7.3.2005
Boletín Informático de la SAM Enero-Febrero de 2005
¿Existen los aluviones en Mendoza?
Por Arq. EDGARDO GOTTFRIED
Se acabó otro año de trabajo, ya la cosecha de uva esta levantada o próxima a hacerlo (si es que no se la llevo el granizo), estamos viviendo las innumerables Fiestas Vendimiales Municipales, estamos viviendo también las Fiestas de Preparación a nuestro evento máximo de Mendoza que es la Fiesta Nacional de la Vendimia, lejos la fiesta más grande del país en cuanto a participación de publico, turismo y demás. Los que no conocen Mendoza y los que no conocen su Fiesta no tienen idea lo que es esto. Nada que ver con la misma fiesta en España, Estados Unidos, etc. Intendentes y organizadores extranjeros vienen cada año para analizarla y llevarla a sus países, pero la idiosincrasia de esos pueblos hacen que les sea prácticamente imposible imitarla.
A la par de esto, también se desarrolla en Mendoza en la época de lluvia (verano) los eventos climáticos (lluvia, heladas, granizo, tormentas eléctricas, vientos, etc.) más importantes del mundo. Lamentablemente Mendoza es uno de los lugares donde se desarrollan las peores tormentas, incidiendo de manera directa sobre los cultivos, la vid principalmente y todos los demás agroalimentarios.
¿Hay aluviones en Mendoza?
Por supuesto que hay, la mayoría no ataca los centro poblados y prácticamente no nos enteramos, pero hay otros que si nos afectan, espaciadamente pero si nos afectan, como es el caso del aluvión del 14 de febrero pasado, que en unos minutos llovió la mitad de lo que llueve en una año en Mendoza.
Le robo las palabras del Arq. Juan José Bernardo Lemos que fue uno de los miles damnificados, él decía «me va a resultar imposible ir a la reunión porque la tormenta de ayer me complicó la vida aunque menos que a muchos, se taparon las canaletas con granizo y el techo de mi casa fue un colador, tapamos lo que pudimos pero se nos mojaron camas, ropa, pisos, por suerte ayer mismo entre todos secamos más o menos y mi hijo con mi mujer sacaron todo el granizo depositado en el techo ya que mientras no se los sacara seguiría goteando, eran más de 20 cm. de espesor, prendiendo las estufas secamos las camas y anoche dormimos en cama seca, por supuesto que con secadores y trapos sacamos y secamos los pisos, hoy le toca el turno al jardín, los lindos árboles que tanto nos gustan están pelados como en julio, ni hablar de flores y plantas menores, todavía quedan bloques de granizo y estamos limpiando porque realmente es un asco, sacamos hojas a la calle como todo el mundo y la Municipalidad de Luján pasa con máquinas y camiones».
Claro, pero como estos hechos pasan cada tanto, nos olvidamos. Desde que tengo uso de razón y comencé a asistir a la SAM yo siempre veía que los maestros (Aniceto Juan Puig, Raúl Panelo Gelly, Gerardo Andía, etc.) hablaban y discutían este tema, una gran preocupación era que los inescrupulosos no lotearan y vendieran lotes en el pedemonte donde hay cuencas aluvionales. Hoy en día estamos tapados de chaperios y countrys en zonas donde no se puede urbanizar.
Volviendo a trasladar mi preocupación al Arq. Ennio Fattiboni, me explica que «comparto tu preocupación por la catástrofe del temporal, sin duda los efectos podían haber sido distintos si la planificacion hidrica, ambiental y territorial tuvieran aplicacion y vigencia actual. El caos reina, y falta conciencia de los daños que provocan las catastrofes naturales y las antrópicas, viejo problema en Mendoza.
Esto quiere decir que ya desde la época de la colonia existían inundaciones, todos los historiadores lo comentan permanentemente, para que nos demos cuenta de esto en la Plaza Pedro del Castillo (plaza fundacional de Mendoza) se encontró en el medio de la misma varios metros abajo (no me acuerdo exactamente) la fuente original donde la población tomaba agua. Allí el Arq. Carlos Martín (proyectista de la plaza) junto a otros colegas hicieron una cripta subterránea donde hoy se la puede apreciar. Esto que significa, que la fuente se fue tapando de tierra con los diferentes aluviones a través de las décadas, cada aluvión esta marcado en la tierra.
Y estas cosas estimados colegas mendocinos hay que saberlas y hay decirlas y hay que tener ética.
El que escribe (y cientos de personas más seguramente) nos hemos cansado de rechazar proyectos en zonas aluvionales, pero claro, siempre hay un «profesional de la construcción», sean arquitectos (que algunos tienen la caradurez de colocar un cartel de obra), ingenieros o secundarios, que desarrolla el proyecto en forma trucha ya que esos loteos no están aprobados. Ellos piensan, ¿que la gente construya total quien se la va a tirar?. Los Municipios y Catastro por un tema de inoperancia, cohecho, o por no tomar decisiones que le resten votos no hacen nada, están como meros espectadores. Pero ellos saben que el primer aluvión que venga se va a llevar muchas vidas. ¿A quien le endilgaran la responsabilidad?
Causa un poco de risa y preocupación ver una señora muy culta por televisión explicando que había comprado un terreno «de buena voluntad» y había construido una casa que todos los años se le inundaba y que la culpa la tenia. Mal hecho señora, compre terrenos con «mala voluntad», averigüe, investigue, pregunte en las instituciones, gástese unos centavos en consultas con profesionales y cuando este bien segura cómprelo. ¿O no hace eso cuando compra un auto o lavadora? ¿Porque la mayoría de la población no investiga lo que compra?
En definitiva, señores, amigos, lectores, paisanos, etc. si existen los aluviones en Mendoza.
Aluvion del 14 de Febrero de 2005 en Mendoza
Fuente: LV 10
Dia Lunes 14 de Febero de 2005
Fuerte tormenta provocó la muerte de dos personas y causó daños en viviendas y cultivos
Una fuerte tormenta de viento, agua y piedra sacudió ayer en la tarde, entre las 15 y las 17, los departamentos de Luján y Maipú, provocó la muerte de dos personas y hubo 400 evacuados que permanecen en dos escuelas y un centro de salud.
Se teme que haya más muertos y posiblemente tengan que evacuar a más vecinos cuando esta mañana comiencen a trabajar los equipos de socorro. Cayeron 100 mm de agua.
Una fuerte tormenta de viento, agua y piedra sacudió ayer en la tarde, entre las 15 y las 17, los departamentos de Luján y Maipú, provocó la muerte de dos personas y hubo 400 evacuados que permanecen en dos escuelas y un centro de salud.
Las zonas más afectadas son Perdriel, Chacras de Coria, el centro de Luján y Maipú, Luzuriaga, Gutiérrez y Barrancas.
En Perdriel murió una anciana de 80 años, Olga de Trentacoste, y en Chacras fue encontrado muerto en un cauce, Gualberto Gabrielli, de 47 años.
La violencia de la tormenta hace temer por más víctimas y se esperan más evacuados con las primeras horas del día cuando comiencen a trabajar los equipos de socorristas.
DETALLES
En Perdriel, una especie de tornado, como lo calificaron algunos vecinos, terminó con toda la producción de frutales y viñedos.
En los lugares más afectados cayeron 100 mm de agua en tan sólo 40 minutos cuando el promedio anual de lluvias en Mendoza es de 200 mm. En esta zona como en ninguna otra se inundaron casas porque el nivel de las aguas alcanzó el metro 20 centímetro y entraba por las ventanas lo que obligó a muchos vecinos a quedarse en el techo de sus viviendas.
El intendente de Luján, Omar De Marchi, dijo que ?la tormenta fue muy fuerte, que nunca en su vida vio tanta agua? y advirtió a ?los mendocinos que tengan mucha precaución porque la lluvia también cayó en Potrerillos y el piedemonte y en estos momentos toda esa agua está drenando y llegando a las zonas bajas?. Alrededor de las 21 más de 200 efectivos policiales, bomberos y funcionarios de defensa civil trabajaban en las tareas de auxilio en 15 frentes de conflicto. A esa hora, miles de usuarios no contaban con energía eléctrica desde las 17 horas. La mayoría de ellos todavía está sin luz porque el agua cortó cables e inundó cámaras subterráneas.
