31.10.2011

Auditorio Municipal de Teulada, España

Teulada-Moraira es un núcleo urbano atípico. Dividido en dos unidades físicas diferenciadas por la distancia, resulta ser sin embargo una única unidad administrativa. Ubicado en Alicante, en un valle que desde la montaña desciende hacia el mar, el asentamiento no renuncia ni a la condición terrenal ni a la marítima.

La ciudad ocupó ambas realidades físicas y, de manera “golosa”, no quiso perderse nada de lo que define su entorno. Ambos núcleos físicos son referencia visual el uno para el otro. Y es esta visión entre ellos, en la distancia, posible por la diferencia de altura, la que significa la unión por encima de la lejanía. Es difícil encontrar un contexto más amplio y sugerente.

La parcela que ocupa el nuevo Auditorio de Teulada-Moraira se localiza físicamente en el primer núcleo, el más alto, el de Teulada. Forma parte de un nuevo desarrollo urbano y se sitúa en el punto más elevado de la ciudad. Desde este lugar se distingue, a través del valle jalonado de pequeñas edificaciones blancas, la ciudad de Moraira junto al mar.

Se trata pues de un edificio que debido a su singular situación topográfica será visto desde ambos núcleos, actuando en cierta manera como símbolo de una unidad urbana que aunque no se sustenta en una continuidad física sí lo hace en unas intensidades territoriales, paisajísticas y por supuesto culturales.

Esta especial significación urbana y paisajística del edificio le otorga sin duda una importancia que va más allá de la que se derivaría de su simple condición de objeto, y sustenta las decisiones fundamentales en lo que a la configuración y definición formal de la propuesta se refiere. Las características topográficas y los desniveles del solar se convierten igualmente en condiciones activas de la solución.

Se propone como principio que los auditorios se adapten a la topografía natural del terreno, descendiente en la dirección sur-oeste, liberando en su perímetro noreste y sureste los espacios principales de acceso. Estos se organizan y orientan buscando de manera activa las vistas a Moraira y al mar, y resumen en su conformación y naturaleza la condición que el edificio adquiere como soporte para una “articulación territorial”. Especialmente significativos son los vestíbulos laterales al auditorio principal los cuales se convierten en grandes miradores hacia la distancia y el mar. Su configuración y construcción sigue las pautas de una gran fachada-espacio, profunda, geométrica y cuidadosamente esculpida como si de un diamante se tratara, todo ello realizado siguiendo las inclinaciones de las distintas posiciones solares con la intención de evitar la incidencia directa de la luz que, en el mediterráneo y con esta orientación, puede resultar muy molesta. Podemos decir que esta fachada lateral resume formalmente todas las intensidades desplegadas en el proyecto. En su espesor, como piezas finamente engastadas, se incluyen la cafetería y el restaurante y, en un nivel más bajo, un área dedicada a exposiciones, todos ellos con vistas sobre el mediterráneo. El suelo de esta “gran abertura”, al igual que el techo, se pliega como metáfora de una playa rocosa que en la distancia se funde con el mar verdadero. Durante la noche esta gran fachada se convertirá en el telón teatral, el faro iluminado que se verá desde los caminos que unen Teulada con Moraira.

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