14.5.2014

Café de las Ciudades, Abril – Mayo 2014

El incendio y destrucción de centenares de viviendas en los cerros de Valparaíso pone dramáticamente en debate uno de los temas centrales del urbanismo contemporáneo: la prevención del riesgo ("natural" o "construido") y la respuesta frente a las catástrofes. Como siempre, las respuestas están relacionadas con la totalidad de la cuestión urbana, desde la institucional y política hasta la social y económica, atravesando por supuesto los temas relacionados a la estructura e infraestructura de la ciudad.

Así, en un rápido repaso del material de prensa consultado (gentileza de Paula Rodríguez Matta), surgen miradas como la de la arquitecta y docente Andrea Pino, quien sostiene que «las quebradas han estado invisibilizadas por más de un siglo«. Pinto recalca que el fuego consumió parte de un legado que ninguna autoridad consideró: el patrimonio de la autoconstrucción. «El terremoto de 1906 destruyó muchos conventillos y la clase obrera quedó en la calle. La gente que no tenía dónde ir vio en las quebradas, en el extramuro de la ciudad, un lugar donde asentarse. Fueron ellos los que se hicieron cargo de conectarlas con la ciudad: hicieron calles, pasajes, y escaleras. Mucha gente que hoy lo perdió todo tiene un título de dominio reconocido por el ministerio de Bienes Nacionales. Cuando ahora las autoridades dicen que la gente nunca debería haber estado allí, están desconociendo su propia responsabilidad» afirma en alusión a la desafortunada frase del alcalde Jorge Castro a un poblador: «yo no te mandé a vivir acá».

Pinto valora «la estética que ha generado la gente, esa capacidad de asumir un territorio complejo, y hacer una casa con terrazas, balcones, galerías, torres, y miradores. Para la gente que vive en las quebradas este espacio urbano es mucho mejor que otros lugares de Valparaíso. La ciudad entera tiene muy poca vegetación y el 95% de los árboles están en las quebradas. Esto es casi como una justicia paisajística: la gente de menos recursos posee el espacio urbano más agradable para vivir» (sobre la maravillosa estética de Valparaíso, ver nuestra nota Hundida para arriba, en el número 53 de café de las ciudades).

Sergio Grez Toso se pregunta «qué se hizo con los recursos aportados por la UNESCO a partir de la declaratoria como «Patrimonio de la Humanidad», ya que además de la pintura de algunas fachadas y la restauración de un número limitado de obras, no se nota un efecto claro de la llegada de esos recursos. La degradación de la ciudad ha continuado, sucediéndose ince ndios, explosiones de gas, derrumbes e inundaciones». Luis Álvarez, Director de Geografía de la PUCV y habitante del cerro La Cruz, sostiene que «el problema es que nuestro Estado entiende las cosas al revés. El ministerio es de Vivienda y Urbanismo porque así se piensan las ciudades: primero se construye y después se ve cómo se arregla».

No faltan, por cierto, propuestas de reconstrucción inteligente. La Fundación Mi Parque, por ejemplo, imagina un rol central de las quebradas como estructurantes del espacio público y la conectividad urbana, y a la vez como zonas de resguardo «corta fuego», además de «volver a ser los cauces naturales de evacuación de las aguas lluvias y servir para superar la carencia de áreas verdes que tiene la ciudad. Para lograr esto, es necesario pensar esos espacios, diseñarlos, activarlos y hacer que pasen a ser parte de la ciudad y no su trastienda».

