1.10.2012

Concurso DISA, premio Accésit

Un organigrama sencillo en el que se cumple la totalidad del programa previsto y en el que las diversas zonas comparten los espacios comunes sin entremezclarse.

El Proyecto:
– Una torre de 21 plantas, destinada a oficinas de la firma DISA en plantas superiores con acceso directo e independiente, así como oficinas generales para venta y alquiler en niveles inferiores
– Un zócalo de 3 plantas en el que se ubican las zonas comerciales
– Un cuerpo lineal para viviendas y apartamentos de lujo, de 6 plantas de altura
Estos tres elementos se corresponden con la parcela número OCHO del complejo. Por último, una plaza pública bajo la cual se proyectan 520 aparcamientos para uso público. Dicha plaza ocupa la totalidad de la parcela B.

Materiales:
Dos materiales fundamentales: Hormigón Armado, realizado en cemento blanco, en todos los elementos de cerramiento de los diversos cuerpos edificatorios, así como en antepechos bajos. Y, como contraste, el cristal, que acompaña al hormigón y le sirve de contrapunto como cerramiento transparente en huecos de puertas y ventanas, doble cristal que elimina ruidos y protege con sus texturas y coloraciones el sol directo sobre las cristaleras de oficinas, comercios y viviendas. Sólo dos materiales y tenemos nuestras razones: han de ser envolventes de una arquitectura viva, de lenguaje potente, de expresiones marcadas, de linaje poderoso… no podemos añadir una profusión de materiales unos junto a otros, no podríamos complicar la solución final con un entramado de materiales de muy distintas facturas; tan sólo dos, únicamente dos: el que se encarga de las superficies ciegas, y el que tiene que ver con los paños de transparencias. Con ellos conformaremos nuestra solución y proyectaremos nuestras fachadas que a veces se abren entre los vacíos urbanos interiores para convertirse en rampas, en miradores acristalados desde los que se hace presente en todo momento la ciudad y los paisajes urbanos que circundan el Complejo, en espacios de oficinas, en comercios situados en zonas de paseo, de bullicio, de sabor urbano. Sencillez en la elección y tratamiento de los materiales, fácil lectura de la estética exterior y organigrama funcional práctico y ordenado…

Una edificación, en suma, que pretende ser original sin quitar por ello protagonismo a la plaza, que ha de insertarse en su entorno con características propias e identificativas de su uso pero que se sabe inmersa en un todo ciudadano. Una construcción en la que lo importante no es ya sólo el conjugar sus tres elementos primordiales (torre, zócalo y cuerpo lineal) sino ofrecer soluciones nuevas, nuevos modos de usar los usos de siempre. Así, las OFICINAS están bañadas en luz, sus plantas son sencillas, universales, válidas para cualquier tipo de cometido, espacios ambivalentes en que todo es posible y a cualquier tamaño. En cuanto a los comercios, hoy en día no se entienden los habitáculos únicos, sino que varios comercios han de apostarse todos juntos sobre una zona eminentemente “comercial”, con el gancho suficiente para que atraiga a los ciudadanos a curiosear primero y comprar después, añadiendo a sus necesidades de búsqueda de objetos “el paseo”, de tal manera que los ciudadanos se sientan no solo potenciales compradores sino también urbanitas, como si ellos mismos fueran parte de ese entramado ciudadano que posee el encanto especial de la urbe y todo lo que ofrece como relación entre personas, apertura a otros mundos, el placer de caminar entre espacios al aire libre, subir y bajar rampas, cambiar de niveles, sentir la volumetría de los espacios cívicos, concebirse a sí mismo como formando parte de ese entorno urbano que atrae por sus múltiples posibilidades, la sustitución con ventaja de ese mundo del mercadeo viejo que permita no sólo comprar sino también relacionarse, comer, ver exposiciones en galerías de arte, etc, ya que lo que se pretende es crear una zona multiusos que sin perder su concepción de zona comercial a la antigua usanza se complete con otros cometidos que hoy en día se requieren y que aglutinan a los ciudadanos en episodios de vida paralelos, sin perder por ello la sensación de que nos encontramos inmersos en una ciudad única en la que todo lo propio se concibe como algo especial y transferible con orgullo a los visitantes de otros lugares, que se enseña como algo único y costumbrista pero a la vez exportable…

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Y en lo alto, el edificio de forma oval, seis plantas, destinado a viviendas. Sus dobles cristales aíslan los apartamentos del mundanal ruido de oficinas y comercios, pero sin perderlos de vista porque hay un tipo de población que quiere y requiere vivir en zonas urbanas de alta densidad, junto al comercio y al negocio, juntos pero no revueltos, sintiendo en la piel que vivimos esa suerte de entramado urbano con las grandes ventajas de la vida en comunidad ciudadana.

Fachadas
Unas fachadas articuladas entre huecos acristalados y macizos tratados como antepechos lineales, unos espacios comerciales cerrados con una cáscara tan libre y acorde con su situación que admite diversas entradas, salidas y relaciones visuales con el entorno urbano que los circunda… esa es la envoltura de este complejo de ciudad, centro de cultura, administrativo, de oficinas y de ocio que nace con vocación de servicio al casco urbano de Santa Cruz y que se enfrenta decidida a la plaza y a los edificios cercanos en actitud pretendidamente ostentosa y nada humilde pero a la vez con el espíritu de convertirse en un emblema ciudadano.

