NÉCTAR

agustinaroca
Instalación landart, site-specific en bodega Monteviejo, Valle de Tunuyán, Mendoza, Argentina. La obra realizada por 3 artistas (del Festival de Arte Chatarra 2015, Córdoba) se presenta en el marco de “Plus+Arte”, espacio de exposición e intercambio artístico, dentro del evento musical que se realiza en la bodega mendocina cada año, el “Winerock tour”. Esta intervención site-specific hace referencia a la presencia del hombre en relación a la naturaleza, desde lo vital y sensible hasta la apropiación del espacio. Los viñedos resultan un lugar singular como asentamiento, la producción de vino desencadena un proceso riguroso que se manifiesta en fases donde la materia pasa por diferentes estados, pero que aún así muestran continuidad, como una línea… Para ello, resulta inevitable la conexión con el entorno, el suelo, el clima y el sol. Asimismo, la obra evoca al vino como elemento simbólico de unión utilizado desde la antigüedad y a través de la historia, partícipe de rituales, reuniones sociales, celebraciones y hechos. Dioniso, o Baco para los romanos, es el Dios de la vegetación y las flores y, sobre todo, del vino. Infunde a sus seguidores (silenos, sátiros, ménades, ninfas) una locura que les proporciona una fuerza extraordinaria. Dioniso es el dios de la fiesta y la locura, de la exaltación y el desorden. Según su culto muere todos los inviernos y nace en primavera.
2010

 

«…Cuando nació Afrodita, celebraron un banquete los dioses y entre ellos estaba Poro, el hijo de Metis. Después que comieron llegó Penía a mendigar, como era propio al celebrarse un festín, y estaba a la puerta.

Poro, embriagado de néctar -aún no había vino-, entrando en el Jardín de Zeus, bajo el peso de la embriaguez, se durmió.

Penía, tramando, por su falta de recursos, hacerse un hijo de Poro, se acostó junto a él y concibió a Eros (el amor). Y por ello el Amor es el acompañante y servidor de Afrodita, por haber sido engendrado en la fiesta de su nacimiento, y por naturaleza es el Amor enamorado de la Belleza, siendo Afrodita bella.”

[fragmento del relato de Diótima a Sócrates]  el Banquete, Platón

 

Esta intervención site-specific hace referencia a la presencia del hombre en relación a la naturaleza, desde lo vital y sensible hasta la apropiación del espacio.

Los viñedos resultan un lugar singular como asentamiento, la producción de  vino desencadena un proceso riguroso que se manifiesta en fases donde la materia pasa por diferentes estados, pero que aún así muestran continuidad, como una línea…  Para ello, resulta inevitable la conexión con el entorno, el suelo, el clima y el sol.

Asimismo, la obra evoca al vino como elemento simbólico de unión utilizado desde la antigüedad y a través de la historia, partícipe de  rituales, reuniones sociales,  celebraciones y hechos.

Dioniso, o Baco para los romanos, es el Dios de la vegetación y las flores y, sobre todo, del vino.  Se cree que conoció la cultura del vino y la manera de extraer su jugo, aunque, la celosa Hera intervendría para volverlo loco y obligarlo a vagar por el mundo.  Más tarde, la diosa Rea lo habría curado de sus excesos y le enseño los ritos religiosos. A partir de ese momento comenzó su peregrinar enseñándole a la gente a cultivar el vino.

Dioniso infunde a sus seguidores (silenos, sátiros, ménades, ninfas) una locura que les proporciona una fuerza extraordinaria, es el dios de la fiesta y la locura, de la exaltación y el desorden. Los rituales resultaron muy cuestionados por el comportamiento de los hombres y mujeres, sin embargo fue el que trajo el vino a Grecia, esa bebida  que produce el dulce placer del sueño y el olvido de los males.

Según su culto muere todos los inviernos y nace en primavera.

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