«Los gobernantes deben sostener el conflicto que significa transformar la realidad»
Entrevista a Fredy Garay I Por Marcelo Corti y Demian Rotbart
Hay un contexto de incertidumbre respecto de cuál es el modelo de desarrollo adecuado para una ciudad. Las características del desarrollo industrial sustitutivo de importaciones, que caracterizó las décadas de los ’50 a los ’70, los proyectos de modernidad latinoamericanos, hoy en día parecerían estar muy cuestionados conceptualmente. En general el discurso sobre la ciudad es el del crecimiento de los servicios, con una especie de abandono resignado a que la industria se va a producir en los países asiáticos. Con lo cual aparece implícita una cierta voluntad de abandonar el desarrollo tecnológico y productivo en otros ámbitos, para tener una especie de ciudades parásitas y administrativas. En ese sentido, la presencia de los gobiernos locales ha tomado un protagonismo novedoso respecto de lo que era la historia de nuestros países. En Argentina, en la década del ’70, la figura predominante eran los dirigentes sindicales y los intendentes eran figuras políticas de segundo o tercer nivel.
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El fin de Macondo
Algunas hipótesis controversiales sobre Cien años de soledad I Por Luis Elio Caporossi
En contraste, en el final de Cien años… García Márquez convierte y amplifica el fin de una estirpe familiar en una apocalíptica catástrofe ambiental, destructora simultánea de personajes y de su propio soporte territorial, Macondo, en un perfecto final cerrado. Este final clausura a futuro «segundas oportunidades», ya sea literarias o con la historia, ya que en esta, si bien todo cambia y se transforma en continuidad como en la lengua y las ciudades, al mismo tiempo y misteriosamente todo de algún modo permanece. Un pequeño y puntual aviso de desajuste es iluminado en la novela por el incidental y forzado cruce del mundo de Macondo con el de Rayuela, de una Colombia rural con el Paris de los sesenta. Veamos. La evidente maestría narrativa de García Márquez parte de una auto-confesada matriz conformada por los relatos orales de su abuela, por la lectura temprana de las Mil y una Noches y por su «querido maestro William Faulkner», componentes a los que yo, a mi propio riesgo, agregó el guionista Cesare Zavattini.
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Política de las ciudades
Principios rectores sobre la seguridad de la tenencia para los pobres de las zonas urbanas
Parte integrante del derecho a una vivienda adecuada I Por Raquel Rolnik
Por seguridad de la tenencia se entiende un conjunto de relaciones con respecto a la vivienda y a la tierra, establecido en el derecho codificado o consuetudinario, o mediante acuerdos no oficiales o híbridos, que permite vivir en el propio hogar en condiciones de seguridad, paz y dignidad. La seguridad de la tenencia es parte integrante del derecho a una vivienda adecuada y un componente necesario para el ejercicio de muchos otros derechos civiles, culturales, económicos, políticos y sociales. Todas las personas deberían gozar de un grado de seguridad de la tenencia que garantice una protección jurídica contra el desalojo forzoso, el hostigamiento y otras amenazas. La difícil situación de los pobres de las zonas urbanas representa uno de los problemas más acuciantes de la seguridad de la tenencia, especialmente en un mundo cada vez más urbanizado. La finalidad de estos principios es proporcionar orientación a los Estados y a otros actores para resolver este problema a fin de garantizar una vivienda adecuada a los pobres y a las personas vulnerables.
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Planes y Política de las ciudades (II)
Reclamamos el derecho a revertir las dinámicas urbanas
Informe sobre el 7º Foro Urbano Mundial (FUM 7), Medellín (5 al 11 de abril de 2014) I Por Gustavo Riofrío
La obligatoriedad del cumplimiento de las conclusiones siempre es un asunto delicado en las naciones. La primera Conferencia de las Naciones Unidas por el Hábitat (Vancouver, 1976) sirvió para poner en la agenda mundial el tema del hábitat y la realidad de los barrios populares, asunto más complejo que el de la vivienda o la ciudad a secas. Los foros paralelos y no oficiales tuvieron una gran importancia. Fue allí donde las barriadas de Lima y Arequipa sirvieron de ejemplo al mundo entero de la importancia de las iniciativas populares en urbanizar y la potencia de las f amilias al edificar sus viviendas paso a paso. El inglés John Turner («Libertad para Construir») fue uno de los gurúes que allí sentó cátedra con ese ejemplo. Hábitat II en Estambul significó un retroceso para ONU-Hábitat. Si bien se avanzó en dejar de hablar solamente de la vivienda y abarcar a las ciudades, la batalla de la sociedad civil y de varios países consistió en que se adopte claramente el derecho a la vivienda en la declaración final de la asamblea. Ello no se logró por la férrea oposición de varios países. Triunfó el Banco Mundial con la receta de de Soto.
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Ambiente y Paisaje de las ciudades
Ciudades sin árboles
La calle como espacio de diseño I Por Jorge Vahedzian
En ese contexto de ejecución de grandes obras como excluyente manifestación real de país desarrollado, los urbanistas calificaban el tejido utilizando la estructura circulatoria en todas sus escalas: el pasaje, la calle, el bulevar, la avenida, la ruta. Esa variedad de tejidos estructuraba las ciudades con la premisa funcional básica de «conectar». Sin embargo, consideraban su calidad arquitectónica y espacial entendiendo la «calle» como espacio de diseño. Entendían también su complementaria finalidad social y cultural, de espacio compartido para las actividades comunitarias, de lugar de juego y de encuentro en la vereda de todos los frentistas, de espacio cívico e institucional. En esas calles y avenidas aparecía, infalible, el árbol de la vereda, el que proporcionaba el reparo de su sombra y la magnificencia de su escala urbana por tamaño, por repetición, por forma, por su aporte a la continuidad y a la homogeneidad de los recorridos, por el impacto imprevisto y sorpresivo de sus variados perfumes y colores: lilas, amarillos, celestes, rosas y fucsias formaban parte de la estética de las calles.
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Urbanidad contemporánea
Tendencia y destino
Sobre ciudad, urbanismo y futuro I Por Marcelo Corti
A diferencia de otras disciplinas, la planificación urbana está ligada estructural y conceptualmente al futuro. Por un lado, por el hecho obvio de que toda planificación es una planificación a futuro.. Pero especialmente porque la ciudad, objeto de las operaciones de planificación, es una organización del territorio sujeta a cambios permanentes y por lo tanto requiere y motiva reflexiones sobre su futuro, no solamente en las disciplinas que la estudian y que intentan programar esos cambios en un determinado sentido, sino en otros campos de pensamiento y acción, especialmente el arte y la cultura. Cualquier forma de desarrollo urbano (la fundación, la expansión, la densificación, la renovación) requiere la previsión de etapas, la asignación de usos y dominios del suelo, la programación de acciones de diverso tipo que se desarrollan en el tiempo. A esta determinación lógica se agrega además otra particularidad, en este caso producto de la conformación histórica de la disciplina. Si bien ha habido ciudades desde el comienzo de la historia humana entamiento, hace ya unos 6.000 o 7.000 años), el urbanismo y la planificación urbana son disciplinas mucho más recientes.
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Más información > http://www.cafedelasciudades.com.ar/

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