5.7.2018

Salón del Café

El Salón del Café está ubicado dentro de la finca cafetera Frajares en Nanegalito, provincia de Pichincha, en una zona a 1.700 metros de altura –de especiales condiciones climáticas–, que permite el cultivo de variedades de café de enorme sabor y aroma. Nanegalito es un lugar cambiante y dinámico, complejo e indeterminado.

El microclima del Noroccidente de Quito forma un entorno único donde, en un determinado momento puede estar soleado, a los pocos minutos se cubre con una densa neblina, e inmediatamente después cae una lluvia torrencial. La finca goza de una condición topográfica extraordinaria. Se encuentra en la parte más alta de la zona, situación que favorece las vistas hacia las cadenas montañosas de los Andes y hacia la costa ecuatoriana.

A través del recorrido por la plantación, que se desarrolla en una serie de colinas con pendientes pronunciadas, se quiere contar una historia de sensaciones en torno a la experiencia del café: los procesos de producción, cosecha, post-cosecha, secado, tuesta, y molienda. Pero la degustación, y maridaje del café necesitaba de un lugar especial dentro de la finca.

Desde el inicio, la idea fue introducir un elemento arquitectónico singular y volumétrico de pequeña escala, que se conectara en diferentes niveles con esta experiencia del café. El Salón revela el paisaje como un mirador cubierto, un refugio que invita a mirar el entorno con ojos frescos. El edificio fue implantado cuidadosamente en una zona alta donde empieza una pendiente negativa, paralelo a una hilera de alisos existentes, que brindan sombra y abrazan el volumen introducido.

El Salón se compone de un solo volumen alargado que se separa gradualmente del terreno. Esto obedece a una razón doble: las condiciones climáticas locales, y la sensación de levitación deseada sobre el cafetal. La parte frontal es un espacio abierto y transparente. Las mamparas laterales y pivotantes, elaboradas con una delicada carpintería, difuminan los límites del interior y el exterior, y permiten disfrutar de unas visuales interesantes de la plantación, y la cordillera circundante. Por otro lado, los elementos de servicio se han dispuesto en la parte posterior, que corresponden a la zona cerrada de baños y mesones de apoyo. El espacio resultante es versátil, listo para acoger el programa requerido desde salón de cata y maridaje, cafetería, comedor, mirador, y aula.

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Las soluciones arquitectónicas locales fueron interpretadas en un proceso constructivo meticuloso. Las articulaciones entre los acabados fueron meditadas como un aparejo complejo con distintas naturalezas, – acero, madera, hormigón – donde la protección contra la intemperie era un objetivo primordial. Por un lado, el sistema estructural de acero, fue debidamente modulado para su transporte e instalación en el sitio, procurando optimizar la cantidad de elementos utilizados. La medida de 1.20 metros fue una constante de modulación tanto del acero como de la madera. Las duelas de colorado machihembradas y trabadas se articulan con planchas de acero dobladas sin dejar esquinas expuestas al exterior. En el interior, la cubierta ligera inclinada se ha recubierto de tableros de seike, diseñados para que no existan desperdicios.

El Salón del Café es el primer paso de una estrategia más amplia planteada para la finca. El cafetal contará con una tienda-museo, cafetería y senderos interpretativos que complementarán la experiencia del café.

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