3.3.2008

Teatro Auditorio de la Vila Joiosa

El Auditorio Teatro para la Vila Joiosa, en la provincia de Alicante, se enmarca en una serie de Proyectos Urbanos que, por encargo directo de la municipalidad, fueron puestos en marcha a lo largo del año 2001-2002. José María Torres Nadal y Antonio Marquerle Tamayo fueron los responsables de aquellas actuaciones urbanas que dieron como resultados proyectos tales como el Polideportivo, el Paseo Marítimo, la Sede de la Policía y el nuevo Museo Municipal. Esa serie de proyectos, todos ellos de eminente carácter público, encontraron en el Auditorio Teatro su construcción emblemática.

Cuando la música empieza
A Teresa L. y Joaquín M.

Sabíamos que la orquesta estaba ensayando y tal vez por eso subimos al foyer con tanto sigilo. Al abrir las puertas de vidrio, a través de las cuales, desde el Foyer, se veía el escenario, la música apareció de golpe ante nosotros, como una presencia física. El escenario estaba lleno de músicos jóvenes, lleno de instrumentos. Informalmente vestidos, aportaban notas de color a la densidad oscura de los colores rojo, negro y blanco de la sala, apenas entrevistos.

Teresa retrocedió y, con los ojos húmedos de una emoción tan intensa, me transmitió la felicidad de estar ahí, viendo con Joaquín y conmigo, el Auditorio de La Vila Joiosa en ese momento en el que la música se estaba construyendo, buscando dejar de ser un fenómeno para poder ser una forma.

Allí entendí que mi trabajo había terminado, que el auditorio ya tenía vida propia: entendí que aquella emoción tan nuestra, tan arquitectónica, sentida con el ver aparecer los datos más relevantes del proyecto, como la primera vez que dibujamos el espacio público que conformaba el brazo, o la sombra que éste arrojaba sobre el volumen de la sala, o cuando alguien fotografió por primera vez el cielo del hueco como si fuera una cubierta, o cuando nos dijeron que había sido seleccionado para la exposición del MOMA, o cuando lo cubrimos entero con el plástico de color de la tierra, era ahora la emoción de los otros, la emoción de ver cómo ellos se apropiaban de todo aquello, y todas esas acciones humanas que habíamos imaginado cobraban cuerpo, eran ciertas y coincidían con toda naturalidad con la forma del edificio.

Y yo también, durante ese par de minutos, logré olvidarme de mí mismo y de todo lo demás y, por un momento, no supe donde estaba. Durante un par de minutos logré olvidarme que aquello era fruto de nuestro trabajo y durante ese tiempo lo viví con la misma emoción de quien lo usaba: con la misma emoción y orgullo con el que T. y la gente de La Vila lo disfrutaba, o con la de aquellos músicos empeñados, en la repetición de la música, en encontrar, a través del espacio de aquella arquitectura, el corazón de la nota.

Jose M. Torres Nadal
Alicante, Enero 2008

La importancia del proyecto de la Vila Joiosa reside principalmente en su capacidad para construirse como un proyecto público generador de espacio público. En primer lugar, el programa del gran auditorio es uno de los de mayor volumen a ser insertados en la ciudad. Por otra parte, este volumen es horizontal. Por estas razones, lo óptimo es que sea «ciego», a fin de evitar todo tipo de contaminación acústica.

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Estas 3 condiciones -su enorme volumen de construcción, su condición «muda» y su condición horizontal-, generan un programa difícil de insertar en la ciudad, a menos que él mismo genere su propio espacio urbano. Sería como crear un círculo de arte y después entrar en el.

Un auditorio es un programa principal (sala + foyer) y una serie de programas complementarios generalmente de un orden de magnitud mucho menor. Éstos fueron combinados de modo que los programas menores estuvieran dispuestos en ese «brazo» rodeando al programa principal y, por otro lado, conectaran los dos extremos mas alejados de la sala y foyer, como una pescadilla enroscada.

Ese brazo genera un espacio publico descubierto, una gran plaza, y, a su vez, permite el acceso al auditorio a través de ese espacio. Esta plaza admite la celebración actividades musicales o teatrales al aire libre y genera la sensación de haber accedido al ámbito espacial y publico del auditorio antes incluso de su acceso propiamente dicho.

Tanto en la planta como en la sección se proyecta un circulo de sombra. En planta, esa sombra construye un ámbito previo que une y a la vez separa al proyecto de la ciudad. En alzado, esa sombra se interpone como una capa construida que corta el volumen principal y le da una escala menos, más urbana. Se crea así una profundidad que, en principio, el auditorio plano y mudo, lógicamente no posee.

La geometría propuesta recuerda a la de las montañas, la de las construcciones que no distinguen los planos de fachada y de cubiertas sino que, de un modo único, establecen soluciones de continuidad entre los planos horizontales o inclinados de la cubierta y los planos verticales o inclinados de las fachadas. Así, una única materia recorre el edificio, construyendo paredes y techo. Una pieza de plástico sostenible en su construcción, desarrollo y eliminación. De este modo, el proyecto reconstruye la imagen de la montaña vista desde el sitio en el que ahora se sitúa el auditorio.

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