La fuerte tormenta en Luján y Maipú, provocó deslizamientos aluvionales en el piedemonte y una masa líquida de consideración anegó algunos barrios que quedaron aislados.
Alrededor de las 19 la situación era calificada de grave, tanto es así, que el mismo ministro de Obras Públicas, Morandini, estuvo en el lugar supervisando las tareas de auxilio y de aprontes para evacuar a la gente que así lo necesitara cuando bajase el nivel de las aguas. Uno de los voceros que habló por las radios, manifestó que fue tanta el agua que cayó y que luego por los aluvionales se dirigió, en parte, al canal Cacique Guaymallén, que el nivel alcanzó el máximo, tanto es así que el agua chocó contra los puentes del canal y sobre salió hasta la avenida Costanera.
El vocero de Vialidad Provincial explicó a LV 10 que se dispuso la movilización de camiones y equipos para evacuar a toda la gente que lo necesite pero no pueden llegar a los barrios porque no baja el nivel de las aguas.
Una de las zonas que se inundó fue el costado este del novísimo Acceso Su, al sur del río Mendoza, por una cuestión de desniveles. Los vecinos del lugar terminaron con sus viviendas con un metro de agua y debieron quedarse sobre la ruta toda la noche por temor a que saquearan sus casas.
El gobierno dará ayuda económica a los que perdieron todo por la tormenta
En Luján, los evacuados son 230 personas. Todo el operativo de ayuda se concentró en la escuela René Favaloro. Los equipos oficiales se encuentran iniciando las tareas de relevamiento para conocer las necesidades de ayuda y los daños provocados por la tormenta de ayer. De este modo, respondió a su modo al demócrata, De Marchi, quien pidió la emergencia social para ayudar a la gente afectada.
El gobernador Cobos desde temprano está en la zona de Perdriel, departamento de Luján, la zona más afectada por la fortísima tormenta de ayer cuando, entre las 15 y las 17, cayeron 100 mm de agua, provocó la muerte de dos personas y destruyó la producción de vides y frutales. Hay 230 evacuados.
El mandatario provincial anunció ayuda económica ?porque hay gente que perdió todo?, dijo a LV 10 y que evaluarán las líneas de ayuda para los productores que perdieron la producción. Cobos confirmó que los evacuados son 230 personas, es decir, 60 familias que están en la Escuela René Favaloro donde se concentró toda la ayuda social para los afectados por la tormenta.
Los testimonios de los vecinos de la zona Perdriel dijeron esta mañana que en tan sólo en una hora perdieron todo lo que les llevó una vida para reunir: vivienda, ropa, electrodomésticos, etc.
En estos momentos tanto los equipos de la gobernación como de los departamentos afectados y diversas reparticiones están en la coordinación de la ayuda a la gente y en el relevamiento de los daños provocados por la tormenta para conocer en definitiva las zonas afectadas.
Cobos dijo que la ayuda a la gente serán subsidios como para adelantarles los planes sociales que ya están recibiendo o simplemente una ayuda económica
Adolfo Bermejo, intendente de Maipú, dijo que la situación en su departamento comparada con Luján prácticamente no fue nada. Hubo mucho agua y viento. Hay familias autoevacuadas. Dijo que cayó muy poco granizo. Hubo daños en los cultivos de Ortega, Isla Chica e Isla Grande, donde las perdidas son totales. Indicó que en algunos lugares están sin servicio eléctrico y cayeron unos 20 árboles. Gutiérrez, Luzuriaga y en el centro de Maipú donde cayó más agua. No hay pérdidas materiales y sin heridos.
En tanto, Aída Gómez, de La Puntilla, departamento de Luján, dijo a LV 10 que ?están muy mal?. Narró que el zanjón desbordó a la altura de Hipólito Irigoyen al 100, hay varias familias afectadas, hasta el momento solo llegó defensa civil que les proveyó de dos colchones, se le cayó parte de la casa de adobe y perdió todo. Espera ayuda y dijo que no se fue del lugar porque anoche había personas mirando qué se podían llevar. Demandó el encauzamiento del canal y le demandó que se hiciera cargo de todos los daños sufridos.
La ayuda que se está requiriendo es ropa y calzado en buen estado.
El aluvión dañó 4.000 hectáreas y dejó inhabitables más de 50 casas
Por SILVIA LAURIENTE slauriente@losandes.com.ar
LOS ANDES ON LINE
Cuatro mil hectáreas de cultivos con daños del 100 por ciento. Al menos 50 viviendas inhabitables. Más de 500 casas anegadas y cerca de 300 evacuados. Esto es, en parte, el saldo que dejó el aluvión del lunes por la tarde en Luján y Maipú. En la atmósfera del día después también se respiraba una deuda pendiente: un presa que nunca se construyó y que, según los especialistas, hubiese aminorado las consecuencias.
Los 87 milímetros que cayeron durante una hora, equivalen al 45 por ciento de la precipitación media anual de Mendoza. La magnitud del fenómeno, sumada a la concentración geográfica colapsaron las zonas afectadas (sobre todo Perdriel, Agrelo, Barrancas) en pocas horas.
Pero según las estimaciones de la Dirección Provincial de Vialidad, muchos inconvenientes podrían haberse evitado si hubiese estado construida la presa de Chacras de Coria.
?Hace veinte años que esa obra está proyectada. Nosotros venimos incluyéndola desde el ?99 dentro de las cinco obras más importantes de la provincia. Pero nunca tuvimos los 120 millones de pesos que fueron presupuestados para hacerla?, explicó Osvaldo Romagnoli, gerente operativo de Vialidad.
El colector en cuestión, ideado hacia el oeste de Chacras de Coria sobre el oeste de la ruta Panamericana, no tiene posibilidades de concreción, según el director de Hidráulica, Luis Guisasola (ver aparte). Para él, el emprendimiento es dificultoso debido a que la ocupación humana sobre el pedemonte generaría gran cantidad de expropiaciones.
Desolación y emergencia
Más allá de los proyectos que ahora se plantean, obras hidráulicas o la creación de un fondo de asistencia para los damnificados; lo tangible en medio de la desolación era la cantidad de personas que lo perdieron todo bajo el agua.
En la recorrida que hicieron el intendente de Luján, Omar De Marchi, el gobernador Julio Cobos y los responsables de Defensa Civil, detectaron que al menos 50 casas están ?inhabitables?, mientras que otras 500 sufrieron daños de menor cuantía.
?De los 223 evacuados, 98 son niños. Hoy, (por ayer) de a poco fueron regresando a sus hogares. Pasado el mediodía se restableció el servicio eléctrico en los barrios Coni, San Cayetano y en la calle Terrada?, precisó el director de Defensa Civil, Adriano Odorico.
Por lo pronto, la Cámara de Senadores aprobó ayer la declaración de emergencia social y agrícola para las zonas afectadas. La iniciativa será tratada hoy en Diputados y habilita al Gobierno a acelerar la ayuda social y económica para los damnificados por el temporal. Además, otorga beneficios impositivos y crediticios para los productores.
?El terraplén del ferrocarril actuó como un dique de contención y al mismo tiempo facilitó la inundación de los barrios aledaños?, según explicó el subsecretario de Infraestructura, Carlos Santilli.
Después del desastre, la evaluación de Obras Públicas concluyó en que las alcantarillas no alcanzaron para escurrir el agua. Y que como el hielo había formado una capa de 70 cm. al costado del terraplén, imposibilitó que drenara. Algo similar ocurrió con la flamante doble vía Luján-Tunuyán: el hielo tapó algunos desagües y facilitó la inundación.
