5.11.2009

Acerca de la Estética de las Ruinas

En los últimos treinta años, luego de la inclinación postmodernista de homenajear al pasado con edificios de estética kitsch,  ha habido un resurgimiento de la restauración arquitectónica que implica que las ruinas, como tema, han estado bajo un proceso de  reconocimiento de su valor implícito. Es así que muchos edificios fueron reciclados independientemente de su esteticismo. Paralelamente a estas actividades de restauración, ha surgido una nueva corriente arquitectónica sustentada por la arqueología y la geografía cultural que considera estos productos reciclados como artefactos reducidos a un artificio. En contraposición, se tiende a celebrar a las ruinas fragmentadas e incompletas en sí mismas.

Estos conceptos tienen su precedente en el Renacimiento, cuando una elite cultural consideró que las ruinas eran remanentes legibles, como un repositorio de conocimiento escrito. Las ruinas se tomaron como ejemplo de arquitecturas purificadas para una nueva apreciación de su belleza innata y su venerable decaimiento, al punto que las excavaciones de Pompeya y otros descubrimientos en Roma, marcaron sus huellas en los estilos arquitectónicos del SXVI.

En el SXVII, las ruinas son la imagen de desastres naturales en el curso de la historia humana, las ciudades de la antigüedad se reverencian como solemnes sepulcros; es la ley de la naturaleza que todo caerá irremediablemente en ruinas.

Albert Speer, el arquitecto de Hitler, avanzó sobre el tema en la década del ’30, proponiendo la idea de valor de las ruinas, en su publicación ¨Die Ruinenwerttheorie¨ (La Teoría del Valor de las Ruinas), donde el edificio debía ser diseñado de tal manera que en caso de su eventual colapso, dejaría en pie ruinas estéticamente agradables que pudieran perdurar sin mantenimiento. Speer, no sólo construyó el modelo del Zeppelin en Nuremberg, sino que también mostró cómo aparecería en ruinas luego de cientos de años. Su expectactiva residía en que los restos torcidos de hierro despertaran el mismo heroico entusiasmo que los grandes edificios del pasado que habían conmovido a Hitler. Para los edificios públicos, Speer proponía no utilizar estructuras de hierro en lo posible, ya que estos materiales no se verían como ruinas estéticamente aceptables. Esta ideología nazi indicaba que la fuerza de las ruinas debería superar las generaciones, y mostrar, indestructibles, que el imperio, si bien decadente, impondría su marca en el futuro a través del espíritu de lo que fuera su grandeza.

Es muy difícil definir lo que son las ruinas; por definición, son los restos irreparables de la construcción humana por un acto o proceso destructivo;  no podemos hablar de ellas como objetos, por más que sabemos que algún día alcanzarán su final, la cuestión reside en como se alcanza este final. Por un lado, tenemos las ruinas artificiales, como algunos diseños de arquitectos deconstructivistas o bien estructuralistas, como es el caso de las ciudades de excavación artificial de Peter Einsenman en Alemania; por otro lado, los pueblos abandonados por diversas causas, como cercanía a centrales nucleares; o ciudades prácticamente destruídas por catástrofes naturales (sismos, huracanes, inundaciones), por confrontaciones en guerras (Kosovo, Servia, Irak…), donde no se puede determinar si lo que se ha destruído es parte del proceso destructivo de la guerra, o se ha logrado por acciones criminales o quizás porque el edificio ha sido identificado como un blanco cultural y su desaparición afecta a la memoria colectiva. La interpretación entonces se vuelve moral o religiosa, dejando de lado el esteticismo, según sea vista desde el pasado o el presente del edificio. Tanta diversificación lleva a una distinta comprensión de los conceptos de ruina y es así como nos despiertan sentimientos de respeto, emoción, melancolía, ante su vista. Y hasta terror si tomamos en cuenta que los egipcios sistemáticamente destruían sus restos edilicios creyendo que el sitio estaba maldito, y, de acuerdo a las leyendas tiraban sal al área en cuestión como símbolo de eterna esterilidad. (Bevan, p.19).

El crítico George Bataille, citado por Bevans, ha sugerido que los monumentos (en referencia a edificios públicos) pueden no sólo simbolizar al enemigo, sino serlo ellos mismos. Así, las piedras de la Bastilla fueron partidas y vendidas como souvenirs -casi reliquias- y lo mismo se repitió con los fragmentos del muro de Berlín 200 años más tarde.

