8.5.2013

Acuario Corrientes

El acuario de Corrientes será particularmente afín a lo enunciado: las cosas que suceden bajo el agua son excepcionalmente misteriosas…el mundo líquido es habitado por una enorme diversidad de organismos de todo tipo y tamaño… y ninguno afín a la vida aérea.

El entretenimiento, o sea la distensión lúdica, puede ser didáctico y científico
Para que ello suceda, además del contenido específico sobre el cual se pretende elaborar, se debe contar con un entorno que transmita una sensación de descubrimiento, curiosidad y sugestión, sensación posible de lograr, entre otros datos concurrentes, con un edificio de referencias insinuadas a los contextos a los que se pretende inducir a los visitantes. O sea, un edificio cargado de metáforas…

El icono urbano y la Naturaleza
Es importante la presencia del edificio del acuario en interpretaciones metafóricas tan amplia como la imaginación de la gente del litoral: isla, barco encallado, caparazón de tortuga…no importa: su apodo lo termina de definir el rumor popular, así como su iconicidad trasciende la mera función acuario. Y el ícono se refiere necesariamente a metáforas culturales o naturales, la cual, mediante la creación de ecosistemas artificialmente sustentables facilita el rol didáctico al desagregar las complejas funciones naturales.

Y la tecnología constructiva adhiere al mismo patrón: la estructura es explícita y tectónica, su materialidad cruda, obvia, desnuda. Las partes constructivas son apenas soportes mudos para la comunicación del contenido, sea natural (los peces y paisajes subfluviales) como abstracto (la comunicación didáctica). Así la presencia edilicia, de claro mandato icónico intuido en su forma extravagante pero controlada, aspira a atraer primero mediante su propia caricatura, y en segunda instancia, como un delicado contenedor para mostrar actividades de sutil equilibrio cual es la vida acuática en un contexto de visibilidad didáctica.

El acuario también aspira a establecer nuevos parámetros de edificación en un contexto de recursos escasos mediante la aplicación de las mejores prácticas de la sustentabilidad. En este sentido, la utilización de tecnologías sencillas disponibles localmente (inclusive mediante la ponderación demostrativa de la madera laminada) son casi obviedades para obtener un edificio sencillo, de bajo consumo y “gauchito”.

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En este sentido la climatización del edificio del acuario será innovadora y de bajísimo consumo energético, aprovechando la estabilidad térmica del gran volumen de agua contenido y las menores temperaturas geotérmicas que se aprovechan desde los substratos térreos. Es posible, entonces, que estemos, a verificar en el tiempo, contribuyendo a un nuevo paradigma de equilibrio entre Naturaleza, tecnología y función.

Un recorrido sugestivo
El visitante ingresará, en un sector acotado de la Costanera de la Ciudad, a un recorrido de alto impacto conformado por un gran centro de interpretación rodeado por situaciones propias de la Naturaleza acuática, didácticamente explicitados y interactivamente organizados para su máxima participación con el mundo sumergido, además de los placeres más banales…comer, comprar, disfrutar…

Así, luego de transponer el arco de acceso e ingresar a la amplia explanada/puente de madera, le llamará la atención la gran estructura del acuario, que, con su vaga referencia a un gigantesco organismo flotando sobre el agua, domina el paisaje de laguna y río. Antes de ingresar seguramente se detenga a conocer la recopilación de algunas “leyendas del río”, expresados gráficamente en atractivos paneles, algunos sonoros, otros con imagen digital.

La inmersión (en sentido figurativo!) en el acuario propiamente dicho lo llevará en recorrido inducido, primero a la penumbra del sector central, cuya estructura está sugestivamente referenciada al casco de un barco o al esqueleto de un gigantesco pez, donde podrá disfrutar de peces de formas y colores en estanques pequeños, todo debidamente explicado como un gran centro de interpretación. El momento emocionante será el ingreso al “batiscafo”, una envolvente esférica con ventanas circulares rodeada de agua, peces y paisajes subacuáticos.

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El visitante luego recorrerá, entre dos paredes de agua y en gran curva descendente, el hábitat profundo de los grandes peces de ríos del Litoral (dorado, surubí, pacu, etc.): la sensación aquí será de estar bajo el agua ya que la propia curva de la disposición de los acuarios no permite una visión externa… todo en un clima de densa penumbra ambiental e iluminación escenográfica dirigida a los acuarios.

Al salir, y ensimismado por la experiencia subacuática, el visitante será inducido a un recorrido externo por la galería que rodea el edificio donde un paisaje simulado de los Esteros del Ibera, con su particular flora flotante, aves y peces lo volverá a la realidad “aérea”. El punto notable de este recorrido, luego de descender en rampa a un punto de observación a ras del pelo de agua es la visualización del temible yacaré y las tortugas de agua en su propio hábitat de agua y costa verde.

El recorrido se complementa luego con lugares para actividades educativas o recreativas… así, el pequeño auditorio para hasta 100 personas puede albergar actividades formales que requieren foco didáctico o, por ejemplo, las escalinatas exteriores permitir reuniones mas distendidas de alumnos con sus maestras. Asimismo, el pequeño servicio de bar y comedor en una estructura sobre el Paraná que complementa un edificio del siglo XVIII reciclado, permite relajarse bajo los añosos árboles existentes y revalorizados.

Y ya a la salida, seguramente después de un par de horas de didáctico entretenimiento, el visitante pasara por el local de regalos para irse con un recuerdo de la vista.

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