Ayer por la tarde, las máquinas viales trabajaban para tapar los socavones que sufrió el Canal Cacique Guaymallén a la altura de El Algarrobal. Y en la hijuela de Chacras de Coria removieron la loza trizada.
También los cultivos de los distritos mencionados recibieron los embates de la tormenta. En total, suman cuatro mil las hectáreas dañadas, ocupadas en su mayoría por viñedos, en la mejor zona vitivinícola de Mendoza.
?El panorama era dantesco. De 20 hectáreas que tiene la bodega en ese lugar, un 70 por ciento tiene pérdidas de más del ciento por ciento, porque esos palos pelados no tienen posibilidad de recuperación para el año que viene. De todos modos, y como teníamos casi un treinta por ciento ya cosechado, no lamentamos peores consecuencias?, contó Luis Steindl, gerente de Operaciones de Norton.
En cambio, para la bodega Lagarde, la situación fue más comprometida. Los viñedos de uvas finas no estaban protegidos con tela antigranizo y la piedra destruyó las plantaciones de merlot, syrah y viognier.
Avión en emergencia
Los dos Cessna 340 de la Lucha Antigranizo volvieron al trabajo ayer, tras el accidente que se cobró la vida de dos pilotos la semana pasada, pero el regreso fue sin mucha suerte. Ayer por la tarde, a un avión se le rompió una de las mangueras de uno de los motores y debió volver de inmediato a la base en San Rafael. Entonces los mecánicos detectaron la falla y ya fue pedido el repuesto a Buenos Aires, según informó el comodoro Puig, de la IV Brigada Aérea, que tiene a su cargo la lucha antigranizo. Para hoy el servicio estaría asegurado.
Glosario del fenómeno
Los especialistas del Conicet Pedro Fernández y Adrián Vargas Aranibar definen al aluvión como un fenómeno íntimamente ligado al pedemonte y el verano mendocinos:
Cuenca aluvional: se caracteriza por fuertes pendientes, con frecuente deterioro de su cubierta vegetal.
Lluvia torrencial: es de corta duración y gran intensidad. Genera fuertes corrientes de agua y materiales sólidos en los cauces aluvionales.
Contraste: Los aluviones son fenómenos rápidos, violentos generados por tormentas torrenciales, mientras que las inundaciones son fenómenos mas lentos, normalmente asociados a lluvias en zonas llanas.
No hay defensas al sur del río
«Al sur del río Mendoza no tenemos obras troncales ni obras de infraestructura aluvional, debido a que se trata de una zona que se está urbanizando últimamente», admitió ayer el director de Hidráulica, Luis Guisasola, en declaraciones a radio Nihuil. Era la palabra oficial que admitía la indefensión que soportan distritos como Perdriel, Agrelo y Ugarteche.
«Lo que se trata de controlar, a través del municipio de Luján, es que los nuevos barrios que se encaran tengan en su proyecto obras de defensa». La única protección para Perdriel y Ugarteche, es una obra vieja, la derivación del colector Las Avispas, que sale aguas arriba de la Refinería de Repsol y no muy lejos de donde se va a hacer la cárcel. Pero, obviamente, no alcanza ni alcanzó.
Ante una consulta sobre el dique Chacras de Coria (al oeste de la cancha del lugar), una obra que está proyectada desde 1980, admitió que no tiene posibilidades por ahora: requiere de 100 millones de peso, más las expropiaciones que se aumentan por la ocupación humana del pedemonte. «Este financiamiento se viene pidiendo a la Nación desde 2002», agregó el funcionario. Explicó que hay un colector, el Blanco Encalada, que defiende la parte noroeste de la ruta Panamericana.
Las mayores tormentas que azotaron Mendoza en 2 siglos
2 de enero de 1788. Un aluvión de importantes proporciones se originó desde la cordillera.El gran torrente de agua arrasó parte del camino real que unía Santiago de Chile con Mendoza.
El caudal del río Mendoza creció con tal magnitud,que inundó gran parte de la ciudad de Mendoza, afectó chacras, casas y el edificio del Cabildo.Pero principalmente inundó la zona de Chacras de Coria.
8 de enero de 1895. Al mediodía y luego de una torrencial lluvia,las aguas bajaron con fuerza del pedemonte y arrasaron vastos sectores de la Capital.
La zona más afectada fue la del oeste,donde sufrieron irremediables pérdidas los talleres, edificios y material rodante del ferrocarril. La creciente dejó un saldo de veinte víctimas fatales y cuantiosos daños materiales.
11 de febrero de1895. Otro aluvión, menos destructivo que el del 8 de enero, se produjo en la noche.Dejó una secuela de muertos y asolamiento, agravando la situación sanitaria de la población. La zona afectada es la del ferrocarril. Los daños se extienden por Belgrano (Godoy Cruz), Guaymallén y Las Heras.Como consecuencia del derrumbre de un murallón, resultó inundada la iglesia de La Merced, con deterioros de tal magnitud que se debió clausurar y demoler.
10 de febrero de 1900. Se desbordó el río Diamante y arrasó con la villa de San Rafael; la gente debió refugiarse en Monte Comán.Viñas, frutales y trigales quedaron bajo el agua. En el Gran Mendoza, la corriente destruyó aproximadamente 100 metros del Dique Cipolletti.
6 de enero de 1906. Se registró un aluvión de agua y lodo en la zona de la cordillera, que afectó las localidades de Las Cuevas, Punta de Vacas, Zanjón Amarillo y Uspallata. El torrente destruyó varios kilómetros de vías férreas e interrumpió así el servicio del Transandino.
31 de enero de 1920. Una sucesión de lluvias excepcionales provocó un desastre en la provincia. Las aguas arrasan las termas de Cacheuta y causaron la muerte de seis personas. En la Capital se inundaron varias residencias. El zanjón Escarpe se desbordó e inundó viviendas precarias. También quedaron destruidas las vías férreas en el circuito Luján-Maipú y Lagunita-Espejo.
10 de enero de 1934. Se desprendió una parte del glaciar El Plomo, que se precipitó sobre los ríos Tupungato y Mendoza. La estación Zanjón Amarillo (muy cerca de Punta de Vacas) quedó aislada por el agua que destruyó el camino y las vías del Ferrocarril Trasandino.La usina y el hotel de Cacheuta quedaron destruidos. El dique Cipolletti resistió parcialmente, salvando a la ciudad de quedar inundada. El número de víctimas fatales superó las cincuenta.
31 de diciembre de 1959. Una precipitación de gran magnitud, que alcanzó los 81 mm/hora, provocó que el pedemonte fuera erosionado por impetuosos torrentes que bajaron hacia la Capital. Una vez más la ciudad volvió a sufrir los embates de la naturaleza y sus defensas se revelaron insuficientes para contener la furia de las aguas.
4 de febrero de 1968. Las fuertes precipitaciones originaron un aluvión que perjudicó el departamento de Las Heras. Las calles y canales fueron inundados y se derrumbó un cerro de bentonita en las inmediaciones de El Challao, causando pérdidas millonarias.
4 de enero 1970. Un aluvión de dimensiones catastróficas se produjo en la ciudad y varios departamentos. La gran lluvia que azotó la ciudad produjo la destrucción del Dique Pardo y las aguas arrasaron la zona del pedemonte especialmente Godoy Cruz. Se calcula que hubo 30 muertos, 1.500 familias evacuadas, un millar de automóviles dañados y pérdidas millonarias
16 de enero de 1997. Tras un temporal de lluvia y viento se produjo un aluvión en varios sectores de la cordillera.En Potrerillos la corriente arrastró a varios autos.En Luján, los daños fueron cuantiosos. Dejó un saldo de tres muertos y la interrupción de rutas y caminos.
Pozos sépticos llenos
Mientras en la cuadra «del medio», máquinas de la DPV de gran porte sacaban los compactos bloques de hielo, que se resistían a derretirse pese al sol generoso de la mañana, bomberos voluntarios y oficiales seguían ayudando a los damnificados, junto a otros empleados comunales y de reparticiones provinciales. Por allí se lo vio al ministro de Obras, Francisco Morandini, y a sus colaboradores.
