las áreas relacionadas con la inmensidad del pensamiento, la creatividad y las humanidades, entonces -créanme- se habrá formado una burbuja peligrosa y monumental cuyas consecuencias -probablemente- no queramos ni imaginar. En palabras de Félix de Azúa:
“La clase dirigente piensa que la cultura es algo ornamental, cuando es la espina dorsal de un país”.1
La espina dorsal del Mundo, añadiríamos. Tras años de recortes sistemáticos en las horas y contenidos relacionados con la plástica, la filosofía, el teatro, la poesía, la historia del arte, y no digamos la arquitectura, en los colegios e institutos, decimos, tras años de desamparo cultural en forma de cuatrienios descabalados e inconexos, los datos de los empleos con futuro nos advierten de lo acertado (¡oh sorpresa!) de estas seudo-políticas para tecnócratas: pocos reclaman hoy con urgencia perfiles relacionados con esas disciplinas displicentes, materias de lo humano peligrosamente hoy infravaloradas.
Leé la nota completa en > VEREDES