6.2.2009

El diseño sacará provecho de la crisis

Mi última nota aludía, al comentar el libro titulado COCOS, de Capelli y Úbeda, a temas de diseño industrial, y retorno ahora a ese campo temático motivado por algunas reflexiones aparecidas el sábado 24 de enero en Babelia con la firma eminente de Anatxu Zabalbeascoa.

Déjenme reiterar algo que dije varias veces en otros medios: creo que Babelia es, de lejos, el mejor suplemento de cultura que se edita en lengua castellana. Y la colega vasca que identificaré con las iniciales AZ suele aportar artículos que, como en el caso al que me voy a referir, son genuinos disparadores.
Aunque debiera estar muy claro que el buen diseño no se somete a las frivolidades pasajeras ni a los dictados de la moda, se supone que la crisis que afecta a la economía mundial, contribuirá a poner en su lugar a los productos bien diseñados mientras quedarán postergados los que apelaban al maquillaje o a la mera ostentación.

milaa.jpgDestaca al comienzo AZ -y no es para menos- que Miguel Milá (Barcelona, 1931) recibió este año el Compasso d’Oro en Torino, un premio que nunca antes había recibido un diseñador español. Y vale la mención además porque Milá encarna el tipo de creador que hay que exaltar por la coherencia demostrada en más de medio siglo de trabajo ininterrumpido.
Siempre sostuvo Milá que su pretensión era mantenerse al margen de la moda y aspiraba, a la vez, a que sus diseños no pasaran de moda. Lo que, con creatividad y calidad, ha logrado a punto tal que empresas como Santa & Cole exhiben creaciones de Miguel Milá en su catálogo y que, como afirma AZ, «siguen estando a la última». Porque eso es el buen diseño, lo que le permitió superar, en más de 50 años de su despacho, momentos de crisis no sólo económicas sino incluso ideológicas y estéticas.

Eterno dilema
El artículo de Babelia cita varias veces a Juli Capella (a quien puse en primer plano en mi nota anterior), porque por su experiencia y su dominio de este campo tiene una visión abarcadora y sapiente: «Hay que creer en el diseño para no recortar ahora su partida presupuestaria. Se necesita haber comprobado cómo funciona, no como valor agregado sino como valor intrínseco».
Otro experto en la materia, el alemán Rolf Fehlbaum, traza una sutil reflexión a propósito de las ventajas y los riesgos que genera una situación como la crisis que recién asoma: «Una crisis -afirma- reduce la voluntad de arriesgar y probablemente la de experimentar. Por un tiempo eres más crítico con lo que haces. Eso no es malo, pero la innovación y la creatividad quedarían muy dañadas si durante mucho tiempo uno se prohibiera soñar». La última parte de este pensamiento merece ser subrayado.
Sin embargo, él mismo responde a aquella afirmación pesimista y formula una sentencia que me parece un planteo equilibrado ante este dilema creatividad-pragmatismo: «Los tiempos difíciles son buenos para el diseño. Ofrecen la oportunidad de crear una cultura material para una nueva era económica y social».
Es muy posible, diría que es seguro, que diseñadores como Alberto Alessi o Phillipe Starck sepan enfrentar este nuevo desafío con igual inventiva y sentido plástico que los que pusieron de relieve en épocas de bonanza y ostentación.
Y hay incluso conclusiones que debieran ser examinadas en el flanco comercial del territorio que estamos transitando. En ese sentido, Fehlbaum, con la sapiencia que le otorga manejar una empresa como Vitra, recomienda la diversidad de productos como otra clave del éxito comercial. Es innegable que producir para el hogar y la oficina, incluso -agrego- para el equipamiento urbano, permite llegar a más lugares, y esa pluralidad contribuirá a mantener el nivel de ventas aún cuando éstas bajen en alguno o todos los rubros del abanico.
Y para eso habrá que reducir el capricho formal pero manteniendo en alto la mejor calidad. Alguien dijo que, cuando no hay publicidad, el diseño decide la primera compra, pero la calidad asegura la segunda. Calidad, pues, es lo que hay que añadir a la fórmula de Juli Capella: «Ahora es táctico introducir buenos diseños que ofrezcan novedad, sencillez, funcionalidad y belleza a coste bajo». Y esto lo consigue el buen diseño.
Es por eso que sostengo la afirmación del encabezado, estoy seguro de que el diseño sacará provecho de la crisis. Y los usuarios también.

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