El jefe Daniel Fruitos, del cuerpo voluntario de Luján, señaló que «nunca vi algo igual», para dimensionar la envergadura del fenómeno. Ricardo Frasca, jefe operativo, contó que se recibió ayuda de casi todos las entidades voluntarias.
Un problema grave de toda la zona es la saturación de los pozos sépticos. Camiones contratados por la Municipalidad de Luján estaban desagotando, pero la cantidad de esas instalaciones rebalsadas excedían las posibilidades de los operarios.
Lo mismo estaba ocurriendo en la escuela René Favaloro, del barrio Coni, donde en las primeras horas de la tarde había unos 300 evacuados, y la cifra tendía a aumentar. La directora, Norma García, se puso a las órdenes del operativo de auxilio, junto a su vice. Allí también había cuadros delicados, que estaban siendo evaluados por las asistentes sociales.
Mientras, en el barrio Cuadro Estación, Walter Camani (tres chicos) no descartaba tener que irse del lugar. «Volvimos a nacer, pero teniendo chicos grandes», definió con resignación. Este conglomerado nació con un defecto congénito: no tiene desagües adecuados y las vías agravan la situación.
El intendente Omar De Marchi recorrió la zona y dijo que los refugiados en el colegio estarían allí entre cinco y diez días, aunque reconoció que era preocupante la situación de los que se quedaron sin nada. En principio, ayer el Concejo Deliberante eximió del pago de tasas municipales, por un año, a los damnificados por el aluvión.
Las ayudas de elementos, como mantas, calzada, colchones y otros enseres, estaban llegando, a través del Gobierno provincial y de los vecinos. Por ejemplo, en la Biblioteca Popular Juan Bautista Alberdi se armó un espacio para recibir donaciones. / Miguel Títiro
Una película que se repite
Por MIGUEL TÍTIRO
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Para los veteranos cronistas de las redacciones, más antiguos en sus funciones que los actuales funcionarios, lo que pasó el lunes es un episodio que ya habían cubierto. Hace 25 o 30 años, las aguas también bajaban turbias de las serranías y causaban estragos parecidos en Perdriel y alrededores. Claro, había menos viviendas y los sufridos pobladores de entonces, muchos de los cuales ya no están, como la familia Aguilera y otras, tenían la esperanza que terminarían sus vidas viendo las obras que los protegiesen y que cíclicamente les prometían las autoridades de turno. El tiempo y el agua se devoró esas ilusiones y cada estío fue igual al anterior. Nunca se hizo nada.
Ni siquiera para este año o el próximo está proyectado algún canal o defensa que actúe como escudo de los barrios que se inundaron y dejaron más pobres que antes a sus ocupantes. Si la naturaleza vuelve a mostrar su embate en lo que queda del verano o en alguno próximo, los mismos actores nos encontraremos otra vez en los mismos lugares. Es como un eterno retorno, una película continuada que no termina de pasar.
El avance de los barrios impide hacer algunas obras aluvionales imprescindibles
Por SILVIA LAURIENTE slauriente@losandes.com.ar
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La remanida descripción: ?Vivimos en un pozo? vuelve con cada aguacero. El mapa urbanístico de Mendoza es desalentador. Los planos muestran cómo la población fue ganándole terreno al pedemonte y se asentó en verdaderas trampas aluvionales. Por allí debían pasar obras hidráulicas que ya no podrán construirse. Definitivamente afincados, los barrios del oeste se quedaron sin defensas.
El riesgo aluvional intimida de igual modo a los departamentos más poblados. Los conglomerados de mayor concentración demográfica coinciden con las zonas vulnerables a la inundación. En contraste con la ausente política de urbanización, la planificación hídrica rescata un par de proyectos que servirían de escudo protector. Algunas de las obras, que tienen más de veinte años de ideadas, hoy son de imposible concreción.
Una de esas, es el colector troncal Norte. Según explica el director de Hidráulica, Luis Guisasola, estaba pensado para que naciese al sur del cerro de Vistalba y llegase hasta la salida de calle Medrano. Actualmente esa zona está copada por barrios, la mayoría de ellos cerrados.
?Si en uno de estos barrios hacemos pasar de prepo un canal por la mitad; un canal que la mayor parte del año va a estar seco o con un hilito de agua diez meses al año, la gente se va a oponer. Va a demandar por daños y perjuicios, y el valor inmobiliario va a decaer?, explicó Guisasola.
Intentando la solución para esos condominios, el director de Hidráulica plantea una regulación tal que los obligue a verter menos cantidad de agua a las calles que la que salía de ellos antes de construirlos. ?Por eso las calles de Chacras de Coria se han transformado en ?calle-canal?. La única preparada con las defensas necesarias es la calle Pueyrredón. Hay otras, como la Almirante Brown, Malvinas, Las Piedras y Orsini, que se tornan intransitables?, amplió.
El aluvión del lunes, que afectó a Luján y Maipú, desempolvó otro proyecto del que no se hablaba hace tiempo: la presa Chacras de Coria.
El embalse, a un kilómetro de la cancha de Chacras hacia el oeste de la ruta Panamericana, tendría capacidad para almacenar 20hm3 de agua. Y su fin sería el mismo que el del dique Frías o el Maure, o sea retener las crecidas aluvionales del pedemonte.
En este caso, el costo que requiere (aproximadamente 120 millones de pesos) es el principal impedimento para llevarlo adelante, pero no el único. También es un obstáculo el crecimiento urbano, porque algunas de las obras complementarias de la presa, como canales y entubamientos, hoy pasarían por cotizados barrios de Chacras.
?Es una obra de largo alcance, de alto costo, pero que al mismo tiempo no se va a notar. ¿Quién se acuerda del dique Frías, o del Papagayo el resto del año? Políticamente hablando es poco redituable. Uno no se entera que el dique Maure evitó tantas muertes, ¿por qué? porque no ocurrieron?, señaló Guisasola.
Según especialistas, la presa hubiese servido de contención evitando que los barrios Cuadro Estación o San Cayetano se anegasen. Precisamente, desde Hidráulica acusaron al ex intendente Luis Carral por aprobar que se construyesen.
En su defensa, Carral descargó responsabilidades en el IPV, al tiempo que señaló que ?los barrios alrededor de la futura presa pertenecen a Las Heras. Al loteo Pérez Ghilou yo no lo acepté porque tiene grandes problemas aluvionales?, dijo.
Desde el IPV se aseguró que entre el ?94 y el ?98, los controles eran laxos. Pero que a partir de esa fecha ?se exigen certificados de factibilidad a Hidráulica o a Irrigación. A veces nos asignan rápidamente el dinero desde Buenos Aires y hay que hacer la obra. Pero aclaramos en el pliego de licitación que las empresas deben pedir los certificados?, apuntó Beatriz Catón, gerente de evaluación de créditos.
Al Juan y a doña Olga no los mató la correntada
OPINION
LOS ANDES ON LINE
Que al Juan y a doña Olga se los haya llevado la correntada en Luján, no hay manera de entenderlo. La muerte es natural, aun la de un amigo joven. Pero estas muertes no hay cómo tragarlas. Salvo -como sugieren algunos urbanistas- dejarse de poner la culpa afuera y hacer lo que debimos haber hecho, para defender a todos los mendocinos de algo previsible. Y no se refieren a la muerte. O tal vez sí.
Es que vivimos en medio de la huella natural del torrente hacia el valle. Y al borde del desierto, que avanza hacia el fértil escaso, como el cemento o los country.
Edificamos en un suelo que de vez en cuando nos ruge y se sacude frenético y descontrolado. Es más: bebemos o regamos con aguas turbulentas, que cada verano son más escasas.
Y sin embargo, no es de la Naturaleza la culpa. No es al Cielo hacia donde hay que clamar: es para adentro, hacia nuestras instituciones, hacia nuestras estrategias de vida.
Lo de Kioto y el calentamiento no es un dato lejano: nuestras conmociones se van a acrecentar. Como en el ?70, como el lunes. O peor.