Si bien las ruinas ya no muestran el edificio original, pueden imbuirse de un nuevo significado, logrando ser contenedores de memorias y transformarse en monumentos funerarios (memorials), más explícitos que los restos de las guerras. Tal es el caso del «Muro de los lamentos» (Wall of sorrows), un edificio abandonado en East Cleveland, Ohio, que fuera vivienda de vándalos y traficantes de drogas; ahora es un recordatorio a los caídos por la violencia urbana. La transformación se estableció a partir de los amigos y parientes de los difuntos que comenzaron a colgar pedazos de aglomerados de madera con los nombres pintados de las víctimas, luego se pintaron murales y se agruparon ofrendas. El edificio, si bien derruído en su materialidad, ha cobrado nueva vida liberándose de la arquitectura y transformándose en una suerte de obra de arte vernacular.

En teoría, hay dos formas de percibir las ruinas:

La teoría clásica donde el objeto es percibido como un fragmento de un todo anterior: el sujeto entiende el fragmento como parte del pasado, al que reconstruye con su imaginación, en consecuencia, el fragmento es una unidad estética a la que se la encuentra placentera. En este caso, el interés estético parte de la reconstrucción imaginada, y  no de la contemplación del edificio original.

La teoría romántica, donde la percepción presente de la ruina hace que el sujeto piense en el pasado, luego el fragmento provoca asociaciones mentales en la persona que percibe, que resultan ser un misterio, dado que no se sabe los hechos que han sido asociados con la ruina; por momentos, el sujeto vive imaginativamente en el pasado y descubre su condición inalterable.

Sin embargo, las reconstrucciones mentales no son tan sencillas, porque las ruinas interactúan con la naturaleza, son absorbidas por ella, cambian en el tiempo, situación dinámica que es parte de la estética de las ruinas. Para ser objetos estéticos, las ruinas necesitan quien las perciba, más allá de la mera descripción, como sucede con cualquier pieza de arte.

Una situación intermedia, sería que el sujeto se base en su materialidad actual y las encuentre dignas de consideración, por derecho propio, así la ruina se percibe como una escultura formalmente agradable, se aprecia por lo que sencillamente se ve sin el recurso de la reconstrucción del todo original atado a un pasado borroso.

Actualmente las ruinas se han popularizado y son tema de escenografías, pinturas, fotografías, juegos digitales, como analogías de sociedades decadentes. En Detroit, un grupo anónimo de cuatro artistas que se llaman a sí mismos Objeto Naranja, ha llevado a cabo actos de reclamación de ruinas en forma sumamente artística, en el  2006. Ellos lo llaman Detroit Demolition Disneyland (DDD). Armados de pintura naranja brillante de las series de Mickey Mouse, han transformado una colección de estructuras abandonadas marcadas para demolición. El objetivo es que los residentes, al verlas, se percaten del estado de los edificios derrumbándose a su alrededor y promuevan una solución. Este ejemplo está literalmente forzando a la comunidad a que valore las ruinas y tome una decisión para con ellas, tal vez dejarlas como objetos de arte?, tal vez reciclarlas si es posible? O arrasarlas definitivamente? Sólo los habitantes sabrán cuál es la decisión correcta.

  • Créditos Fotográficos

La electrografía sobre las ruinas de Hiroshima pertenecen a Myriam B. Mahiques.
Las fotografías de Grozny y el baño en ruinas con cuadros del Politburó ruso pertenecen a Sergei Loiko.
Las fotografías de la ciudad amurallada de Kowloon City, en las afueras de Hong Kong y Ruby, Arizona fueron bajadas de: weburbanist.com
Foto de Beichuan, China, sismo 2008 de: http://adventure.howstuffworks.com/abandoned-city.htm
Ruinas en la península de Kola, Rusia: http://englishrussia.com/?p=2389
Roman ruins in Palmyra: www.theodora.com/…/syria/syria_photos_20.html
Rebuilding Detroit, de: http://places.designobserver.com/entry.html?entry=1144

  • Referencias

Bevan, Robert. The Destruction of Memory. Architecture at War. Londres. 2007
Dillon, Brian. Fragments form a History of Ruin. Issue 20 Ruins Winter. In Cabinet Magazine. 2005/2006
http://www.cabinetmagazine.org/issues/20/dillon.php
http://w4h.bakawan.com/what-is-theory-of-ruin-value.html
http://www.louest.cnrs.fr/publications/bouchier_martine/InternationalexhibitionsCIHA.pdf
http://places.designobserver.com/entry.html?entry=1144#
http://users.ipfw.edu/strayerj/Phil-Art/Handouts/art-and-nature.PDF

Sidoriuc, Marius. The Concept of Ruins and the Ruins of Concepts. International Journal of Philosophy of Culture and Axiology, vol. VI, no.1/2009. Rumania
Strayer, Jeff. Art and Nature. Philosophy of Arte

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