16.3.2017

Entrevista a Carme Pigem: «Arquitectura y lugar deben pasar a ser una nueva unidad indisociable y conjunta»

Hace pocas semanas se conocieron los ganadores del Premio Pritzker 2017. ARQA dialogó con Carme Pigem, una de las galardonadas, parte del estudio RCR. Cómo se construye una arquitectura en equipo, la importancia del contexto y el sentido del lugar, las influencias de Japón y la centralidad de la pasión en la labor arquitectónica.

¿Cuál fue tu primer pensamiento cuando supiste que eran los ganadores de este premio?

CP: Una emoción enorme, realmente una emoción enorme.

Es la primera vez que le dan el premio Pritzker a tres arquitectos/as. En ese sentido queríamos preguntarte, ¿cómo se construye esa arquitectura colectiva y en equipo?

CP: Tenemos que decir que hay antecedentes de dos, pero sí, es la primera vez que se lo dan a tres. Para nosotros es importante porque realmente desde el principio decidimos sentarnos alrededor de la misma mesa y discutir las cosas conjuntamente. Ésto nos ha dado fuerzas a nosotros mismos y ahora es muy bonito que el Pritzker reconozca el trabajo que se ha hecho. Es muy emocionante.

Su arquitectura nos recuerda «El elogio de la sombra» el manifiesto de Junichiro Tanizaki. ¿Se sienten identificados con el culto a lo sutil de la estética japonesa?

CP: A muy poco de empezar nos invitaron a ir al Japón porque conocieron un proyecto nuestro que les interesó, Faro Horizontal. Y a nosotros este viaje, donde descubrimos Japón, fue muy revelador. Tuvimos la suerte de pasear por los jardines de Kyoto, ir a un templo en Koyasan… Realmente nos impresionó mucho y creo que realmente hemos estado influenciados por esta arquitectura y jardinería japonesa.

Hay otra cuestión también, y es que realizaron un investigación profunda sobre la arquitectura rural ancestral de Cataluña. ¿Cómo creen que esos estudios se reflejan en su obra?

CP: Nosotros realmente estamos viviendo y trabajando en Olot, un parque natural por ser zona volcánica. Nuestro paisaje nos ha influenciado mucho y en él ha habido siempre estas construcciones desde casa a cabañas, a las construcciones de terrazas para el cultivo, aquí hay una huella del hombre importante. Ahora casi cuando miramos este paisaje y decimos que es un paisaje natural en realidad no lo es; es un paisaje que era virgen, pero que ahora ha sido muy humanizado. Entonces hay una combinación tan estrecha entre lo natural y lo construido; si hablamos de paisaje humanizado, y cuando lo vemos parece casi un paisaje natural, decimos bueno, hay un algo, una fuerza, que hace que haya una imbrincación tan fuerte entre lo natural y lo construido que hace que haya mucho para aprender. Nosotros somos asesores en este parque en cuanto a las reformas, a los temas de construcción, a las reformas que la gente necesite llevar a cabo en el patrimonio arquitectónico que hay. Ésto nos llevó al interés de conocer realmente la constitución de esas casas, cómo se situaban, cómo se constituían. Y ha sido una fuente de enseñanza realmente importante.

En ese sentido hay una parte del premio que habla de que ustedes trabajan “para la creación de espacios que están en relación con sus respectivos contextos” ¿qué sentido tiene el contexto para ustedes en la obra, cómo es esa vinculación con el sentido del lugar?

CP: Es una vinculación casi tal, súper importante. Porque a nosotros lo que nos gusta es esto que te contaba de estas casas y construcciones en este medio rural, es ver cómo lo acabas asociando con una sola unidad. Para nuestra arquitectura es muy importante ver cómo se vincula al lugar, para que realmente al final «arquitectura y lugar» pasen a ser una nueva unidad, indisociable y conjunta. Entonces sí, realmente ha sido muy importante.

En general en la arquitectura como disciplina han tenido más visibilidad los hombres, y sin embargo en los últimos años las mujeres han logrado ser más reconocidas. ¿Cómo ves esta dinámica?

CP:  Yo evidentemente creo la mujer tiene la misma capacidad del hombre, lo que pasa es que en la mujer hay algo muy singular que es la maternidad, y creo que esto hace que mujeres que empiezan con mucha energía, una vez que pasa el hecho de la maternidad los valores cambian. La familia empieza a tomar un primer plano y luego la profesión entra en un segundo plano. De ahí la importancia de esta creatividad compartida, es la que ha hecho que yo también esté ahí.

¿Tenés alguna obra favorita?

CP: Me gustan todas (risas)

¿No hay ninguna en particular?

CP: Yo siempre digo que si tuviera que señalar algo sería el primer concurso nacional que ganamos, que era el concurso para un faro que no se llegó a construir. Pero ese faro refleja bastante pedagógicamente cómo entendemos la arquitectura, y que si desde Olot hicimos un concurso nacional y lo pudimos ganar nos dijo que podríamos intentar, aspirar a hacer cosas interesantes.

¿Qué mensaje le darías a los estudiantes que inician sus pasos en la arquitectura?

CP: Que pongan pasión, que se lo crean, que pongan esfuerzo, ilusión, que pongan todo ahí. Porque realmente cuando pones todo ahí al final yo creo que los frutos salen. Hace falta pasión, no tenemos que esperar a que nos regalen nada, sino estar ahí nosotros luchado, creyendo en lo que hacemos y poniendo mucha pasión. Es la manera de ir hacia adelante, y de que luego obtengas satisfacciones por el trabajo hecho. Mucha pasión.

Escuchá la entrevista completa:

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