Salvo que hagamos lo que hay que hacer, obvio.
Viejas culpas
?La vieja pretensión de una Ley de Uso del Suelo y del Ordenamiento Urbano deambula hace muchos años en la Legislatura. Ha sido evadida sistemáticamente con la complicidad expresa o con un barniz de legalidad de algunos malos profesionales o de funcionarios corruptos.
?Se ha avanzado brutalmente sobre el oasis productivo con «ordenamientos» semi clandestinos. Hay anarquía depredadora y sin previsiones, en la expansión urbana. Y corruptelas municipales y provinciales, que abrieron cauce a emprendimientos privados al margen de las más elementales normas de prevención aluvional y de preservación del medio». (textual del informe de comisiones que sustentaron el proyecto de Ley de Uso del Suelo, en 1993).
Pero hoy, 12 años después, todo está como era entonces. Seguimos careciendo de ese marco de ordenamiento y los proyectos de ley son tironeados por presiones de intereses políticos y privados.
«Las preferencias de la gente y la anarquía en la expansión urbanística empujan la extensión de la ciudad hacia el oasis del sur y los cerros del oeste: Chacras de Coria, Vistalba, Luján, Maipú y el pedemonte. Avanza el cemento hacia el área verde productivo; se erradican cultivos en las zonas de mayor fertilidad y condiciones ecológicas para la producción vitivinícola, frutihortícola. Viñedos, olivares, chacras de cerezas y duraznos, han sido arrasadas por los loteos, en algunos casos precarios y contra toda norma de prevención aluvional o edilicia». (De la comisión de especialistas de la Facultad de Ciencias Agrarias, en 1993, cuando se pensaba en la necesidad de consensuar una estrategia del crecimiento urbano, que se plasmara en una ley macro).
Un intento en desuso
En el camino, quedó en desuso el intento del DEM -Plan de Desarrollo Estratégico Metropolitano- que en 1997 se comprometieron a llevar adelante los intendentes del Gran Mendoza (firmaron los de Capital, Guaymallén, Godoy Cruz, Las Heras, Luján, Maipú y representantes del gobierno provincial). Juraron ordenarse «con un modelo de ciudades integradas, eficaces en servicios y ambientalmente sustentables».
Intentaban unificar criterios que andaban dispersos entre las necesidades políticas municipales con el de los gobiernos de turno en el Barrio Cívico.
Procuraban fortalecer el poder público, frente a las presiones de los emporios inmobiliarios y de la construcción, que -es comprensible- intentan imponer sus criterios, aun a despecho del interés colectivo.
El DEM se esfumó en el tiempo. Como el intento de una Ley de Uso del Suelo (que se debate desde hace 12 o 13 años entre presiones en la Legislatura). El propio director de Hidráulica dijo el lunes, tras la tragedia, que «carecemos de obras aluvionales al sur del río Mendoza».
Esta provincia que se ufana de ser hija del vino, del malbec y del turismo del vino, se está dando el lujo de tolerar el avance del cemento y de los country sobre las mejores tierras de la Primera Zona Vitivinícola, en Luján y Maipú. Sociedad que se dice conocer de montaña y que sin embargo va hacia el pedemonte anárquicamente, sin tomar las precauciones debidas y sin respeto al ambiente y a su propia vida.
Sociedad desentendida ante el avance de la desertización. Que abandonó las epopeyas ambientales, como las de Emilio Civit o de Carlos Thays, tipos con visión estratégica de Mendoza, cuando la diseñaron y crearon sus parques.
El profesor Jorge Tacchini, ex decano de Ciencias Agrarias, sostenía en 1994 que «Mendoza debe definir en una Ley de Suelos y de Ordenamiento Urbano, qué criterio seguir para preservar su escaso oasis productivo y ordenar el crecimiento urbano con criterios racionales de prevención aluvional, hacia donde la naturaleza y la ciencia moderna se lo permiten, sin afectar su futuro productivo y con las previsiones del caso».
Años después se conocieron los datos de un censo en el que se intuía la marcha a contramano: en las corrientes internas dentro del Gran Mendoza (que globalmente había crecido un 70% entre 1991 y 2001), Luján y Maipú habían crecido un 32 y un 28% respectivamente, el doble que Las Heras o el propio Guaymallén, por ejemplo. La Capital había disminuido un 8%, pese a que le creció anárquicamente la marginalidad del Oeste, mientras otros capitalinos «huían» hacia el sur cercano, en retirada del centro.
El fracaso no tiene padres
En estos días de tragedia, todos nos cruzamos facturas por lo que no se hizo o lo que se hizo mal en materia aluvional, urbanística y ambiental, aquí en el pago.
Claro, tamaña falencia no lo va a pagar nadie: el fracaso es huérfano.
Pero el DEM es un librito abandonado en alguna biblioteca. Los proyectos de la Ley de Uso del Suelo (uno que tiene media sanción en el Senado, otro que nació después en Diputados y un tercero en formación que intenta mejorarlos) siguen danzando en los cajones de la Legislatura desde hace 13 años, frenados por presiones sectoriales y disputas comunales.
Mientras, el poder político se retrae, temeroso de pisar callos. O comprometido. Cede espacio del interés público- que es el que se supone representa- a favor de intereses partidarios en las comunas o -lo que es peor- de nuevos emporios de poder.
Y no se trata sólo de facturar estas 2 muertes absurdas.
Es un llamado angustiado a la cordura política.
Tal vez es tiempo de una nueva epopeya urbanística.
Mendoza y sus aluviones
Por PEDRO C. FERNÁNDEZ
Araíz del aluvión del 4 de enero de 1970, que produjo el colapso del antiguo dique Frías -que fue reconstruido en muy breve plazo-, fui convocado por el entonces secretario de Recursos Hídricos de la Nación, el mendocino Dr. Guillermo Cano, para realizar un «Estudio integral de defensa aluvional». Formamos en ese momento una comisión con técnicos mendocinos conocedores del problema y con el aporte de un experto español en corrección de torrentes.
Mucho se ha escrito y hablado desde ese momento: informes técnicos, decenas de reuniones, formación de comisiones y subcomisiones, todas terminadas en fracaso, opiniones de todo tipo, artículos periodísticos, expresiones de apoyo de funcionarios etc., etc., muy poco de concreto.
Si en ese momento, solamente se hubiera iniciado una política de Estado seria, coherente y con fuentes legítimas de financiación, en este sentido muy diferente sería el panorama hoy ¡35 años después!
En lugar de ello, acciones aisladas, sin unión entre ellas, sin un plan director, han dado como resultado la ejecución de medidas estructurales y no estructurales, algunas de importancia, y que individualmente han mitigado sin duda problemas puntuales, pero que no están involucradas en una solución integral del problema.
Se deben unir las obras actuales y los proyectos que ya existen en un plan integrador, coherente, con sentido común y con continuidad, que comience de a poco a revertir la situación para darle al Gran Mendoza un esquema de defensa aluvional acorde con su importancia y su desarrollo, y en sintonía con lo que hoy se hace en este mismo sentido en el primer mundo.
La experiencia local en el tema de organismos como el Iadiza, la Dirección Provincial de Hidráulica, el INA, la Universidad Nacional de Cuyo y otros, dan un marco más que adecuado para encarar algo serio.
La situación actual
Tratando de simplificar el problema, hay cuatro ámbitos territoriales en relación al Gran Mendoza que se deben considerar en forma independiente por su problemática, pero integrada para sus resultados.
1. Serranías de precordillera y pedemonte superior.
2. Pedemonte inferior y zonas suburbanas.
3. Áreas urbanas.
4. Zonas de regadío.
La zona 1 es una extensa área de alrededor de 600 kilómetros cuadrados conformada por cuencas típicamente aluvionales -ríos secos para los mendocinos-, que solamente traen caudales significativos después de las tormentas importantes del verano. En la desembocadura de tres de las más importantes cuencas existen los conocidos diques de detención Maure, Frías y Papagallos, que toman sus nombres de las cuencas que regulan.
