8.10.2013

¿Qué es la Arquitectura?

Saénz de Oiza, afirmaba que cuando un alumno sabía lo que es y lo que no es arquitectura ya estaba listo para salir de la escuela.

En principio parece un requisito no excesivamente complicado de cumplir pero en la práctica creemos que no es tan sencillo, así que vamos a hacer un pequeño repaso por diversas cuestiones que nos pueden ayudar a tener un criterio más o menos claro ante la pregunta que da título a la entrada.

Es importante aclarar que la duda sobre lo qué es y lo que no es arquitectura nunca ha dejado de estar ahí, pero la historia y el paso del tiempo ha situado a cada uno en su lugar. Siempre ha existido un lenguaje o un estilo que daba a la arquitectura de cada época cierta seguridad de que estaba en el camino acertado. No se podía plantear un elemento extraño a lo que el común de los mortales era capaz de identificar como algo suyo, algo propio del tiempo que le estaba tocando vivir.

Esas reglas de composición venían acompañadas de una forma de construir relativamente segura y se podría decir que la técnica hasta hace cuatro días no ha dado pie a grandes aventuras. Así que la duda sobre si una obra de Miguel Ángel era o no era arquitectura no tenía mucho sentido.

El paso de una época a otra se producía con el suficiente sosiego para que la pregunta que hoy tenemos entre manos no tuviera relevancia. Este paso del tiempo nos va dando las claves de lo que ha llegando hasta nuestro días y consideramos que es arquitectura con mayúsculas. Para bien o para mal, conviene recordar que la arquitectura siempre ha sido fiel reflejo de la época que le tocó vivir, parafraseando a Octavio paz “es ese testigo insobornable” que da fe de cómo el hombre ha ido habitando nuestro planeta a lo largo de los siglos.

Con la aparición de la arquitectura moderna a principios del siglo XX, todo cambió y el nuevo lenguaje propuesto ya no era fruto de un lento devenir en el que nadie se sorprendía excesivamente de lo que veía. Sin previo aviso apareció un nuevo estilo, que venía a romper con todo lo conocido hasta entonces. Una diferente visión de la funcionalidad y nuevas técnicas constructivas derivadas de revolucionarios procesos de industrialización, se apoderaban de la vanguardia arquitectónica del momento.

El estilo internacional no entendía de credos ni religiones, eran conceptos y formas “nuevas” que habían venido para quedarse, aunque no fueran entendidas por la gran masa de la población. A partir de aquí empezó el jaleo, y ya nada volvería a ser como antes La sucesión de corrientes y movimientos arquitectónicos se precipitaría a lo largo de la segunda mitad del siglo pasado.

Nadie estaba ya seguro de lo que hoy se podía considerar como gran arquitectura. Esa arquitectura de la que nadie duda. A partir de este momento lo que para unos era buena arquitectura para otros no tenía ningún valor y viceversa. Y por otro lado tampoco hemos tenido tiempo de que el paso de los años, deje a cada uno en su lugar. A este punto se conveniente recordar una de las ideas principales de Mahatma Gandhí “Me he dado cuenta que siempre estoy en lo cierto desde mi punto de vista y que a menudo estoy equivocado desde el punto de vista de mis críticos honestos. Sé que unos y otros estamos en lo cierto desde nuestros respectivos puntos de vista. Me gusta mucho esta doctrina de las múltiples normas de la realidad.”

Pero qué puede ser eso que tanto nos atrae cuando contemplamos un edificio y que aún sin saber poner palabras precisas sabemos que es lo que nos hace disfrutar de verdadera arquitectura. Creemos que puede ser perfectamente ese “noseque” del que hablaba Miguel Fisac o esa magia que Zumthor identifica como “el alma de la arquitectura” y que tiene que estar presente en todo proyecto que se precie. Y ya que nos ponemos de un tono más espiritual conviene rescatar las palabras de Luis Barragán “La arquitectura es esa armonía de elementos que, produciendo poesía, delimitan espacios donde reina el espíritu. Debe estar enraizada en consideraciones funcionales, pero a través de diferentes niveles puede alcanzar el universo del arte puro. “

Estas reflexiones en busca de la esencia de la arquitectura se pueden trasladar directamente a campos paralelos. Nos atrevemos a identificar esta búsqueda arquitectónica con el término fotográfico de punctum o con el concepto de “lo aurático” de Walter Benjamín. Estas ideas tienen que ver con ese algo metafísico e inexplicable que es intrínseco de la obra de arte y que hace que podamos emocionarnos al contemplarla.

Hasta ahora las citas que hemos rescatado las pudiéramos considerar como buenas aproximaciones de lo que es arquitectura, pero parece que nos estamos quedando muy centrados en una arquitectura de gravedad, espacio y luz. Curiosamente Barragán nuevamente es capaz de ir un paso más allá “la primera obligación de la arquitectura (para lograr el bienestar y la felicidad del hombre), es estar en armonía con su entorno, tanto urbano como natural. La arquitectura es espacio; tan arquitectura es el espacio urbano como el espacio interior. La arquitectura crea ciudades, la ciudad debe ser amable y proteger a sus habitantes. Por lo tanto, la arquitectura deberá estar condicionada a su ciudad.”

