Casa LC

Intentado despojar a la obra de toda hojarasca superficial que oculte la pura esencia, y destacar lo sustancial de la forma y del material en plenitud, se compuso básicamente de un techo y un piso, dos planos, horizontales como es el paisaje del campo argentino que lo rodea. El hombre vive en un plano horizontal, por él camina, se desarrolla, se mueve; estos dos elementos componen la forma: la cubierta, en hormigón que se extiende más allá del cerramiento, creando un espacio intermedio que enmarca el ingreso; y el piso, en madera, se eleva para sobresaltarlo y crear una sensación de levedad al despegarse del terreno que los cobija. La horizontalidad potencia el contacto con la naturaleza y resuelve sin estridencia todo el programa en un sólo nivel.

El cerramiento se utilizó para delinear diferentes sectores, la transparencia que permite ver el movimiento de la vida del hogar y la opacidad, que oculta lugares privados destinados al descanso y a la intimidad. El corazón de la vivienda es totalmente vidriado, permitiendo la visión a través de esta, como una sucesión exterior- interior- exterior, integrando al espacio doméstico la vegetación y el paisaje circundante estableciendo un diálogo sereno entre arquitectura y entorno. La elección de los materiales, madera, hormigón, piedra y cristal, fue intencionada hacia una búsqueda de una mayor integración con los elementos del lugar. Se crea un nuevo horizonte habitable, donde la presencia de la naturaleza con sus cambios de estaciones, colores y formas modifica el espacio interior y ese contacto permanente con el medio enriquece el paso de las horas en un lugar donde el tiempo transcurre de manera diferente.