La zona 2 es el pedemonte, aguas abajo de la línea de los diques mencionados, que constituye hoy una de las zonas más críticas y afectadas por el deterioro de la vegetación, el crecimiento caótico de villas inestables y ranchos localizados en el interior de los cauces, así como basurales, criaderos peligrosos de animales (cerdos, gallineros, etc., etc.). En esta zona hay también importantes emprendimientos de barrios parque de alto valor, que se deben urbanizar acorde con las técnicas actuales de áreas urbanas en áreas aluvionales y con una política adecuada de áreas verdes y lagunas de laminación.
La zona 3, que es el área urbana, constituye uno de los problemas más serios (y sobre todo costosos ) de solucionar. El Gran Mendoza carece totalmente de desagües pluviales propiamente dichos, las acequias cumplen medianamente esa función, para lluvias pequeñas o medianas, y se colapsan totalmente en lluvias más importantes, por la simple razón que no fueron diseñadas para esa función. El desagüe urbano propiamente dicho son las calles, con los inconvenientes por todos conocidos.
Aguas debajo de la línea de diques hay canales colectores en toda la zona a cargo de la Dirección de Hidráulica que cumplen su función para eventos de mediana intensidad, descargando los desagües de los diques y/o de las zonas urbanas colindantes Estos canales descargan en el canal Cacique Guaymallén, que por ser de riego tiene sus limitaciones como colector aluvional.
La zona 4 no es parte directa en la producción de escurrimientos, pero es la víctima de las descargas de aguas arriba y se debe considerar.
Un Plan Integral de Defensa Aluvional
En el marco de los conceptos recientes que a nivel mundial existen en este tema, se debe encarar la formulación de un plan y un proyecto integral que abarquen todas las áreas del conocimiento en hidrología, hidráulica corrección de torrentes, defensa y mejora de la vegetación, urbanización y planificación urbana y uso del suelo, además de los aspectos institucionales que tiendan a la formulación de un plan sustentable en el tiempo y que indiquen fuentes genuinas y permanentes de financiación.
Por mejor que esto se haga, si no va acompañado de una decisión política de establecer en este sentido una verdadera política de Estado, seguiremos con acciones aisladas.
En forma muy general, este plan técnicamente debe incluir:
1. Completar en relación con diques de detención la construcción del proyecto «Chacras de Coria» en poder de la Dirección de Hidráulica de la Provincia y de nuevas obras estructurales que fueran necesarias (colectores y defensas)
2. Continuar con las medidas de corrección y manejo de cuencas iniciadas con buenos resultados por el Iadiza.
3. Plantear un proyecto urbanístico y paisajístico tanto del área del pedemonte como de zonas desarrolladas pero no manejadas actualmente en este sentido.
4. Iniciar un estudio y proyecto de desagües pluviales del Gran Mendoza.
7. Ampliar y mejorar el sistema existente de Alerta Hidrológica
La tormenta del 14 de febrero
Antes de analizar este evento, conviene aclarar lo siguiente: cuando en toda la zona descripta ocurren lluvias en las cuencas altas y medias, los diques de detención existentes o a construir y las medidas de corrección tiene efectos protectores positivos
Cuando las lluvias precipitan en zonas bajas, urbanas o rurales, obviamente esos diques o medidas de corrección no tienen ni pueden tener ninguna acción de protección.
De acuerdo a los registros de la red de monitoreo de estaciones telemétricas del INA, que cubre las sierras, el pedemonte y algunas áreas urbanas, la lluvia de ese día estuvo fundamentalmente centrada en la zona de Chacras de Coria, Maipú y otras localidades vecinas, de modo que las obras de protección de las cuencas altas no tuvieron intervención en forma directa.
Llovieron 85 mm en el Dique Cipolletti (74 en una hora), 51 en Chacras de Coria (Facultad de Cs. Agrarias, dato de la estación del SMN ), 31 en puesto Crucesita y 34 en el puesto el Peral. Si bien estas dos últimas son de las cuencas altas, sus escurrimientos fueron principalmente al río Mendoza. En todas las demás estaciones, no se registró lluvia.
Esa lluvia, si bien importante no es algo nunca visto, existen datos históricos de lluvia mayores (ejemplo la del 4 de enero de 1970 ) y desde el punto de vista estadístico, aún suponiendo que puedan haber habido lugares con 85 mm de lluvia en una hora (algo muy factible de acuerdo a las condiciones atmosféricas de esa tarde), la lluvia se enmarca para Mendoza, de acuerdo a la clasificación que usamos los hidrólogos, en ?la tormenta? de los 25 años, o sea con una probabilidad anual de ocurrencia del 4 por ciento. Esta es una lluvia muy importante, pero no se puede considerar excepcional.
Planificación urbana y desidia oficial
EDITORIAL
LOS ANDES ON LINE
Mendoza, Argentina
Viernes 18 de febrero 2005
Ahora es tarde. Al menos para las soluciones más racionales y económicamente viables, aunque no para encauzar -nunca se utilizará mejor esta palabra- soluciones que permitan controlar adecuadamente los problemas de los aluviones en el Gran Mendoza.
No se llame a engaño nadie: en Mendoza se sabe perfectamente bien desde hace 400 años del peligro de los aluviones. El tema está perfectamente estudiado por los especialistas desde hace muchos decenios y la capacidad y la tradición mendocinas en materia del manejo de aguas, de los aluviones y de los problemas que ocasionan, habilitan para encontrar las soluciones de la mano de profesionales y técnicos locales. Pero los gobiernos no tienen interés en ocuparse de estos problemas porque no son electoralmente atrayentes.
Tampoco la escasamente adecuada ubicación de la ciudad es tema moderno. Tras las dos fundaciones de Mendoza por los conquistadores, hubo una tercera después del terremoto que, en el siglo XIX, prácticamente destruyó la urbe. Su emplazamiento se trasladó desde lo que hoy es la Cuarta Sección hasta la estancia de San Nicolás, más exactamente alrededor de lo que hoy es la plaza Independencia con el eje principal en la calle San Nicolás, hoy San Martín. Pero antes se discutió la posibilidad de trasladar la ciudad mucho más al sur, por Luján de Cuyo, lo que no prosperó por razones económicas, es decir del valor y de la propiedad de las tierras.
Desde entonces, la planificación urbana de Mendoza, indispensable a la vista de las consecuencias del terremoto de 1861 y de los problemas del emplazamiento elegido, fue un fraude. La ciudad se diseñó con una traza y un límite: aquella debía obedecer a un trazado en damero que repitiera el esquema de plazas, multiplicando el esquema de las hoy denominadas España, San Martín, Italia y Chile, a intervalos regulares y calles amplias y grandes avenidas -como Godoy Cruz, Las Heras, Sarmiento y Colón- para posibilitar los socorros y la acción de defensa civil en caso de terremotos.
El límite estaba dado por el parque General San Martín, un proyecto que entonces fue tildado «de locos», pero que la locura de estadistas hizo posible. Todo era un conjunto perfectamente pensado y planificado para hacer de Mendoza una ciudad no sólo bella sino, fundamentalmente humana y amable para habitar, pero la desidia de los gobernantes hizo fracasar lo mejor del plan.
Se dictó una ley para regular la división de la tierra en la ciudad y se determinó que los loteos deberían prever la donación de plazas cada tantas hectáreas, pero se eludió esa obligación fraccionando los loteos. Esa ley, y su correlato la trampa, hizo de Mendoza una ciudad con escasas plazas. Hoy, cuando se pudo corregir en parte ese problema con el Parque Central, se está creando un espacio ocupado por plazas secas y tremendas obras civiles, ignorando, al menos en gran parte, la necesidad de generar un «pulmón verde» para la ciudad agobiada de cemento y asfalto.
