12.7.2017

Proyecto urbano y normativa morfológica para los emprendimientos PRO.CRE.ARCABA

Los emprendimientos urbanísticos ProCreAr de Barracas y Pompeya, en la Ciudad de Buenos Aires, representan asociados la mayor intervención en materia de vivienda subsidiada realizada desde el Estado en los últimos cuarenta y cinco años en la CABA, y por lo tanto una especial oportunidad para la revisión de los paradigmas hasta ahora vigentes en la materia.

La oportunidad de una urbanización integral sobre playas ferroviarias desafectadas, destinándolas a infundir un nuevo tejido habitacional complementado con espacios y equipamientos públicos de jerarquía, se presenta como un agente catalizador cierto en el desarrollo de su entorno mediato e inmediato.

Los proyectos atienden, además de su programa específico asignado, las solicitaciones del contexto en su escala macro, vinculando y calificando la estructura urbana del Sur de la Ciudad.

Contexto
El escenario de reconversión y mejoras iniciado en el FCGB Sur, se expresa en la continuidad de su traza elevada, constituyendo en cada uno de los dos terrenos, hasta hace poco playas de maniobras desactivadas, dos estaciones de transferencia multimodal en corte, permitiendo además recomponer las continuidades de la trama vinculante con el entorno.

Las externalidades derivadas de ambas concentraciones de flujos permiten poner en sinergia un programa mixto de habitación en densidad.

En el caso de Barracas el vacío a infundir se presenta aislado, sumándose al conjunto de áreas contenidas que segmentan la traza urbana del barrio. El corrimiento de su estación cabecera hasta la Avenida Vélez Sarsfield, posibilita una transferencia multimodal con el App y la próxima llegada de la línea F de subterráneos, e incluso la futura extensión de la línea de tren a través de estación Sola hasta Plaza Constitución. Se genera así un polo de atracción focal para el área, hasta ahora subutilizada. Esta acción sumada a la creación de un parque público central y la continuidad y apertura de la trama vial, representan una contribución al desarrollo de esta área postergada. La necesaria readecuación de las infraestructuras de servicios que implicó el proyecto, sirve de excusa además para su extensión hasta al contiguo Barrio 21‐24, facilitando de esta manera los primeros pasos para su reurbanización, en estudio por el Centro Hábitat Inclusivo de la Universidad de Buenos Aires.

El conjunto de la Avenida Sáenz en cambio viene a sumarse a una centralidad barrial preexistente. Entre el área de intervención y Puente Alsina se constituye un corredor caracterizado por una fuerte actividad comercial, la concentración de transporte público (app, línea H de subterráneos) desde y hacia la periferia sur y diversos barrios de la CABA. Centrada en el foco de la Iglesia de Nueva Pompeya, su influencia se extiende en red a otros recortes patrimoniales en satélite, tales como el conjunto Colonia Obrera ‐ Hospital Aeronáutico o el futuro parque lineal del Sur. Aquí el tejido habitacional configura también un nuevo parque urbano que viene a sumarse a estas componentes patrimoniales, además de sumar población estable en consolidación del recorte.

Materia
La mixtura de tipos diferenciados se plantea como una decisión fundante del proyecto.
Los parcelarios segmentados en unidades menores permitieron la diversidad de actores en su materialización, habiendo adoptado desde lotes básicos hasta manzanas completas como unidades de materialización.

Se plantearon bloques de simple crujía en orientaciones NE‐SO, de doble crujía en orientaciones SE‐NO, combinados en manzanas híbridas alrededor de una plaza pública de escala acotada (Barracas), a la usanza de los ejemplos de vivienda colectiva porteños ya mencionados, u enfocados en perspectivas al nuevo parque (Pompeya).

