30.9.2008

Proyecto: Placas – Concurso Internacional de Ideas e Imágenes: Argentina 2010

El Plan Urbano Ambiental, aún con sus limitaciones, está destinado a ser la herramienta que ordene el crecimiento urbano de la ciudad de Buenos Aires y debe se el marco regulador de iniciativas como la que impulsa este concurso. Un Estado con voluntad de llevarlo a la práctica, es condición necesaria para transformar a Buenos Aires en una ciudad sustentable, accesible y en armonía con sus necesidades reales y las de sus habitantes.

Nuestras propuestas para la ciudad, para el área de Dársena Norte y para el predio, se complementan con los lineamientos del PUA: «Reconvertir la relación entre la ciudad y la franja costera, reafirmando la vinculación de la ciudad con el río, preservando los recursos hídricos, potenciando su accesibilidad y privilegiando su uso recreativo y gratuito.» (PUA, Documento Final, pág. 67). Estas ideas también confluyen con la propuesta para el área Retiro, concursada hace más de una década.

Ideas para la ciudad
-Completamiento del circuito vial de autopistas urbanas, con estacionamiento en puntos de transferencia (a subtes, premetros y monorrieles) para desalentar el ingreso en automóvil al Centro.
-Racionalización de los espacios del Puerto (contenedores, estacionamiento de camiones) que permita recuperar un paseo ribereño-portuario conectado con Costanera Norte.
-La recuperación para el espacio público del área de Dársena F, y la urbanización de las villas 31 y 31bis, permitirán conectar el trazado urbano con la costa.
-Recuperación del Riachuelo para revitalizar el Sur de la ciudad. Un Paseo Público en sus riberas, de La Boca a Puente la Noria.
En una segunda etapa:
-Traslado de actividades de Aeroparque y Puerto Nuevo, completando la recuperación como espacio público de los bordes ribereños de la ciudad.

Propuestas para el Área Dársena Norte

Un Parque Lineal
Un estacionamiento sobre la traza soterrada de la Autopista Ribereña cubierto por una loma verde que se eleva desde el sur, y se conecta a este y oeste, mediante puentes peatonales. Desde aquí descubrimos itinerarios posibles: la Rambla, la terminal fluvial, el Museo de la Inmigración, el Museo Naval, la Galería Gastronómica, el Espacio Cívico Cultural, las Placas, el nuevo espigón, el Galpón de las Artes.
El parque gana para el espacio público un terreno que actualmente materializa una barrera física y visual entre la ciudad y el río, brinda superficie de estacionamiento, y organiza el nodo de circulaciones: autopista, vías de maniobra, y monorriel.

Tránsito Vial y Ferroviario
Ensanche de veredas sobre Madero y Antártida, y tratamiento de éstas como paseos vehiculares (la autopista concentrará el tránsito pasante) con calles de convivencia y cruces peatonales.
Reordenamiento de cruces y accesos a la terminal fluvial y a costanera y Puerto Madero al sur, y con el área de Retiro, al norte.
Reducción y concentración de la parrilla de maniobras, entre la loma y el monorriel elevado y su estación junto a Av. Antártida.

La Rambla
Una vereda con equipamiento urbano sobre la Av. Antártida Argentina, se extiende desde C. Grierson, hasta Ing. Quartino y el acceso al puerto, y da carácter de paseo al único punto peatonal con vista al río de la zona centro-sur de la ciudad.

Propuesta de un Espacio Cívico-Cultural

El Espacio
Una plaza seca se abre desde la Rambla, con el río como telón de fondo de un escenario para espectáculos de música, teatro o danza.
El edificio ex-Tandanor, reciclado como Galpón de las Artes, dedicado a exposiciones, talleres artísticos, alberga una sala de espectáculos.
Una calle de hormigón materializa un recorrido norte-sur de cuatrocientos metros: comienza a nivel, se eleva en rampa hasta una losa que, pasando entre las Placas termina en un espigón de cien metros sobre la Dársena.
El espacio recupera la materialidad de su historia: puesta en valor del solado de adoquines, los rieles de ferrocarril, los viejos diques de carena, los bordes y amarraderos. La historia de Buenos Aires del río y de las embarcaciones en que llegaban los inmigrantes. Desde aquí se accede a los edificios existentes y reciclados: los Museos y la Galería Gastronómica junto al agua.

Las Placas
Doscientos años. Dos placas transparentes de 49 por 49 m. Noventa y ocho láminas de cristal de 0,70m por 49 m, revisten cada una de las dos grillas metálicas que conforman su estructura, arriostradas por vigas y una red de tensores metálicos irregularmente dispuestos reflejando la complejidad de nuestra historia política y social.
Las Placas contienen a la chimenea de ladrillos. Tecnología de acero y vidrio, heredera de aquella artesanía en mampostería.
Nivel 0,00: una calle de 7 metros de ancho, cubierta por una losa de hormigón, lleva al acceso al Museo del Bicentenario a las circulaciones verticales y a los servicios.
Nivel 4,60: la losa que comienza entre los árboles entra al espacio de las Placas; la desordenada red metálica contrasta con un laberinto de cables, volumen virtual de 400 cables de acero de 40 m de altura. Luego una plataforma metálica al mismo nivel pasa junto a la chimenea y lleva al espigón: un paseo y punto privilegiado de observación del río y del perfil urbano.
Nivel 44,10: la plataforma-mirador, dos pasarelas-decks de durmientes de quebracho, corren junto a los cristales y permiten vistas panorámicas hasta ahora inéditas, de la ciudad y del horizonte fluvial.
En el nivel 22,00 se incorporan en ambas caras, áreas de pantallas de video de 7 x 49m, para proyecciones temáticas.

Dos momentos
-El recorrido por la calle, atravesando la instalación material-tecnológica, símbolo de una visión hacia el pasado y de una actitud hacia el futuro, la llegada al extremo del espigón, el silencio, el agua, la ciudad y los barcos, con el horizonte a la altura de los ojos.
-La subida al mirador: el viento, el sol, la intemperie y la vista lejana, hacia el horizonte del río o hacia la ciudad.

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