La construcción de diques reguladores de crecidas, en los conos de deyección que desembocan en la ciudad, también se advirtieron como imprescindibles. Se hicieron algunos, como Papagayos y Frías pero después se olvidó el tema. La consecuencia es que hoy será muy costoso regular las crecientes y aluviones con diques y, lo más importante, parece que eso no importa a los políticos porque son obras que se entierran lejos de la ciudad, y que cuando funcionan bien nadie lo advierte… como debe ser.
La construcción de barrios en el oeste, se concretó con prisas, sin estudios ni planificación y según la llegada espasmódica e irregular de la financiación. El Instituto Provincial de la Vivienda actuó en numerosos casos con total irresponsabilidad al no disponer con anticipación la planificación necesaria; las municipalidades tampoco escapan a esta crítica. Por su parte, los barrios cerrados, que requieren grandes inversiones y que están destinados a personas de altos recursos, también se emplazaron en lugares inadecuados, al menos en los casos en que ocuparon tierras que deberían haber sido destinadas a la previsión de crecientes.
Ahora se sacan cuentas y se dice que es imposible, o en extremo difícil, contar con los fondos necesarios para la realización de las obras que aún podrían hacerse y que solucionarían estos problemas. Esto es cierto, pero sólo parcialmente. Primero porque la distribución de los recursos del Estado es una decisión política y nada impide que se invierta en esta dirección y, también porque lo que importa es el abandono de la previsión en planificación urbana, al menos en los últimos 50 o 60 años; recuérdese que el nacimiento del barrio San Martín puede ubicarse en el inicio de la segunda mitad del siglo pasado.
Reiteramos lo expuesto en otras ocasiones desde esta columna: gobernar para hoy o mañana, es simplemente administrar la coyuntura; quienes aspiren a pasar a la historia como estadistas deben planificar el futuro de su terruño para los próximos cincuenta años, por lo menos.
¡Ojalá que algún día se aprecie lo importante por sobre lo meramente urgente!
Ese 4 de Enero de 1970 en que Mendoza volvió a ser ciudad de ?barro?
Por FABIÁN SEVILLA
PUBLICADO DIA 4 D EENERO DE 2005
DIARIO UNO
Un día como hoy, pero de 1970, un aluvión arrastró coches, inundó negocios y sótanos de edificios. Hubo 21 muertos, heridos y pérdidas millonarias
Hace hoy 35 años ?se hicieron las aguas? en Mendoza, cuando en la tarde del 4 de enero de 1970 un violento aluvión arrasó la ciudad y los departamentos aledaños. Fueron apenas cinco minutos que dejaron varios muertos, heridos, destrucción y pérdidas millonarias; además de barro, mucho barro. Autitos flotadores Aquel domingo no hizo mucho calor: apenas 29.3 de máxima. Sin embargó llovió desde las 19 del sábado hasta las nueve de ese día. En la primeras horas de la tarde, otra vez lluvia, pero esta vez con mayor intensidad en la cerrillada suroeste de la ciudad.
Entonces, el empuje de las aguas y el arrastre rompieron el muro del dique de contención Frías, ocasionando el desborde del colector del zanjón del mismo nombre. Así, ?un furioso torrente de agua marrón descendió de los cerros, colmó la capacidad de los zanjones y desbocó todas las calles de la ciudad?, describió diario Los Andes.
Minutos antes de las 18, el desastre se había adelantado, cuando el zanjón de Los Ciruelos comenzó a desmadrarse. Siguió el zanjón Frías, que a la altura de la calle Peltier desbordó, inundando todo, incluso la Casa de Gobierno.
Para las 18.15, el agua llegaba a la Avenida San Martín, donde el primer frente comenzó a llevarse sillas y mesas de las veredas. Se calculó que el mayor pico del aluvión duró unos cinco minutos, cuando la altura de las aguas en esa arteria llegó a 90 cm de alto en algunos sectores.
Entonces, los autos estacionados comenzaron a flotar, muchos chocaban entre sí, otros contra los árboles o vidrieras y también se amontonaban al encontrarse con los que bajaban por las calles transversales. El ruido de las chapas crujiendo era insoportable. Y si bien la mayoría de los coches no tenían ocupantes, se vieron personas que trataban de salvar sus rodados y luego sus vidas y las de sus familias. Pero en el centro no se cortó la energía eléctrica y los semáforos siguieron funcionando. Juguetes bajo el agua.
La creciente duró casi una hora y cuando comenzó a ceder, la gente salió a las calles a ver de cerca las consecuencias. Como era uno de los días previos a la Noche de Reyes, al momento del turbión había muchos negocios abiertos, sobre todo jugueterías, por lo cual fueron cuantiosas las pérdidas para los comerciantes del rubro. Otros negocios, que estaban cerrados, mostraban a través de las vidrieras sus productos flotando.
Entonces aparecieron los camiones de bomberos y los encargados de los edificios se aprestaron a drenar sus sotanos inundados, para lo cual muchas bodegas prestaron bombas a nafta; luego, industrias y empresas de construcción sumarían camiones para ayudar en la limpieza. A las 23, la ciudad presentaba un aspecto desolador: luces apagadas y haces de linternas alumbrando el paso en medio del terrible barrial de las calles y veredas.
?Daba la sensación que se esperaba algún acontecimiento, como esos de las películas de guerra?, describió Los Andes. El silencio era roto apenas por el silbato de la policía y el paso de las patrullas militares, fuertemente armadas, que recorrían la zona para evitar desmanes. Uno con nombre propio
Los aluviones inundaron la historia de Mendoza. Hay crónicas del siglo XVIII que describen el impacto de las inundaciones en la entonces ?aldea de barro?. Uno de los aluviones más destructores fue el del 8 de enero de 1895.
Ese día, una tormenta de 40 minutos descargó ríos de fango en la ciudad y produjo 28 muertos y mucho daño. El 11 de febrero siguiente, otro aluvión afectó la ciudad. No alcanzó la proporción del anterior, pero hubo muertos, destrucción y se agravó la situación sanitaria de la población.
El 1º de enero de 1960, las precipitaciones caídas en el piedemonte capitalino descargaron un caudal extra en el zanjón Frías, que se tapó con el material de arrastre. El agua se ?salió de madre? e inundó la Avenida San Martín llevándose autos, muebles, andamios y cuerpos de animales ahogados.
En la esquina de esa arteria y Morón, el agua hizo estallar la vidriera de un negocio de artículos del hogar, que también fueron arrastrados. En consecuencia, aquel pasó a la historia como ?el aluvión de los electrodomésticos?.
Un verano bajo el agua Fueron 6 millones de metros cúbicos de agua los que se abalanzaron sobre la ciudad y Godoy Cruz, a los que se agregó la lluvia que caía cerca de las 18.15 del 4 de enero de 1970. La zona más afectada fue la de los barrios a la vera sur del zanjón Frías: ahí el agua se llevó 15 viviendas provisorias y arrastró a unas 30 personas.
El desastre se empecinó en el piedemonte godoicruceño: Villa del Parque y los barrios Papa, Villa Sarmiento y San Ignacio. También golpeó al Barrio Cano . Fallecieron 21 personas, la mayoría ahogados o debido a las lesiones por el arrastre. Como aquel había sido un verano notablemente lluvioso, a la par hubo crecidas en varios ríos de la provincia, con inundaciones en San Rafael y Rivadavia, mientras que la ?cola de creciente? afectó a Lavalle.
En total hubo 1.700 evacuados y los daños a las construcciones y plantíos ascendieron a $ m/n 9.300 millones.
Lucha anti granizo
Por HÉCTOR FERNANDO DEHEZA
DNI 6883483
Inst. Ins. Arg. Capac. Rama Eléctrica
He escuchado sobre la precipitación de granizo del ?93 en San Rafael y el ?90 y 2004 en General Alvear, que los sistemas antigranizo aéreos no pudieron hacer nada para atenuarlo. Pero nunca se dijo el por qué y sin dudas, hablar de estos es poner en duda todo el aparato creado por intereses varios en procura de satisfacer a los pobres agricultores.