Las torres aparecen para caracterizar perspectivas (bordes de la vía) y aprovechar visuales (frentes de parques, inicio y finalización de bulevares). En el caso de Barracas su complejidad y extensión, permite la inclusión de otros tipos adicionales. Edificios de patio y pasaje median entre el frente de Huracán y el Parque central, sugiriendo relaciones de recorrido y visuales en ambos sentidos. Un edificio de basamento comercial y placa de habitación, marca el punto más elevado del conjunto, reforzando la futura transferencia, junto al bloque patrimonial de la UTN y la futura nueva estación.

La diferenciación de alturas, las acciones particularizadas de cada manzana, la intervención de múltiples proyectistas y constructores en interpretación y relectura de nuestro plan original, garantizaron en conjunto la diversidad de la imagen urbana resultante. En los casos de existir se han recuperado edificios o instalaciones de la actividad ferroviaria, si bien no representaban ejemplos de valor patrimonial significativo entendidos aisladamente. Sin embargo su reconversión para actividades educativas, comerciales o en completamiento de espacios públicos permitió mantener la impronta de sus conjuntos, en aporte a la recreación de identidad y apropiación colectivas.

La propia heterogeneidad de los agrupamientos y tipos de configuraciones planteados en el proyecto sugerido, acrecentada y mejorada en los proyectos ejecutivos específicos en desarrollo, buscan generar una relectura contemporánea del tejido porteño, contribuyendo a la variedad en estratos y contigüidades en estos enclaves especiales.

Sistema
Los proyectos se organizan en una sistema de estratos sucesivos.
La provisión de redes infraestructurales con la generación de obras o nexos complementarios allí donde fuera necesario, el trazado de una trama vial diferenciada articulando con el entorno y organizando la distribución interna, la resultante de unidades de tejido capaces de ser subdivididas en parcelarios entendidos como unidades de gestión y sustentabilidad diferenciada, la configuración de diversos tipos urbanos contexturando una imagen diversa y unitaria a la vez, y la circunscripción de espacios y equipamientos públicos a escala de los emprendimientos y abiertos a la ciudad continente, representan el conjunto de elementos organizados.

Si el reto de todo proyecto urbano es la re-significación del territorio, proyectar sobre territorios que han perdido su significado histórico supone una doble operación de reconstrucción y trascendencia. Siempre nos ha molestado el termino “vacío” para identificar estos predios. En rigor nada esta del todo vacío en la ciudad. Al menos subsiste en ellos un significado débil o difuso, pero siempre se opera partiendo de preexistencias, nunca sobre la nada.

Lo “indeterminado” parece un vocablo mas pertinente para estos predios que otrora alojaron espacios productivos focalizadores de la actividad barrial, que le proveyeron en su momento de expansión la carga identitaria a su entorno, pero que la reconversión productiva los ha debilitado al punto de desafectarlos. Sin embargo persiste en ellos cierta memoria, al menos nominal, de su importancia pasada.

Se trata entonces de operaciones sobre sentidos preexistentes a redefinir y sentidos nuevos a infundir, como garantía sinérgica de urbanidad.
Si los significados urbanos son convenciones sociales, estas no pueden surgir de la nada. Se apoyan y recrean desde estructuras preexistentes, para continuarlas y trascenderlas con nuevas incorporaciones en propuesta.

La tarea entonces es la de “infundir” sustancia urbana activa en esta otra sustancia vaga. Se pretende así un nuevo sistema complejo, capaz de retener improntas pasadas y a la vez contener nuevas garantes de su consumo y apropiación futura.

Vínculos
Los emprendimientos urbanísticos en el planteo original del ProCreAr constituyeron una modalidad de gestión en la cual activos del Estado Nacional o local, según el caso, fueron puestos a disposición de las operatorias de infusión urbana.

Los “vacíos” aportados a lo largo y ancho del país, de los que estos dos emprendimientos constituyen sólo una muestra parcial, representan en general por su nivel de inserción en sus respectivas estructuras urbanas no sólo la oportunidad de generar nueva vivienda para la gestión de crédito subsidiado, o una inversión contra-cíclica garante de empleo genuino y de engrosamiento consecuente de su fuente de origen; sino también, en lo específico espacial, de recalificar estructuras, recomponer continuidades, articular áreas fragmentadas o simplemente catalizar nuevos y viejos espacios de desarrollo.

