21.8.2009

Dársena Norte, 3er premio

Una geografía artificial proyectada abre un tajo en la ciudad para que el río como naturaleza construida se convierta en paisaje cotidiano y próximo. Encontrar la dimensión de lo urbano fuera de la trama original representa una oportunidad para pensar una estrategia que reúna fragmentos de ciudad dislocados, buscando construir un espacio coherente y continuo frente al río.

Pensar Dársena Norte como rótula, como pieza artificial que enmarca lo natural, construir río para acercar la ciudad. Hacer del río un elemento de proyecto, y a través de él hacer que la ciudad finalmente abrace un borde, tenga un horizonte. Invertir la lógica urbana de arqueologías de intervenciones divorciadas que fueron consolidando la separación al agua. Llevar el río al centro de la ciudad como elemento ordenador de la complejidad y la dinámica urbana en este punto. Con una decisión totalizadora el proyecto busca construir en el punto en donde la ciudad gira con su trama y se abre, un gran espacio cívico, abierto de forma irrestricta al río, una orilla completamente pública. Densificar no como única forma de concebir el desarrollo en base al metro cuadrado, sino que es interpretado como la sofisticación y creación de programas, habilitando nuevas relaciones que se excluían mutuamente, multiplicando la posibilidad de agrupar mayor cantidad de gente con distintos destinos en un mismo lugar, potenciar así una nueva relación de la ciudad y su gente con el río.

La construcción de una gran explanada abarcativa busca dar respuesta al área a nivel peatonal con la suma del espacio público y al mismo tiempo ampliando su infraestructura en forma subterránea, creando paradójicamente un área extensa peatonal en el punto en donde las circulaciones se intensifican. Estos subsuelos por un lado resuelven las circulaciones de alta velocidad al permitir atravesar de norte a sur el centro, pero también resuelven las transferencias entre el tren metropolitano y los colectivos urbanos en una gran plaza subterránea con grande patios. Y por último esta intervención de pisos aporta la infraestructura necesaria de subsuelos de estacionamiento públicos. Con lo cual la gran complejidad circulatoria en los subsuelos se traslada a una mayor peatonalización en el cero, con su consiguiente cambio de ambiente y dinamización en los usos.

Este nuevo paisaje urbano de carácter cívico, de esparcimiento, transferencia y trabajo se vincula tanto por su uso predominantemente peatonal como por su cercanía con las nuevas calles peatonales del centro (San Martín, Reconquista, Rojas, Tres Sargentos), con la trama misma de la ciudad. Pudiendo imaginar que el carácter de la propuesta también penetra en el interior de la trama.
La propuesta puede ser entendida como una geometrización a gran escala de dársena norte. Convirtiendo los terrenos de playa de maniobras en una serie de plataformas inundables como primer limite del nuevo escenario. Los criterios paisajísticos buscan crear un perfil cambiante con las mareas, permitiendo que los visitantes puedan aproximarse hasta el nivel del río en todo momento. Estas terrazas van creando distintas plazas que le confieren una variación que rompe con la noción que se tiene sobre el límite del río como una línea continua y descaracterizada, para ofrecer una relación cambiante y múltiple.
Con la posibilidad de que estos espacios puedan estar apoyados a su vez por programa que acompañe la situación de esparcimiento y de circulación.

Un gran espigón frente al puerto conforma otro de los lados de la geometrización de la dársena, con un programa de Terminal de cruceros, y barcos de cercanías. Reproponiendo en este punto una nueva forma de transporte fluvial al imaginar que estos pudieran abastecer a toda la costa metropolitana. Desde Ensenada y La Plata al sur, conectando Quilmas y Avellaneda, vinculándose con el sistema de riachuelo, la Boca / Barracas, hasta el centro en dársena Norte. Y hacia el Norte, uniendo el puerto, costanera norte, ciudad universitaria, Vicente López, San Isidro, Olivos y Tigre.
Este espigan esta proyectado complementado con un programa de hotel, centro de convenciones, centro comercial en relación a la Terminal, en relación a los cerca de 200 cruceros que visitan Buenos Aires por año. Esta operación encierra una laguna en directa relación con un nuevo acceso a la reserva desde el mismo espigón con la posible incorporación de un polo científico.
Esta gran plataforma de cerca de 2000 mts. de largo busca multiplicar así su uso como espacio público de esparcimiento como remate del sistema de puerto madero y la reserva, dar un marco al nuevo escenario de dársena y su relación con el agua.

Sobre el actual puerto, como el último de los límites planteados, se propone la desafectación de la dársena del puerto que da sobre el área de intervención, para reconvertirlo en una gran plataforma donde el proyecto plantea una codificación con programa mixto de oficina, vivienda y comercial como marco construido complementando catalinas como nueva postal de Buenos Aires.

Esta geometrización de dársena norte, deja como isla el hotel de inmigrantes y el Apostadero Naval junto a otros edificios anexos y usos culturales, con la intención de que esta se trasforme en una isla como polo cultural y de artes. Con nuevo programa ofreciendo una variedad de actividades entorno a una gran plaza que será accesible desde la estación fluvial. Esta decisión por otro lado refuerza el nuevo carácter de la dársena como nuevo centro de trasbordo fluvial.

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