La transformación de una fábrica en ruinas en una casa vanguardista

Esta vieja fábrica tenía buenos “huesos”. Utilizada como un lugar de almacenaje de barriles hasta el año 2004 se encontraba en un estado ruinoso, aunque el estilo industrial y la pureza de sus líneas resultaban muy prometedores. El reto era convertir este edificio en una casa familiar con oficina.

La fachada entonces
Esta vista de la fachada evidencia detalles que valía la pena conservar en el proceso de restauración. Las ventanas en dos presentaciones distintas llamaban inmediatamente la atención. Lo mismo que la puerta azul tipo granero. En cambio las estructura adicionales en el techo aparecían desconectadas del resto y sin mucho sentido en el conjunto.

La fachada ahora
Conservando el color blanco original, los estragos ocasionados por el paso del tiempo fueron subsanados. Se mantuvieron todas las ventanas originales, y se agregaron otras iguales en el piso superior. ¿Se acuerdan de la puerta azul? Fue otro elemento que logró pasar a la siguiente etapa. No corrieron la misma suerte los recintos construidos en la azotea del edificio.

El interior antes
El interior conservaba el aire fabril con sus espacios abiertos, techos altos, revestimiento en ladrillo visto y vigas negras de acero. En el proceso de restauración pasaron de cuatro a dos plantas así como se deshicieron de las paredes y divisiones originales, en busca de una mayor exposición de luz natural y una ventilación más eficiente. La planta liberada busca generar además una sensación de amplitud visual integrando los ambientes.

El interior después
La visión de los arquitectos tuvo como resultados espacios luminosos y aireados, que aún presentaban esa impronta industrial tan canchera y atractiva. En el mejor estilo tipo loft, los nuevos espacios evidencias una cierta aspereza en el uso de materiales que se equilibra con un mobiliario esmerado. El contraste entre las paredes blancas y el acero negro de las vigas y las ventanas rompe la monotonía. El living-comedor-cocina todo en uno se encuentra en la planta baja con acceso directo al jardín. La oficina se situó en el primer piso, buscando privacidad.

Las escaleras
Una de las mejores adiciones que se hicieron en este proyecto fueron las escaleras. Una combinación de madera, hormigón y acero unifica los distintos niveles en una casa en la que la altura considerable que existe entre un nivel y otro demandaba una solución que estuviera “a la altura” del cuidadoso diseño que los arquitectos volcaron en todos y cada uno de los ambientes. Como buen espacio de transición, hace uso de todos los materiales de construcción que ya pudimos apreciar en los distintos niveles de la casa.

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