28.4.2017
Titanium Plaza
El reto de insertar un edificio de carácter corporativo dentro de una zona consolidada de la ciudad exige identificar rasgos implícitos en el contexto tales como: el espacio público, la escala, la heterogeneidad de los recursos arquitectónicos en los edificios circundantes, el paisaje natural y sus visuales, etc.
El edificio Titanium acoge estas condicionantes y las resume en el uso de dos recursos básicos de composición: el pliegue y los pixeles. El primero soluciona el problema de la “escala”, ya que la exigencia de ocupación en la rentabilidad inmobiliaria obliga generalmente a volúmenes masivos y agresivos, sin embargo, el Titanium pliega sus fachadas y crea una percepción visual de subdivisión de la masa. Básicamente, se subdividió el perímetro del edificio en tercios y se fueron creando las aristas de los pliegues obteniendo como resultado un edificio más dinámico y no una suma al entorno tan estático y con casos desproporcionados.
La subdivisión en pixeles de la fachada resuelve el problema de integración a un contexto en extremo heterogéneo, permitiendo libertad en el juego de vanos y llenos sin afectar al resultado final de la composición. Para este efecto se recurrió a un software especializado en generar elementos paramétricos; se puso como parámetro que se tenga el 60% de elementos transparentes (iluminación natural) y el 40% de paneles opacos (mamposterías).
La materialidad del edificio es sencilla; hormigón a la vista, vidrio transparente, aluminio natural y mampostería pintada de blanco, sumados a la geometría básica del edificio conforman un todo que no pretende más que insertarse discretamente y sin ornamentos a este importante centro financiero de la ciudad.
Adicionalmente, se crea una generosa plaza que rodea el edificio en tres frentes, devolviendo al peatón su protagonismo dentro del medio urbano.