Las teorías convencionales en meteorología son insuficientes; hoy en los centros científicos las tormentas de verano se estudian como plasmas y la formación del granizo se da así: la gran actividad del sol en verano multiplica la acción fotoeléctrica y partículas de alta energía sobre las moléculas de vapor de agua que forman los cúmulos; estas moléculas son polares, negativas del lado del oxígeno y positivas del frente hidrógeno, lo que les permite por los enlaces del hidrógeno, formar líquidos y congelar el agua a 0°; hay gases más pesados que el agua.
La alta actividad solar emite inmensurables fotones y partículas sobre las nubes con energía tal que al hacer impactos en sus moléculas desaparecen en parte como tales, transmitiendo a los átomos energía adicional, y desprendiéndose electrones en magnitud proporcional a la actividad y tiempo de exposición, hasta convertir las nubes de vapor en agua, que congelan a 0 grados, en un plasma ionizado que pasa a congelar a los 40 grados bajo cero.
Estos cúmulos nimbus, de enorme actividad eléctrica a causa de su transformación, se desplazan por sus corredores a alturas superiores a los 10.000 m, donde las temperaturas redondean los -20 ° y pese a que no pueden congelar, almacenan descomunales potenciales eléctricos y frigoríficos; no obstante les será imposible congelar y formar líquidos a 0°, hasta que las moléculas que forman las nubes de tormentas sean nuevamente polares, es decir que recuperen su condición de vapor de agua.
Para lo que hace falta que el cúmulo recupere los electrones perdidos por causa de la actividad solar y es el rayo especialmente el medio por que en forma enérgica e instantánea regresa la nube a condiciones en las que puede congelar a 0°; el fenómeno ocurre en momentos en que las nubes están a alturas y temperaturas de unos -20°, en que por efecto electro frigorífico, congelan en forma inmediata, es decir, no hay granizada sin rayos y la producción de granizo es instantánea.
Analizando los modernos conceptos con que la astrofísica evalúa la formación del granizo, los métodos químicos que se utilizan son poco confiables; primero por la altura y potencial eléctrico de los cúmulos nimbus, donde raramente pueden llegar los aviones, y segundo por los métodos químicos: aparte de contaminar el aire que está prohibido por ley, son métodos viejos que procuran formar lluvia, pero la raíz del problema es otro.
La física posee muchas posibilidades de combatir el granizo, haciendo que las tormentas precipiten antes de ingresar a los cultivos. En EEUU se lanzan arpones con sondas metálicas para producir el rayo y el granizo de las grandes tormentas; la aplicación del láser, desde tierra y aviones; el uso de trepaires y globos con sondas metálicas; desparramar fibras ópticas por sobre las nubes; unir con bombas de morteros la nube y tierra mediante canales iónicos, y mil recursos más.
No obstante veo con agrado que el Gobernador tiene claro cómo son las cosas, y las hace dentro de sus posibilidades medianamente bien, ayudando a implementar las mallas antigranizo.
Árboles caídos
Por Ing. GUILLERMO PADÍN
LE 4.060.498
El Consejo Provincial de Defensa del Arbolado Público, consciente de la grave crisis por la que atraviesa el arbolado público, que es parte de las crisis económica y de valores en la que está sumergida toda la sociedad mendocina, desea compartir algunas reflexiones con la población.
En estos días ha ocurrido un trágico accidente: el fallecimiento de una persona por causa de la caída de una rama en la vía pública. Nada que se diga puede disminuir el dolor de lo sucedido ni justificarse lo que debería haberse evitado. Sin embargo conviene analizar el hecho con el ánimo e «ilusión» de que no vuelva a acontecer o al menos disminuir el peligro de que ello se repita.
Quizás convenga repasar, en forma serena y racional, los factores que intervienen y sus posibles soluciones.
Según versiones periodísticas la última desgracia similar fue en la década del ´80, es decir hace 20 años, e involuntariamente nos lleva a desear que otros factores de muerte, como el tránsito automotor, disminuyera a estas proporciones. A nuestro juicio, en consideración a las variables ecológicas en que vivimos (factores climáticos), son más útiles los árboles en la conservación de la vida mendocina, que los vehículos propulsados por combustión interna. Asimismo serían menores las inversiones para evitar los factores de riesgo en los forestales que en la circulación vehicular. Por una parte los municipios deberían destinar las partidas que están previstas en las tasas para reforestar; desramar; podar; desarraigar, en cada caso y curar a todos los ejemplares de su éjido al menos una vez al año.
Existen otras tareas para hacer sin afectar a los contribuyentes: aumentar el caudal de riego; cuando se construyen acequias dejar el fondo de tierra; ubicar ventanas laterales; dejar las cunetas a cielo abierto; plantar forestales convenientemente formados, con un fuste adecuado, a profundidad suficiente y edad apropiada; mantener las acequias limpias; etc.
Quizás advierta el lector que su responsabilidad comunitaria, en la mayor parte de esta lista, es compartida con el municipio. El secreto para mantener una ciudad pulcra no es limpiar mucho sino ensuciar poco. Abstenerse de arrojar a la acequia envases, basura en general y el barrido de la vereda; dejar que las autoridades municipales elijan, planten y poden al forestal, no pagando a cualquiera que le ofrezca hacer el trabajo.
Medite la sentencia del profeta Isaías: «Porque según los días de los árboles serán los días de mi pueblo».
Reunión para salvar al arbolado público de plagas
Por LEANDRO STURNIOLO
lsturniolo@losandes.com.ar
LOS ANDES ON LINE
Según estudios del Cricyt, el 70% del arbolado público de la provincia sufre alguna plaga. Con la finalidad de aunar esfuerzos entre los municipios y el gobierno provincial, para combatir esta problemática, se reunieron ayer los responsables en la materia de los departamentos de la zona metropolitana y el subsecretario de Medio Ambiente, Gustavo Morgani.
En la segunda reunión en que se trató el tema -la primera fue hace 15 días- cada comuna le detalló al subsecretario la situación en que se encuentra su arbolado y las necesidades que tiene para realizar el mantenimiento de las mas de 900 mil especies con las que cuentan los departamentos.
Los representantes comunales en su mayoría solicitaron ayuda económica del Estado para poder encarar un tema que se instaló en la comunidad mendocina luego de que varios árboles cayeran en los últimos meses.
Algunos de estos accidentes tuvieron consecuencias fatales para los transeúntes y otros afortunadamente sólo dañaron autos.
Los pedidos
Los elementos más solicitados por los representantes municipales, fueron: productos agroquímicos y maquinarias para la desinfección, así como hidros, que son elementos que permiten trabajar en árboles de alturas mayores a 20 metros.
Como respuesta a la petición, Morgani aseguró que la provincia colaborará con más inspectores y mayor capacitación para personal comunal y de empresas de servicios, así como maquinarias, agroquímicos y se estudiará la posibilidad de colaborar también con recursos económicos.
Lo que se pretende lograr desde el Ministerio de Obras Públicas es diseñar una política integral de defensa del arbolado, que, esperan se extienda a toda la provincia.
?Hoy por hoy, vamos a hacer en el cortísimo plazo tareas de desinfección para atacar las plagas, porque no sirve de nada que cada municipio lo haga en forma individual. También vamos a abordar la época de poda?, indicó Morgani, al salir de la reunión, y continuó: ?Para esto los municipios nos están trayendo las carpetas con los resúmenes de todas las necesidades al respecto y lo que tienen pensado para este año; aquello que les gustaría hacer y que no pueden alcanzar, y en lo que va a tener que ayudarles la Provincia?.
Además del subsecretario de Medio Ambiente, el encuentro contó con la presencia del director de Recursos Naturales Renovables, Leopoldo León; la jefa del Área de Forestación de esa repartición, Laura Cinta y representantes del Consejo del Arbolado Público, el Iscamen y el Programa Provincial de Educación Ambiental.
La Dirección de Recursos Renovables tendrá un papel más activo aún, ya que aportará movilidad, maquinarias e incrementará su plantel de inspectores, ?para asegurar el éxito del emprendimiento?, según afirmó Morgani.