Horror Vacui

La estrategia básica es tan antigua como la voluntad misma de conformar un espacio habitable. Primero, se define una plataforma apoyada sobre el paisaje. Arriba de esta, una grilla regular de columnas se ubica para sustentar el techo que resguardará del clima. Queda así sugerido un espacio que fuga hacia el exterior. En su centro, un núcleo de planta cuadrada resuelve las necesidades básicas de cualquier vivienda. Concentrar los servicios permite liberar el resto de la plataforma: el vacío restante se rellena con un mar de cuerdas, definiendo una masa maleable que es a la vez filtro denso y materia susceptible al ingreso de cualquier visitante. La acción de desplazarla corresponde a la voluntad de conformar espacios. Con tan solo atar las cuerdas a una columna su ausencia irá delimitando los locales deseados. El interior será infinitamente reconfigurable.

La piedra marca el ingreso. Al cruzar el perímetro, aquellos que se aventuren al interior del refugio estarán dejando atrás nacionalidad, religión, clase e ideología. Se sumergirán de manera progresiva en un espacio homogéneo sin jerarquías ni referencias, un lugar de pura experiencia, una plataforma que provee, expectante, la ocasión para el encuentro fortuito. Allí dentro, las personas avanzarán cautelosamente hacia aquella meta que nos es común: encontrar un lugar que nos provea cobijo.