13.4.2009
Summa+ N° 92, Templo de luz y silencio
Dos volúmenes unidos por un puente resuelven el programa de este centro de yoga. Su materialización en hormigón y piedra surge de la búsqueda de una neutralidad que acompañe simbólicamente el destino del lugar: convertirse en un espacio de introspección y relax urbano.
Este centro de Yoga ó Yoga Shala, debía ser un edificio simple, despojado. Un ámbito donde materia y materiales estén en silencio. Objetivo por demás difícil en esta ruidosa ciudad. La sala, corazón del centro, se ubicó entonces aislado de la calle y suelto dentro de la manzana, en búsqueda de un clima introvertido. Fue intención, sin embargo, que este volumen sea visible y participe del frente urbano. Es por ello que el bloque del frente se pliega al centro y deja ver por atrás a esta sala de doble altura. El conjunto se organiza entonces con la siguiente secuencia patio/edificio: patio urbano (calle)-edificio-patio de contemplación-edificio-patio de meditación. La sala, una caja de hormigón de 6 m de altura, también estimula la introspección direccionando las visuales únicamente a los patios mediante ventanales bajos.
La luz natural, elemento central en este proyecto, baña cenitalmente el edificio mediante unas claraboyas que dialogan entre cielo y tierra. La organización del edificio es muy sencilla. Adelante: recepción y vestuarios.
Atrás: práctica. Por ultimo, el volumen delantero posee una fachada ciega hacia la calle, abierta hacia el fondo. Todo el interior se encuentra dominado por el peso y forma del
gran techo de hormigón Los materiales utilizados fueron: hormigón, madera, vidrio y metal.