La combinatoria de una gestión mixta, donde el Estado se guardó para sí la definición de los proyectos urbanos generales en salvaguarda del interés común, mientras la gestión privada por concurso de proyectos ejecutivos y precio ponderados en ese orden diversificaban la actividad constructiva en segmentos asociados garantes de una imagen compuesta final, representaron asimismo un ensayo de articulación original.

La disparidad de escalas e inserciones resultantes de comparar los distintos terrenos trabajados en el país bajo esta modalidad, sumados a la movilización de los diversos actores proyectistas y constructores intervinientes en cada región representan en su conjunto un laboratorio de ideas contemporáneo acerca de la vivienda subsidiada como programa, consistente en mas de 30.000 (treinta mil) unidades distribuidas en 44 (cuarenta y cuatro) emplazamientos. Su uso y apropiación definitiva permitirán extraer y deducir nuevas enseñanzas perfeccionando la lectura, proyecto y gestión de este programa ineludible para un desarrollo nacional equitativo.

Investigación
La vivienda pública en densidad no ha sido un tema visitado en los últimos tiempos en nuestros contextos. Las políticas han optado casi con exclusividad por la dispersión urbana periférica, en clave de lote propio, pretendiendo así conjurar el fracaso de los conjuntos modernos en décadas anteriores. Paradójicamente el derecho a estar en la ciudad de las clases populares fue resuelto en términos cuantitativos en áreas periféricas o rur-urbanas, allí donde la no regulación del suelo permitía acceder a nuevas tierras baratas. Cualitativamente la falta de infraestructuras, espacios y equipamientos públicos de calidad en estos nuevos enclaves deberá ser compensada a futuro con nuevas y mayores inversiones. El poner en juego activos del Estado en áreas centrales o barriales representó la oportunidad de repensar la densidad del tejido, revisando tabúes y prejuicios atávicos aún presentes en la disciplina.

En principio fue necesario revisar los paradigmas modernos exitosos, que existen y de los que la propia ciudad de Buenos Aires cuenta con inmejorables ejemplos. La casa colectiva Los Andes del periodo yrigoyenista, el barrio Simón Bolívar o Curapaligüe del primer peronismo y el conjunto Alfredo Palacios o Catalinas Sur del desarrollismo, representan tres modelos en que densidad, capacidad de apropiación y actual valor inmobiliario no son incompatibles sino por le contrario sinérgicos.

Las razones de los “fracasos” injustamente generalizados no esta a nuestro juico en la altura como estigma, sino en la repetición anómica, la superposición de dominios y la imposibilidad de gestión de mantenimiento, a los que suele sumarse una deficiente materialización. Los tres ejemplos mencionados en cambio aportan una escala apropiada de espacialidad colectiva, inserciones urbanas calificantes, tipos configurando unidades de tejido, mixidad en la articulación de unidades diversas, gestión de mantenimiento posibilitada por consorcios acotados, todas auténticas claves para entender su referencia actual; ya transcurridas ocho, seis o cuatro décadas de su construcción en cada caso.

Sumar a estas constantes devenidas de la propia historia de nuevas solicitaciones demandadas por los actuales contextos fue el desafío de la investigación proyectual: adecuación de los espacios a las formas de convivencia contemporánea revisando la “familia tipo”, demandas de crecimiento flexible por densificación interna, coexistencia de trabajo y vivienda en un mismo ámbito, hibridez programática, construcción desarrolladora de capacidades industriales, generación de nuevo empleo calificado, etc. son algunas de las premisas a las que se intentó dar respuesta.

La pertenencia del equipo de proyecto convocado a grupos de investigación académica referentes en la materia (Centro Hábitat Inclusivo, Centro Poiesis y sus maestrías asociadas) permitió aplicar muchas de las hipótesis puestas en juego en la academia en una política estatal concreta.

 

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