Mención especial ha de tener el diseño de la torre por ser el símbolo principal de este Complejo urbano. No nos habríamos permitido nunca el hacer unas fachadas sencillas, minimalistas, secas, acaso torpes, sin gracia… todo símbolo debe expresarse a sí mismo, debe decir a los cuatro vientos de qué se trata, debe proclamar en todas direcciones la orgullosa importancia, ¿por qué no?, de la firma a la que representa, y todo ello con una singularidad notable. Si no hay arquitectura emblemática perdemos el tiempo, si no se nos reconoce a distancia habremos fracasado, si no intentamos meternos en el bolsillo de la gente y hacer que sienta las presencias del símbolo, no habremos conseguido lo que queríamos. Así, hemos proyectado una torre singular, muy singular, fácil de construir pero difícil de olvidar, con un lenguaje sencillo pero llamativo, esa fácil lectura que engancha…

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Pero, además, la torre es racional: su centro está ocupado por las comunicaciones verticales de escaleras y ascensores, y desde allí se desarrollan hasta los contornos los espacios de oficina siempre con vistas, dominando la ciudad, extendiendo la mirada hacia el horizonte ciudadano y el mar, luz por doquier para trabajar y relacionarse, para obtener una calidad de vida en el trabajo cotidiano.

La zona comercial
Establece el nexo de unión entre todas las zonas tanto mediante comunicaciones verticales como por direccionamientos visuales previamente establecidos por el proyecto: sus tres plantas inferiores se dedican fundamentalmente al comercio, a la venta de artículos de impulso, pudiendo estos ser admirados desde los pisos superiores. Todo el mundo puede apreciar las obras de arte urbano que se exponen en los recorridos sinuosos; los espacios de relación, la zona de bares y restaurantes están a la vista, así como las terrazas ajardinadas en cubierta… El zócalo es, pues, lugar de reunión, de compra y venta, de paseo, de cordón umbilical entre todas las zonas y, a la vez, la ciudad misma tan atrayente…

Zócalo, pues, a tres alturas desde el que todo se divisa, todo se aprecia, la vista llega a los distintos niveles, a las diversas zonas y se continúa hasta las avenidas colindantes, con lo que la relación interior-exterior nunca se pierde y el visitante capta la idea de estar en todo momento en un espacio abierto bajo el cielo, en un espacio al aire libre y en sombra, y debajo del mismo todo un mundo de colores para disfrutar.

… Y la luz que está presente en todos los recorridos y dependencias e ilumina a propios y extraños como si se tratara de construcciones transparentes, de un mundo abierto al cielo cual foco ancestral eternamente renovado en el que no sólo se puede hacer la compra diaria sino que es posible entretenerse visitando tiendas, galerías comerciales, encontrarse con la persona conocida que vive cerca o simplemente darse un paseo por las instalaciones para gozar de la visión de los productos que allí se exponen…

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Los espacios ciudadanos
Entre las tres edificaciones emblemáticas (la torre, el zócalo y el cuerpo central tanta veces aludidos) se articulan pequeños espacios ciudadanos con vocación de paseo y ocio. Los espacios y sendas direccionales, las rampas casi flotando en el aire, los cambios de nivel, todo ello hace que el ciudadano se sienta inmerso dentro de una ciudad nueva, de un mundo distinto, de un ambiente que por su riqueza expresiva y su modernidad manifiesta nada tiene que ver con el resto de la ciudad que le circunda y a la que ya se había, ay, acostumbrado pero que no le ofrecía las novedades estéticas, volumétricas y ambientales que ahora posee este Complejo único.

La variedad de usos en el tiempo
Todo el día la zona será un hervidero de ir y venir, de gentes que se dirigen a sus oficinas, o van a ellas a redondear un negocio, o tienen algo que comprar, o simplemente sienten la necesidad de pasear… y todo ello en un espacio de tiempo que seguramente llenará la totalidad de las horas diurnas y vespertinas: ciudad que vive, que se desata en oportunidades, que se convierte en una contradicción del campo, de la vida contemplativa, porque aquí estamos viviendo en una super ciudad, en un enclave único en que todo es posible y en el que no hay lugar para el aburrimiento. Ciudadano, persona humana y urbana, con un sin fin de oportunidades y un montón de caminos a recorrer. Es la ciudad que anhelamos en el fondo, aunque a veces nos quejemos de su tremendo ajetreo.

La cubierta convertida en recorrido
En la planta segunda del zócalo hemos establecido recorridos para los peatones, la cubierta entera se hace terraza abierta, ajardinada, esculpida por sus rampas, sus sendas, sus caminos que siempre llevan a alguna parte. Cubiertas domesticadas, espacios libres para el esparcimiento, zonas de paseo, de juegos, de caminar pausado o con prisas… recorridos urbanos para gozar y disfrutar.

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