5.5.2016
La última pieza de un rompecabezas arquitectónico
El proyecto tenía que adaptarse a un entorno muy heterogéneo, con diferentes estructuras construidas a través del tiempo con el objeto de satisfacer las necesidades de crecimiento futuro.
En este contexto, el proyecto puede ser visto como ´la última pieza de un rompecabezas arquitectónico´. Es un punto final, que organiza el espacio y el paisaje, guiando al residente y el usuario.
Con el fin de responder al reto que planteaba un programa denso de 2.000 m2 en un entorno rural que a la vez necesitaba interactuar con el edificio original, los diseñadores decidieron dividir el proyecto en tres partes y reorganizar los espacios exteriores.
El enfoque ambiental fue centro de todo el proyecto e influyó en otras preocupaciones. Todas las habitaciones están orientadas al sur para aprovechar al máximo la luz del sol, con sombras utilizadas para garantizar la máxima comodidad en los meses de verano. Todas las habitaciones tienen vistas a la plaza y al jardín, mientras que los pasillos y escaleras sobre el lado que mira al norte del edificio ofrecen vistas panorámicas de los alrededores.
La rentabilidad del proyecto residió en la agrupación y estratificación de los programas y el fácil acceso entre los espacios.
Visitá el texto original en inglés > http://bit.ly/1NkIsuo