Casa S+J

Luciano Kruk
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Casa S+J se encuentra ubicada en el barrio marítimo de Costa Esmeralda, emprendimiento privado a trece kilómetros al norte de la ciudad de Pinamar y a cuatro horas de la Ciudad de Buenos Aires.

De relieve prácticamente plano, el lote presenta una suave pendiente que se eleva hacia el fondo. El estudio propuso preservar la densa arboleda de pinos ya presentes, retirando solo los necesarios para poder implantar la casa.

El cliente, constituido por dos familias, solicitó el proyecto de una casa que pudiese ser vivida por ambas a la vez con miras a ser ocasionalmente rentada.

El pedido consistió en una casa de descanso enteramente construida en hormigón visto, de espacios despojados, que requiriese escaso mantenimiento. El programa debía contemplar dos dormitorios en suite con lugar de guardado propio y dos dormitorios mínimos –tipo camarote- con baño compartido. Se pretendía que el área social fuese el espacio protagónico de la casa, para el cual se solicitó una expansión exterior. El cliente requirió un espacio cerrado para el guardado de vehículos de playa y otro semicubierto para los coches. Se resaltó la necesidad de contar con una relación fluida de los ambientes interiores con el espacio exterior, relación que permitiese vivir estrechamente el bosque.

Con el objeto de conservar la plantación nativa, la casa se dispuso longitudinal al lote, retirándose del frente y de los laterales más allá de las disposiciones mínimas exigidas por código, quedando de esta manera rodeada de pinos en todo su perímetro.

La casa sigue un trazado regulador, dispuesta sobre una grilla ortogonal que la ordena estructural y espacialmente.

Esta se organiza en dos plataformas dispuestas a diferencia de medio nivel, conectadas por medio de escaleras rampantes de suave pendiente y un vacío en el que el bosque de pinos se hace parte de la casa.

La plataforma posterior -elevada a medio nivel del acceso y apoyada sobre el  terreno natural- alberga el área social, la cual se abre a una terraza con visuales hacia una cancha de golf situada detrás del terreno.

Al frente, a medio nivel por sobre el de la planta social, se alza la plataforma de los dormitorios, apoyada sobre un prisma que aloja áreas de servicio y guardado.

Este apoyo es retranqueado y reducido al mínimo, buscando centrar la descarga de fuerzas en el menor espacio posible, en un intento por generar potencia visual de vuelo de la caja superior y poder aprovechar el espacio semicubierto generado sobre el terreno natural para el guardado de los coches, espacio requerido por los clientes.

Las pasarelas acristaladas conectan ambas plataformas atravesando el espacio vacío a través de una promenade rodeada de verde e iluminada por la luz que se filtra por la cubierta para después ser tamizada por las ramas de los árboles. La energía vital del bosque es introducida en el interior de la casa.

Tanto la envolvente exterior como los tabiques divisorios interiores están construidos en hormigón visto mientras que los pisos son de cemento alisado. Se eligió para las carpinterías aluminio anodizado color bronce oscuro para enfatizar los vanos de las aberturas sin competir con el material pétreo.

En un esquema de arquitectura elemental sintetizado por dos plataformas unidas por puentes comunicantes y patios verdes, una cinta continua de hormigón envuelve toda la casa, constituyendo así un único volumen compuesto por llenos y vacíos, resguardando la espacialidad interior de las visuales externas, preservando su intimidad sin por ello desvincularla de su entorno natural.

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