31.5.2018
Casa del Chiche
El proyecto se convirtió en una casa en el proceso, su configuración actual fue decidida durante la construcción, su propósito final aún es incierto.
La incertidumbre y la vaguedad se convierten en las estrategias y herramientas para construir una serie de espacios que resuelven las necesidades de la familia, a partir de dos requerimientos fijos: una cancha para jugar fútbol y una parrilla para recibir a familiares y amigos. Esto implicó en realidad definir una estrategia espacial y dimensional muy clara y sistemática que pudiera traducirse directamente a lo material y a una construcción variable: un sistema de fronteras difusas, una estructura porosa que permitiera cambios muy graduales dentro de un conjunto de reglas determinadas, siempre dentro de las estrictas condiciones de resistencia anti-sísmica.
El sistema estructural redundante y ligero se compone de pletinas de acero, de 6000 x 300 x 4 mm (6 y 8 mm donde es necesario), armadas en un entramado tridimensional plano modulado cada 600 mm.
Este entramado se mantiene independiente del uso y la dimensión de los espacios, pero varía con el fin de responder a su diseño, configuración, dimensión y uso. Es una frontera difusa con grados o calidades de porosidad particulares, siendo literalmente tan débil o fuerte como se requiera. Dependiendo de la posición del observador dentro o fuera, el entramado se vuelve absolutamente definido y sólido, o desaparece aparentemente. Aunque es el sistema estructural, espacial y material, no es identificable como un elemento arquitectónico o estructural típico que nos relacione con una casa, por lo tanto ésta queda indefinida, una frontera difusa entre arquitectura y estructura, entre material e inmaterial, entre interior y exterior.