EXTRACCIÓN, SIMULACIÓN (II)

Estimado James, de mi mayor consideración:

Aunque el correo interdimensional es un proceso costoso, finalmente me he decidido a escribirle esta misiva, desde aquí arriba.
Ha llegado a mis oídos celestiales el chisme de que usted ha declarado que «Gravity», de Alfonso Cuarón, es «la mejor película del espacio jamás filmada». Ante semejante afirmación, me siento obligado a protestar.

Si se trata de mostrar referencias, le cuento lo que decía este telegrama, que recibí cuando se estrenó «2001, odisea del espacio»: «Vi ayer su filme y necesito expresarle mi emoción y entusiasmo STOP Le deseo suerte en su camino» Firmado: Federico Fellini

En todos los juegos de figuritas cinéfilos, Fellini mata a Cameron, así que gano yo. Compréndame, valoro el trabajo tan meticuloso que ha realizado el equipo de Cuarón para recrear las caminatas espaciales. Pero que existan osados allí abajo que se atrevan a comparar mi película con esta, me pone irascible (discúlpeme, pero ya sabe que tenía fama de ser un tipo jodido).

¿Sabe usted que los tripulantes del Apollo VIII, que en la navidad de 1968 se transformaron en los primeros hombres en posar sus ojos sobre el lado oscuro de la Luna, le comentaron luego a mi co-guionista Arthur C. Clarke, que se habían sentido tentados de bromear al control de misión, informando por la radio el descubrimiento de un monolito negro?

¿Eso le dice algo? ¡Cuando yo realicé 2001, el hombre todavía no había llegado a la Luna! Y sin contar con experiencia de primera mano de la vida del espacio, y con los recursos escasos de aquella época, hice una de las reproducciones de los viajes espaciales más fidedignas que se hayan hecho. ¿Se imagina usted, si yo en mis tiempos hubiera contado con todo este CGI y efectos digitales que tienen ustedes ahora? El pobre de Cuarón nunca hubiera salido de asistente de dirección. Sin ofender.

Y del argumento mejor ni hablemos. Mi film era la historia que abarcaba tres millones de años de la evolución humana, y reflexiona sobre nuestra dependencia para bien y para mal de la tecnología, y propone que en la teoría evolutiva la humanidad no es el final del proceso, si no que somos, tal vez, un simple escalón en la escalinata que lleva hacia Dios. El argumento de Gravity, es de 90 minutos de Sandra Bullock tratando de sujetarse a alguna cosa.

Se quejaban de que mis astronautas no hablaban y eran poco emocionales. Así son los astronautas de la vida real: se los entrena para controlar sus emociones ante una emergencia, porque en el espacio, mantener la calma puede ser la diferencia entre la vida o la muerte. En Gravity tenemos una astronauta profesional que se pone histérica a cada rato y tiene más ataques de nervios que las chicas Almodóvar.

Y contrastando con ella, tenemos a George Clooney que luce como un Buzz Lightyear en tamaño real (no se sorprenda, aquí también hay televisión por cable, y nos pasan todas las películas nuevas en el canal Movie City Heaven), todo el tiempo haciéndose el galán y tirando frases simpáticas en medio de la catástrofe. No le avisaron que ya no estaba más en la publicidad del café Nespresso.

Bueno, me despido. Me están esperando en la nube nro. 48358, donde todos los Viernes nos juntamos con Fritz, Orson y Alfred a jugar al poker.

Atte.,
Stanley Kubrick

Acerca de Cinemanal
Desde la aparición del cine a fines del siglo XIX (entre George Meliès y los hermanos Lumière), la humanidad se ha visto constantemente sumergida en un mar de sensaciones ficticias causantes de sentimientos reales. Con el correr del tiempo el séptimo arte se ha hecho lugar entre otras disciplinas milenarias y se ha consolidado como una de las más populares.

El hombre es propenso a imaginar, a fin de evadir el entorno real al menos un instante y flotar en la irrealidad. La cinematografía es uno de los mayores factores para encender esa capacidad.