27.8.2014

Concurso Parque Arqueológico Nacional de Machu Picchu, Mención de honor

Apoyado sobre el sistema de andenes pétreos, el museo de sitio debe posarse con delicadeza, suspenderse, ser una estructura liviana y silenciosa, casi invisible. Debe asentarse muy ligeramente sobre la tierra, debe ser una construcción que estará en pie dando respuesta a las necesidades previstas 50 o 100 años, la antítesis deliberada a la permanencia de Machu Picchu.

Trabajamos nuestra propuesta sobre tres conceptos que consideramos fundamentales:
1. El sentido del conjunto de ser la nueva puerta de entrada a lo que llamamos la «experiencia Machu Picchu», que no es sólo la visita a la ciudadela, sino a un conjunto de vestigios arqueológicos y parajes naturales. Eso nos llevó a proponer un nuevo sistema de movilidad que reconozca esa condición de «inicio y fin» que hoy se da en la entrada misma de la ciudadela.
2. La conciencia de nuestra temporalidad en un espacio cargado de historia milenaria. Eso nos llevó a pensar una arquitectura ligera y sumamente respetuosa, que pudiese ser removida cuando deje de tener sentido, sin que ello afecte su entorno físico y natural.
3. La utilización de sistemas constructivos ligeros, que puedan ser trasladados y montados generando un mínimo impacto ambiental.

Memoria Proyectual
El santuario de Machu Picchu es un monumento de 600 años de antigüedad. Desde 1983 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Es, indiscutiblemente, uno de los puntos de mayor interés histórico de Sudamérica, y por ese mismo motivo, una atracción turística a nivel mundial que convoca a decenas de miles de visitas cada año. Trabajar a los pies de este monumento, una obra maestra de la arquitectura y la ingeniería, implica no sólo respetarlo, sino entenderlo y preservarlo. Entender su cultura, su arquitectura y su ingeniería es fundamental para dar una respuesta contemporánea acorde a ellas.

La andenería desarrollada por los incas a lo largo del Valle Sagrado irradia una gran fuerza. Cuando uno camina por ella siente intensificada la sensación de firmeza y belleza atemporal que emana de los macizos rocosos sobre los que fueron construidos. En las profundidades del valle, rodeados de la densa vegetación, el paso desde la selva cerrada al espacio abierto generado por los andenes, nos descubre cómo la simplicidad de este gesto genera la vida. Los picudos techos construidos sobre ellos no alteran la fuerza expresiva de la horizontalidad de las plataformas.

Apoyado sobre el sistema de andenes pétreos, el museo de sitio debe posarse con delicadeza, suspenderse, ser una estructura liviana y silenciosa, casi invisible. Debe asentarse muy ligeramente sobre la tierra, debe ser una construcción que estará en pie dando respuesta a las necesidades previstas 50 o 100 años, la antítesis deliberada a la permanencia de Machu Picchu. Una edificación que al regresar de nuevo a la tierra, deje en el lugar únicamente los andenes, vestigios de una civilización perdida.

Materialidad y sostenibilidad
Es necesario aprender del patrimonio vernáculo para construir una arquitectura verdaderamente sostenible. Se propone un proyecto con amplios espacios abiertos protegidos de la lluvia; cubiertas elevadas y grandes aleros que garanticen una amplia ventilación natural, apoyadas sobre zócalos resistentes a la humedad y con un sistema de canalizaciones abiertas para conducir el agua de lluvia.

El empleo de materiales extraídos del lugar como la madera y el granito, no sólo reducirán los desplazamientos de material, minimizando el coste tanto económico como medioambiental de las obras, sino que pasados por el tamiz de soluciones técnicas contemporáneas, harán que estas nuevas construcciones empaticen con el paisaje natural donde se ubican.

Recorridos
Un museo es siempre un recorrido. En este caso, el entorno es igual de importante que lo que se exhibe, el museo de sitio es pues, sólo un espacio de acogida previo a disfrutar la Experiencia Machu Picchu. Las cubiertas de madera suspendidas sobre las plataformas, tamizan la luz de la misma forma que lo hace la vegetación. Avanzan y retroceden, guiando el recorrido y descubriendo al turista la fuerza de los objetos encontrados al mismo tiempo que percibe la sobrecogedora belleza del enclave.

El comienzo de un andén inca y la imponente silueta del Huayna Picchu reciben al visitante a su llegada al complejo. El museo, con su fachada hierática de madera se torna un elemento más del paisaje.

El recorrido museístico comienza en el centro de interpretación, un espacio techado exterior abierto sobre el río Vilcanota, que permitirá al turista entender el monumento y su historia, inmerso en su contexto natural. A continuación, las salas de exposición tienen como fondo de perspectiva el primer andén inca y sus sarunas que, bañadas por la luz de la selva, son el preludio de la inminente visita al santuario. El recorrido turístico acaba en la sala de audiovisuales donde un video introduce la gran experiencia Machu Picchu, antes de proceder al ascenso a la ciudadela bien sea caminando o en autobús. La plaza posterior, o Plaza de las Orquídeas, es así al mismo tiempo un punto de encuentro y de partida para el visitante. En ella se ubica la cafetería, el auditorio, el acceso al orquidiario y al centro de investigación presidido por las vitrinas con la exhibición de las últimas piezas arqueológicas recuperadas.

Tras la visita a la ciudadela, los visitantes ya exhaustos, bajan del autobús, pasan por delante de la tienda, y se deslizan junto al muro inca que les dio la bienvenida y que los lleva ahora de vuelta a la plaza de acceso.

Flujos turísticos
Tras analizar la lógica sistémica de los flujos turísticos del Santuario, se entiende el Museo de Sitio como la nueva puerta de entrada para la Experiencia Machu Picchu. Para ello, es necesario optimizar el sistema de movilidad vigente, evitando que este nuevo equipamiento situado a mitad del recorrido se constituya en una parada forzada y molesta para el ansioso visitante que espera descubrir la majestuosidad de la ciudadela. Se propone desdoblar el sistema en dos circuitos independientes, uno que conecte Aguas Calientes con la Plaza de Acceso al Museo de Sitio, y otro que parta de la Plaza de las Orquídeas (plaza de salida) y llegue a las puertas de ingreso a la Ciudadela.

De esta forma el Centro de visitantes deja de ser una parada obligada, y pasa a ser una gran puerta de entrada: todos los visitantes iniciarán y concluirán su experiencia en este complejo. Con esta propuesta, todo toma sentido: la parada, el recorrido, los servicios, las plazas, la cafetería, la tienda… y empieza a funcionar como un sistema urbano y turístico.

Para poder subir obras es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder solicitar la creación de un grupo es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder guardar en favoritos es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder valorar obras es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder agregar a este usuario a tu red de contactos es necesario que acceder con una cuenta ARQA

Para poder enviarle un mensaje a este usuario es necesario que acceder con una cuenta ARQA

Ir a la barra de herramientas