26.1.2009

Un libro que da en el clavo

cocoscocoscocoscocosEl libro al que me referiré a lo largo de estas líneas fue editado en setiembre de 2005, pero llegó a mis manos a mediados del año pasado en ocasión de una visita que hice al estudio barcelonés de ese gran colega y amigo que es Juli Capella, quien firma el trabajo junto con Ramón Úbeda.

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cocoscocosCocos es el título de este hermoso volumen y, según se explica en una nota de los autores, el promotor de ese nombre es el creativo Damián Sanz, impulsor de unas jornadas sobre copias en el diseño gráfico, ilustración y publicidad que se realizaron en Lleida a finales de los años 80 con el rótulo de «1ª Mostra COCO». Por otra parte, en el subtítulo la cosa toma cuerpo, ya que dice: copias y coincidencias en defensa de la innovación en el diseño.
El tema que abordan Juli Capella y Ramón Úbeda -responsable del diseño gráfico- ha sido, y es, materia de múltiples encuentros, mesas redondas, teleconferencias, debates y publicaciones (una acaba de aparecer hoy, domingo 25 de enero, en el suplemento ADNcultura del diario La Nación), y a eso obedece el encabezado de este texto, porque creo que en el enfoque y en las palabras de los 18 invitados a expresarse en sus páginas, es donde el libro da en el clavo.

cocosRecurrente pero válido
Con Jorge Ciaglia y la gente de su empresa argentina, Colección, se han llevado a cabo reuniones y seminarios destinados a señalar y poner en la picota esto que hoy ADNcultura titula en su portada como «Esa costumbre de falsificar». Tuve oportunidad de participar en algunas de esas jornadas y de escribir en torno de este complejo problema del mundo actual, y es por esa razón que formulo aquí el elogio de COCOS y recomiendo su lectura y divulgación.
El propio Capella advierte en el primer párrafo de su libro que «Afrontar un tema tan delicado y espinoso como la copia es peligroso. Mucha gente nos recomendó ‘non meneallo’. Pero pensamos que ya iba siendo hora de tratar este asunto tan cotidiano y flagrante con delicadeza y con rigor, pero también con valentía.»cocoscocoscocoscocos
Luego, el coautor de la obra se plantea una serie de interrogantes que son recurrentes apenas se aborda esta temática: ¿Dónde empieza la imitación?, ¿hasta dónde llega una inspiración?, ¿qué se considera falsificación?, ¿cuándo se comete plagio?, ¿hasta dónde es lícito un homenaje?
En un momento de su razonamiento, Juli Capella se plantea que si bien es plausible que resulte difícil discernir entre dos acuarelas de artistas coetáneos, lo que no admite discusión es que una pluma Montblanc, o es genuina, o está copiada.
No obstante, el mismo JC reconoce que una inspiración puede ser hasta loable. «Copiar a un maestro -destaca- para entender su técnica resulta, incluso, una experiencia recomendable. Añadirle su firma intentar venderlo, es un robo».
Es preciso reconocer que la informática contribuyó -y contribuye- a facilitar los mecanismos de copia y plagio, lo que se vio multiplicado de manera geométrica en el caso de las tipografías, que antaño eran el resultado de laboriosas tareas de creación y perfeccionamiento, y hoy se limitan a una operación de «corte y pegue».

Mucho para una reseña
Hemos sido, muchos de nosotros, demasiado indulgentes para tolerar algunas indecencias que a veces, incluso, hemos comprado. Y al respecto es muy categórico Philippe Starck: «Cuando voy a una tienda de mobiliario y veo una copia, no puedo evitar dirigirme al director y decirle que se está matando a sí mismo, que cuando haya vendido las copias, y las productoras que crean no tengan dinero, no tendrá nada que vender. La aceptación de la copia es un negocio a corto plazo que mata la creación a medio y a largo plazo». Este razonamiento es contundente y cierto, sobre todo cuando se recuerda que esa que Starck llama «la productora» es la firma que ha invertido dinero en la investigación, la fabricación de matrices y herramientas y la producción de prototipos para su análisis y estudio antes de lanzar una pieza al mercado.
En las retiraciones de tapa y contratapa, esta edición muestra en imágenes el núcleo del tema. Se ve la aceitera-vinagrera diseñada por Rafael Marquina y una cantidad de «hijos», de los que tiene más de 50 en todo el mundo. Porque Marquina nunca registró su creación, fechada en 1961.
Otra antología similar es la que rinde homenaje a ese genio del diseño de libros que fue Daniel Gil, un hombre que me hizo comprar libros de Alianza Editorial sin saber cuál sería su contenido, imantado por la calidad visual de sus cubiertas. La página 255 -la última- ilustra acerca de los herederos de Daniel Gil.
Pero no puedo terminar esta reseña, que es necesariamente incompleta para aludir a una obra tan pletórica de material para la reflexión y la controversia, sin aludir a lo que se publica en la página 63, que es simplemente patético. La ducha diseñada y fabricada por la firma alemana Hansgrohe, copiada de tal manera en China que la marca Grohe sólo tiene una letra cambiada (Grohi) mientras ni se tomaron el trabajo de crear otro envase u otro logotipo, todo es exactamente igual. Diría mejor, descaradamente igual.
Sí, tiene razón Phillipe Starck cuando sentencia que la aceptación de la copia es un negocio a corto plazo que mata la creación a mediano y largo plazo.
Esto, con todos los matices que impone la ambigüedad de un asunto que es tan amplio en el campo del arte, el diseño y la industria, queda palmariamente demostrado en este fascinante volumen que, con el nombre de COCOS se imprimió en Barcelona con el sello de Electa.

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