26.11.2010

Crónica de los Diálogos del Paisaje entre Oriol Nel-lo y José María Ezquiaga, por Stepien & Barno

La visión sobre los “Diálogos de Paisaje” que se produjeron entre Oriol Nel-lo y José María Ezquiaga, el jueves 18 de Noviembre, en la Facultad de Letras de la UPV/EHU (Vitoria). La jornada era parte del Ciclo de “El paisaje ante el Cambio Global” y tuvo una intensidad fuera de lo común.

Por lo tanto, aun a riesgo de extendernos más de lo que nos gustaría para ser un artículo de Stepienybarno, intentaremos sacar las ideas más importantes que se pusieron encima de la mesa durante la jornada. Esperemos que os guste la crónica. Ni cortos ni perezosos, nos fuimos para, la cada vez más verde y bella, Vitoria, en una fría tarde otoñal. Nos atraía, enormemente, el hecho de que la charla fuera en abierto y “para todos los públicos” con la idea de “mejorar el conocimiento y la sensibilización pública en materia de paisaje” tanto para la gente metida en este mundillo, como a personas ajenas, en un principio, a él. Por lo tanto, no nos queda otra que felicitar a Rebeca Dios y Luis Andrés Orive (organización del evento) por tan estupenda iniciativa. Para ello, se dieron cita en un “formato informal”, bajo el atractivo titulo de “LOS RETOS DE LA INCLUSIÓN DE LAS VARIABLES DEL PAISAJE EN LA ORDENACIÓN TERRITORIAL Y EL PLANEAMIENTO”, dos pesos pesados del tema: Oriol Nel-lo y José María Ezquiaga. Rápidamente, los dos ponentes entraron al meollo de la cuestión, bajo la coordinación de Iñaki Atxukarro, Viceconsejero de Ordenación del Territorio y Aguas del Gobierno Vasco. El primer turno fue para ORIOL NEL-LO, Doctor en Geografía y Secretario de Planificación Territorial del Departamento de Política Territorial y Obras Públicas de la Generalitat de Catalunya, que realizó una brillante exposición sobre lo que él entendía por paisaje, y cómo estas ideas las llevaba a cabo en su quehacer diario.

Comenzó reflexionando sobre la sensación psicológica “de desazón que a todos nos invade, ante los, cada vez más rápidos, cambios que nos rodean y que, en muchos casos, tenemos el convencimiento de que no son para mejor”. Hasta hace pocos años la sociedad estaba acostumbrada a que el paisaje era, prácticamente, permanente, cosa que hoy ya no ocurre, pues “un lugar son muchos paisajes”. Por lo tanto, cuando buscamos nuestro “refugio” ya no lo encontramos y, de repente, el ser humano tiene “una fuerte dificultad de identificación con el lugar”. Este interesante planteamiento (se agradece, sobremanera, que el tema de la identidad aparezca claramente en el discurso) se vio encadenado con la idea de que el paisaje, cada vez más a menudo, “resulta desprovisto de valores”, con lo cual su identidad cultural, queda, bastante maltrecha. Por esta razón, cada vez más a menudo, un paisaje se parece más a otros paisajes, haciéndose, de alguna forma, intercambiables. Como consecuencia lógica, la tendencia natural es no hacer nada ante este panorama, pero Oriol, considera que, aunque es comprensible este planteamiento, en el fondo, “es una actitud demasiado defensiva. Esto es una quimera, porque si el paisaje es el resultado de la relación entre la sociedad y el entorno, en toda sociedad que cambie cambiará el paisaje”. Por ello, se debe apostar “por orientar el cambio, no por impedirlo, favoreciendo la musealización del paisaje. No se trata de conservar, sino de de gestionar”. A partir de estas ideas, Nel-lo intenta ser consecuente llevando a la práctica la teoría. Para ello, propone realizar un catálogo del paisaje, basado en cuidadosos diagnósticos, en los que “se identifiquen las cualidades y valores iniciales del mismo, pugnando porque no se haga un menoscabo de los valores del paisaje, sino un ensalzamiento.”

– ¿Pero una vez detectados estos valores intrínsecos del paisaje… ¿Cuáles son los valores potenciales que a su vez posee?
Esta pregunta que fue lanzada al aire, tiene su respuesta en las políticas de paisaje que, unidas a planes territoriales, controlan la transformación del territorio “mediante directrices concretas y objetivables”. Llegado este punto, nos pareció pertinente, la apreciación de directriz en vez de norma, pues según Oriol, excesivas normas no son fácilmente cumplibles en materia de paisaje, por lo tanto, es conveniente apostar “por acuerdos entre la administración, agentes públicos y privados”. Se trata de tener más métodos y menos normas, ya que la “batalla del paisaje no se gana con las normativas” y de ahí surgen iniciativas como “La carta del paisaje”.

