15.12.2015

Sobreiras – Alentejo Country Hotel

Está situado en una parcela de 25 hectáreas en la sierra de Grândola, Portugal, a 200 m sobre el nivel del mar, enmarcada por alcornoques, encinas, olivos y una variada vegetación autóctona. Suaves colinas y un paisaje vibrante extienden las vistas hacia un horizonte lejano.

A sólo una hora de Lisboa y a pocos minutos del pueblo de Grândola, el contexto rural y la particular belleza del lugar determinaron el concepto rector del emprendimiento: promover el disfrute de la naturaleza y descubrir la cultura regional.

El diseño es del arquitecto Miguel Correia, junto con el equipo multidisciplinario del FAT, conformado por cerca de 30 miembros entre arquitectos, planificadores, arquitectos paisajistas y diseñadores.

La preocupación por la preservación y por mejorar las características físicas y morfológicas del sitio, dictaron los principios básicos de la intervención: un diseño sencillo y elegante inspirado en la naturaleza que lo rodea, con la riqueza de los paisajes y sabores de Alentejo.

El objetivo era valorar y favorecer el medio rural que rodea el hotel, tomado como tema, buscando brindar un espacio para disfrutar del campo, pleno de confort y tranquilidad, en un ambiente sencillo y contemporáneo.

En la cima de la colina elegida para ubicar el hotel, las vistas panorámicas se extienden hacia el Este. La fauna de la montaña se revela en los sonidos que habitan en los campos. El cielo en constante cambio transforma el paisaje. El tiempo pasa pacífica y lentamente. La disposición de los árboles existentes en el lugar de la implantación llevó a dividir el complejo en varios módulos entre los árboles para preservar y proteger el patrimonio forestal, aprovechando el entorno natural único.

El hotel consta de ocho volúmenes que «descansan suavemente» sobre el terreno a través de una estructura suspendida que minimiza el apoyo en el suelo y extiende la zona afectada por las fundaciones.

El mayor volumen contiene la entrada y la recepción, así como un conjunto de zonas y salones comunes. Los volúmenes más pequeños incluyen las instalaciones para el personal, las áreas técnicas, de almacenamiento y servicios. Los 5 volúmenes restantes, de tamaño aproximadamente equivalente, contienen las 22 habitaciones y 2 suites, todas con amplios espacios, diseño minimalista y terrazas privadas, dispuestas en grupos de 4 o 5 unidades, con el confort y la privacidad necesaria para disfrutar de la tranquilidad del campo.

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Los edificios, desarrollados formalmente en volúmenes combinados que evocan la imagen tradicional de una casa, buscan identificarse con las características de la arquitectura tradicional de la región, expresada en la sobriedad de líneas y materiales. Los registros de madera utilizados en las fachadas establecen un diálogo con el paisaje circundante que contrasta con los edificios blancos de geometría simple y refinada.

La preocupación por la estabilidad térmica de los edificios, esencial para la gestión sostenible de los recursos energéticos necesarios para el funcionamiento del hotel y el confort de sus instalaciones, se refleja en algunas de las opciones arquitectónicas elegidas. Las aberturas se enfrentan preferentemente al Este, como en la arquitectura tradicional de la región, para protegerlas del fuerte e intenso sol del Oeste. Las grandes luces permiten vistas panorámicas y destacan el paisaje exterior como un gran cuadro dentro de cada espacio. Para proteger esas amplias aberturas durante las horas de luz solar más agresiva, se crearon terrazas y porches a través de los tejados extendidos y de troncos de madera verticales que se utilizan para el sombreado.

Tanto las paredes como los techos exteriores e interiores diseñados se caracterizan por tener en cuenta las necesidades de aislamiento térmico y acústico de los diferentes espacios. Los marcos de ventanas térmicos y los vidrios con características específicamente prescritas para el sitio, se eligieron para optimizar el confort térmico de los edificios. Las aberturas en las paredes opuestas, en los dormitorios y en las salas de estar, favorecen la ventilación natural.

Todas estas soluciones forman parte de un sistema de climatización pasiva, cuyo objetivo es minimizar la necesidad de utilizar sistemas activos complementarios.

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Los sistemas seleccionados para satisfacer cada una de las necesidades técnicas del edificio, tienen que ver con el respeto por el ecosistema y su objetivo es lograr la eficiencia y la sostenibilidad de todo el conjunto.

Con el fin de optimizar los recursos, el sistema de construcción combina paneles de silicato de calcio y una estructura de soporte del techo de perfiles metálicos. Los paneles consisten en láminas de silicato que proporcionan rigidez, rellenas de mortero y EPS, que garantizan ligereza y mayor resistencia térmica y acústica al panel, adaptándolo a los más diversos usos. La elección de este sistema constructivo, considerado para lograr una mayor optimización en la construcción, reduce la necesidad de mano de obra y los tiempo de ejecución, lo que permite la realización de obras en tan sólo un año.

La sostenibilidad de la intervención se evaluó en el contexto local, teniendo en cuenta el impacto ambiental y las necesidades de recursos energéticos, así como la viabilidad técnica y económica de la infraestructura, en cuanto a la instalación, al mantenimiento y a la operación de los mismos.

Dado que el agua es un recurso clave, las características climáticas de la región de Alentejo imponen la optimización de la demanda y de su gestión. Para lograr el ahorro del uso del agua, todos los grifos y duchas del hotel incluyen dispositivos de flujo de reducción y temporizadores. Además, se proporcionó un sistema de energía solar térmica para calentar el agua.

La extensión de los tejados inclinados contiene un sistema de recogida de agua de lluvia que permite su uso para el riego, como medio para atender la escasez ocasional de este recurso.

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El diseño del paisaje interviene sutilmente en el territorio con el objetivo de preservar y resaltar sus características naturales. La intervención se centra en el lado Oeste de la colina, dejando intacto el lado Este que forma el entorno natural del hotel.

El mantenimiento de la dinámica natural del sitio es la piedra angular de esta intervención que, en su espacio exterior, radica en el uso de materiales naturales y ecológicos. El camino de acceso al hotel está hecho de arena para lograr una mejor integración paisajística y para preservar la permeabilidad del suelo.

Cada edificio está precedido y enmarcado por una espesa franja vegetal que continúa por el sendero peatonal hasta el acceso a las salas. Las áreas plantadas se han reducido a lo esencial, minimizando el uso del riego y el mantenimiento, dejando como centro del escenario el bosque de alcornoques.

El resto del terreno preserva las características naturales del paisaje del Alentejo -los prados de montaña y la estacionalidad inherente- que constituyen la esencia misma de la intervención. Los diversos espacios al aire libre están diseñados para el ocio, aprovechando la extraordinaria belleza del paisaje, y la piscina de borde infinito parece invitar a una verdadera inmersión en la naturaleza, con el amplio horizonte hasta donde el ojo puede ver.

Visitá el texto original en inglés > http://bit.ly/1Rma0zY

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