18.3.2014

Tienda de vinos Mistral

El distribuidor de vinos Mistral presentó una tienda que innova la forma como los clientes se acercan al mundo del vino. La mayoría de sus ventas se realizan a través de Internet, por ello hemos concebido un espacio que presenta el vino en una forma lúdica, lo que justifica la presencia física del cliente atrayendo tanto a los nuevos clientes como a los conocedores.

La tienda de 100 m2 es relativamente pequeña para el extenso programa: un espacio de ventas, la bodega, el depósito, una galería interactiva, la sala de lectura y degustación de vinos. La curva resultó ser la solución natural para integrar esa multiplicidad de espacios y evocar las percepciones sensoriales del vino. El objetivo era invitar a los clientes a descubrir el contenido único de cada botella. La curva crea una ruta en la que los espacios aparecen gradualmente. Las botellas suspendidas siguen la forma orgánica formada por una luz de fondo coronada por un listón de madera. Ésto crea en la tienda un ambiente elegante y discreto.

Una línea de espejo esconde varias pantallas que se encienden a través del toque de las botellas colocadas en cada sección de vinos. Las botellas expuestas en diferentes maneras de acuerdo con los espacios, se convierten en la textura de la tienda. Todo el equipo técnico se oculta dentro de los muros. Separada del pasillo principal por una puerta de cristal, una bodega de doble altura tiene su propio sistema de aire acondicionado para almacenar vinos especiales.

Una mesa interactiva fue diseñada para mostrar una selección mensual de vinos. Sensores debajo de cada botella permiten relacionarlas con un contenido relacionado que se proyecta en la pantalla de la tabla. La botella se convierte así en un cursor que recoge la información, como ser su ubicación, entrevistas con los productores, anotaciones, etc.

Los listones de madera forman un estante en la parte trasera de la tienda. Una silla de Lina Bo Bardi invita a los clientes a leer junto a un muro de doble altura cubierto de botellas. En el entrepiso se creó un espacio de degustación con dos mesas diseñadas para adaptarse al número de invitados.

Cada espacio de las botellas se presenta de manera sorprendente, convirtiéndose en una textura que sigue el contexto de cada ambiente. El punto de partida del proyecto de arquitectura fue sugerir la multiplicidad de posibilidades que existen para descubrir el contenido de una botella de vino. El proyecto trata de reunir a la arquitectura, el producto, la información y la interacción en una única entidad.

Visitá el texto original en inglés > http://bit.ly/1gJGH34

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