Oriol Nel-lo, Iñaki Atxukarro y José María Ezquiaga.

– ¿Quién es el que proporciona estos “medios contingentes para dotar de los instrumentos necesarios de actuación”?
Por un lado, el geógrafo catalán, nos habló del Observatorio del paisaje, como organismo especialista en la identificación de esos valores antes reseñados. Y por otro lado, “tenemos la Dirección general de arquitectura y paisaje, que se encarga de vehicular los informes sobre estudios de paisaje e integración paisajístico”. A estos organismos, que “actúan con carácter ejemplificador” se les ha provisto de una fuerte capacidad de financiación a través de un fondo especifico para la protección del paisaje. También, Oriol nos explicó que todo este planteamiento quedaría cojo, si no hubiera un plan de sensibilización de este tipo de actuaciones, ya que “haciendo política del paisaje, hacemos política que tiene que ver con la democracia y la equidad”. A su vez, nos contaba que habían surgido una serie de guías en las que se reflejaban estas buenas prácticas, se realizaban informes de calidad y en las cuales se había preparado material específico para difundir estas acciones en el ámbito de las escuelas.

José María Ezquiaga

Así que, casi sin tiempo para respirar, comenzó la intervención de José María Ezquiaga, profesor Titular de Urbanismo de la E.T.S de Arquitectura de la Universidad Politécnica de Madrid, que dio una visión más urbanística de la jugada. Se llevó el paisaje a su terreno y desde ahí, con bastante contundencia y claridad, insistió en que éste “no era una variable más de los condicionantes que influyen en la elaboración de un plan”, sino que el paisaje es una idea que tiene que estar presente en cada una de las decisiones que se tomaban, es decir, que “es una parte indisoluble de la idea misma de territorio y ciudad”. Argumentó que en sus planteamientos la sostenibilidad estaba siempre presente desde tres escalas básicas: el territorio, la ciudad y el barrio. Para ello, apostaba por “la rehabilitación y el reciclaje urbano a partir de la correcta valoración de lo existente”. De esta forma, comentaba que es conveniente repensar la ciudad desde su movilidad, su cohesión, sus aspectos ambientales y, sobretodo, su gente. A su vez, comentó que el urbanismo tiene que estar basado en una secuencia de escalas, una especie de “multiescalaridad en la que hay que remangarse y descender a lo micro, para desde ahí pasar a una visión global, y viceversa”. Por ello, nos recalcó la importancia de varias micro-acciones que se habían realizado con éxito en Medillin y echó en cara que la mayoría de los planeamientos actuales solo miran la ciudad desde una sola óptica. Este tipo de torpes planteamientos “intentan legitimar el propio crecimiento de las ciudades” y nos llevan a un “infraestructuralismo y un planeamiento que solo sirve para repartir la tarta de las edificabilidades, a la vez que se peca de un excesivo judicalismo”.

Así que, con esta cultura del hormigón y la obsesión por ubicar m2 edificables, han crecido nuestras ciudades, llegando a “este urbanismo de sol y playa, que no ha podido ser más destructivo, y que se ha olvidado por completo del paisaje y la cultura”. En contraposición a esta ruinosa herencia, Ezquiaga, apuesta por la “transversalidad en sus planteamientos”, reduciendo el impacto visual de las actuaciones y cuidando el territorio al máximo, con especial acentuación del “valor del vacío” (mostrándonos sus planteamientos para Segovia). A nosotros, personalmente, nos gustó este punto, en el que se da un paso al frente en favor de la subjetividad en la toma de decisiones, basadas en la delicadeza y sensibilidad. No se pueden seguir construyendo urbanizaciones que solo hablen de alturas, anchos y densidades, supuestamente objetivables (mientras “destrozan el perfil de muchas ciudades”), y cuyas bondades alguien nos ha querido hacer creer que son la panacea. Como bien, comentaba el arquitecto madrileño, muchas veces el urbanismo ha de estar basado en decisiones que “tienen que ver con la percepción y la puesta en valor de la cultura”, ya que “el paisaje es una forma de ver la realidad”. Seguir dejando de lado verdades, menos demostrables como estas (pero no por ello menos importantes), no ayuda a que consigamos ciudades más habitables. No hay que olvidar que las cosas más importantes de la vida, no se pueden demostrar, pero sin embargo son tan reales o más que las demostrables.

Oriol Nel-lo, Iñaki Atxukarro y José María Ezquiaga.

