Pezo Von Ellrichshausen, Pabellón de eco, Palazzo Litta, Milán, 2019

El edificio está retrocedido y expandido, visible e invisible, sólido y etéreo. Es un objeto engañoso, una figura que resuena con las dimensiones y proporciones del palacio barroco existente. Este objeto es una caja abierta mágica (quizás la de Pandora) que repite el cuadrado (relación 1:1) del patio, con una silueta que define dos niveles: siguiendo el eje existente, el inferior es una habitación central compacta (5 m). en plano) con cuatro accesos y el más alto es una pirámide invertida extendida simétricamente en cada dirección cardinal (10 m en el plano). La inclinación del estrato superior (relación 1:2) se dirige hacia el perímetro del patio.

Dado que el material del pabellón es de acero inoxidable pulido, tanto el plano vertical como el plano inclinado se convierten en un espejo del pavimento de piedra, las columnatas y el corredor. En su radical simplicidad, el pabellón se convierte en una presencia inmaterial que, casi como en un fugaz espejismo, captura la belleza discreta del palazzo de trescientos setenta años en sus superficies planas. Si los visitantes a nivel del suelo se encuentran con una versión sin precedentes del monumento, al mirar hacia arriba se ven reflejados en un impresionante techo inclinado. Al entrar en la sala central, en un marco de rejilla de acero macizo, el peso de la arquitectura histórica se desvanece con una vista ininterrumpida al cielo siempre cambiante.

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