3.6.2013
La Luciole, centro de conciertos en Alençon, Francia
Luciole -en francés “luciérnaga”- es un centro de conciertos en Alençon, Francia, fundado en 1994. Hace algunos años, el municipio se comprometió a financiar la ampliación de esta pequeña sala que se ha forjado una reputación que atrae músicos de renombre.
Las bases del concurso requerían una sala de conciertos más grande, que sin embargo debía mantener su carácter íntimo y la calidad envolvente que definía el espacio original. El deseo de acercar a las personas al máximo a los artistas ha dado forma literal a un escenario casi rodeado por el público. Durante el proceso de diseño las formas del edificio evolucionaron desde una planta rectangular a una cilíndrica, aunque se mantuvo la idea central de disponer dos volúmenes inclinados e interconectados que contuvieran al público y al escenario.
“Es un poco extraño y excéntrico, muy diferente a todo lo demás diseñado por nuestra oficina”, señala Jacques Moussafir. Esto se explica en parte por la dinámica del proyecto ya que la propuesta de la competencia se llevó a cabo en diez días. Más importante aún, la geometría audaz y la exuberante combinación de colores reflejan la fuerte personalidad del hombre que creó La Luciole.
Estructuralmente, el proyecto consta de dos bastidores de acero cilíndricos y un recinto de hormigón (cajas de hormigón más pequeñas se utilizan para las entradas y las salidas). Un arco emergente donde los dos cilindros se cruzan marca la frontera entre el escenario y el público. Simple en sí mismo, la estructura de acero requirió un complejo desarrollo con el fin de minimizar el uso de materiales sin comprometer la estabilidad. Otro de los retos presentado durante el montaje fue la instalación de los paneles aislantes curvados y de las láminas acústicas suspendidas en las superficies redondeadas de la sala de espectáculos.
Construido en la entrada oeste de la ciudad, La Luciole aparece como un faro urbano, situado en contrapunto a la fachada lineal del centro de exposiciones adyacente. La membrana estirada sobre el techo circular de los auditorios se entiende como una pantalla de proyección. El acabado exterior relaciona el edificio con su entorno natural. El proyecto inicial proponía un revestimiento mate en acero inoxidable pulido que reflejara los cambiantes cielos de Normandía, pero la realidad dictó una solución más económica con un revestimiento de acero corrugado. La aparente disposición aleatoria de paneles blancos y azules representa un fragmento del cielo pixelado de Alençon a menudo cubierto de nubes. Con tonos más oscuros concentrados en el encuentro de los dos cilindros, el efecto general evoca un géiser que une la tierra y el cielo.