Más adelante, Ezquiaga, se adentró en varios proyectos entre los que destacaba el plan para Lanzarote, ya que a pesar de la buena prensa que tiene la isla, nos comentó que no produce ni un Kw de energía renovable, que importa toda su energía fósil y de la poca eficiencia de su agricultura. Por lo tanto, “el planteamiento urbanístico debía ir acompañado de un cambio de modelo económico”. Para tal efecto, su intervención no solo se basaba en la “urbis”, sino que daba especial importancia a la “civitas” del lugar. Así que, incidió en la importancia de la vertebración territorial de la isla, puesta en valor de motivos paisajísticos (gestión creativa de los recursos), de reconversión del turismo (diversificación económica), medidas para evitar un cataclismo social y, por supuesto, de responsabilidad ambiental. Y de esta forma, terminaron estas dos intensas ponencias, para tras un pequeño “dialogo” entre ellos, pasar a dar la voz al público. Aquí, nos gustaría comentar, que las intervenciones pudieran haber sido un poco más cortas para avivar el diálogo entre ellos, dando la oportunidad al público asistente de intervenir sin tanta premura de tiempo. Aun así, hubo tiempo para que desde el otro lado del estrado, se sugiriese a los ponentes que nos hablasen de cómo las nuevas tecnologías y las redes sociales, estaban siendo recogidas en sus planteamientos. Ambos, apuntaron en sus respuestas, el potencial de las mismas (lo cual ya es un paso), pero parece que no terminan de verlas como algo aplicable a sus planteamientos del día a día. Sin embargo, tenemos razones para albergar la esperanza de que pronto ambos puedan ponerse las pilas con el tema. José Maria, alabó la labor en la red de sus ex alumnos de Ecosistemaurbano, y Oriol, pareció realmente interesado en el tema, pero sin ver la forma de meterse de lleno en él. Suponemos, que será cuestión de tiempo que esto suceda y que sus discursos y acciones puedan enriquecerse con planteamientos, no de principios de siglo XXI, sino del año 2010, con todo el potencial real que hoy tenemos disponible y no seguir hablando de que es “algo que va a ocurrir” y que “son una plataforma óptima para futuras acciones”.

Por último, y por poner algún “pero”, creemos que el tema de la participación ciudadana y estrechar el puente entre técnicos y políticos con la sociedad, parece que quedó bastante flojo en ambas presentaciones. La razón puede ser que no se argumentaron todas las acciones que, realmente, se habían realizado, o bien porque directamente es un aspecto a mejorar. Por ello desde el público, José Manuel Farto (asesor personal del alcalde en asuntos estratégicos), recriminó este “decantamiento por el territorio, en el que hay mucho análisis en busca de una verdad objetiva, pero falta dar el protagonismo que se merece a la sociedad para la que se trabaja”. A su vez, comentó que veía que ambos ponentes intentaban entender la identidad del lugar para buscar un paisaje pertinente a ella y que “no veía en los planteamientos la cohesión social de la que se está hablando, ya que en realidad el suyo es el discurso de toda la vida, pero evolucionado”. Y es cierto, que aunque hemos echado en falta una mayor apuesta por las nuevas tecnologías y dar al ciudadano el lugar que se corresponde en la participación, entendemos que, como bien dice Farto, es un discurso mucho más evolucionado que lo que nos podemos encontrar en la mayoría de las propuestas urbanísticas que han asolado nuestro país. Se habló de paisaje, pero siempre de la mano del urbanismo, ya que temas como la compacidad, la complejidad, la mixtura (y la especialización funcional), la cohesión, la “densidad razonable”, el desastre de la dispersión e incluso, como ya hemos comentado, temas menos objetivables como la identidad, la memoria, la cultura, la importancia de los perfiles o el valor del vacío, estuvieron bien presentes durante todo el evento, lo cual fue muy de agradecer.

De hecho, lo mejor de todo es que no fueron solo dos brillantes discursos, dentro del ámbito académico, sino que fueron sendas reflexiones teóricas que han sido llevadas a la práctica con resultados esperanzadores. Un placer haber asistido a esta intensa jornada de la que hemos intentado rescatar sus ideas principales, para ver si, desde ahí, pueden surgir nuevos diálogos que nos hagan avanzar en la dirección adecuada para llegar a conseguir ciudades más humanas, vivas y sostenibles.

Autores de la crónica y Fotografías del Congreso: Stepienybarno
Fuente > http://www.stepienybarno.es/blog/2010/11/22/cronica-de-los-dialogos-del-paisaje-entre-oriol-nel-lo-y-jose-maria-ezquiaga/

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