Quizás ahora podríamos entrar a discernir qué se puede considerar por armonía o cuándo se considera que la arquitectura está “condicionada”, pero por lo menos parece que estamos en la pista sobre los asuntos más relevantes en nuestra particular búsqueda. Para seguir enlazando esta relación de la arquitectura con su entorno, nada mejor que recordar las palabras de Álvaro Siza a este respecto “Me gusta actuar mediante una adaptación al entorno muy fuerte. Pero no busco una relación meramente mimética, sino una transformación del paisaje, aunque la actitud siga la misma lógica del paisaje”.

Mucha carga conceptual en pocas palabras!

Segunda Parte
Después del repaso más o menos histórico que hicimos en entrada de ayer, sobre lo que puede ser arquitectura y lo que quizás no lo sea tanto. Hoy nos gustaría centrar la reflexión desde una visión más cercana y actual de la cuestión. Quizás seamos demasiado pretenciosos pensando poder abarcar tan peliaguda cuestión pero estamos decididos a correr el riesgo.

Mucho se habla hoy de que la auténtica arquitectura es solamente la que propone un pequeño y selecto grupo de arquitectos que vienen acaparando la atención de la crítica especializada. Algunos los identifican como “los de negro”, acusándoles de no ser más que la parte mediática del circo de la arquitectura. En consecuencia se entiende que el resto de arquitectos no plantean más que una digna construcción en el mejor de los casos.

Nosotros pensamos que de la misma forma que ese pequeño porcentaje de arquitectos tiene algo de fuegos de artificio, también entendemos que hay gente validísima dentro de él, proponiendo (incluso a veces construyendo) cosas interesantísimas. Por otra parte, muchísimos buenos arquitectos que no están entre “los de negro” construyen magnífica arquitectura (aunque no tenga tanta carga conceptual), a pesar de ser mínimamente conocidos.

En cualquier modo, toda esta disertación entre “buenos y malos” no justifica que nuestras ciudades hayan sido macizadas sin piedad por aquellos arquitectos de uno de los dos bandos, a los que la arquitectura poco o nada importa. En su descargo apuntar que culpa no es sólo de los técnicos. De hecho es el agente menos influyente en esta dinámica de horror en que se han convertido gran parte de nuestras ciudades. Como bien apuntaba Pio Baroja “El cemento armado es una musa honesta y útil, y quizá en manos de un arquitecto genial sería admirable; pero cuando se desmanda y se siente atrevida, como una cocinera lanzada a cupletista, hace tales horrores, que habría que sujetarla y llevarla a la cárcel.”

No se trata tanto de saber cual es el pequeño porcentaje de arquitectos hoy está planteando arquitectura con mayúsculas, sino cuales son las medidas que debemos tomar para que la mayor parte de los arquitectos puedan hacer una arquitectura digna (con un marcado carácter de servicio) para que nuestras ciudades puedan disfrutar de una mínima calidad de vida. Por lo atemporal del texto parece que fue ayer cuando Coderch escribió “no son genios lo que necesitamos ahora”, que con el paso de los años no pierde ni un ápice de su vigencia.

Por otro lado sería conveniente ver la manera en que la arquitectura cada vez debe acoger más la opinión del ciudadano. Hoy no se puede entender nuestras propuestas a nivel de ciudad sin dar un protagonismo claro a la participación ciudadana. La clave está en encontrar el equilibrio entre los técnicos, la ciudadanía y la administración. La arquitectura cada vez es más un asunto de sinergia que de supuesta genialidad. El gran Alvar Aalto, allá por el año 1957 nos deleitaba con estas palabras; “el nivel de discusión conviene que sea lo mas amplio posible. Deberíamos poner todas las cartas encima de la mesa y hablar juntos, planear conjuntamente y hablar abiertamente de nuestras debilidades.”

Para terminar de posicionarnos dentro de este maremágnum de ideas que hemos intentado hilvanar durante estas dos últimas entradas, creemos que nosotros no podemos afirmar lo que es arquitectura. Como mucho, nos atreveríamos a afirmar lo que no es arquitectura y en la mayoría de los casos con grandes reservas. Así que pudiera ser que Saenz de Oíza todavía nos tendría atrapados en la escuela! En realidad estaríamos bastante de acuerdo con Antonio Jiménez Torrecillas cuando viene a decir que “la arquitectura es más importante por lo que evoca que por lo que es en sí” y si tuviéramos que mojarnos un poco más, como mucho creemos que intuimos lo que nos interesa y lo que no nos interesa de la arquitectura. A esta conclusión habría que añadir que lo que hoy consideramos interesante puede no serlo mañana, en igual medida que muchas de las cosas que hoy nos interesan hace cuatro días no llamaban nuestra atención para nada.

Lo que cada vez tenemos más claro es que la esencia del arte o de la arquitectura, no la abarcaremos nunca de manera racional, y las palabras vienen de intentar explicar esta racionalización, que aún siendo extremadamente necesaria, nunca llega a atrapar lo que con tanto ahínco hemos intentado verbalizar. Quizás esté ahí el quid de la cuestión, si nosotros con todas nuestras limitaciones e imperfecciones somos capaces de definir completamente aquello a lo que estamos llamando arquitectura, es porque posiblemente no lo sea, y si en el intento se nos escapa esa esencia buscada, seguramente es porque lo que estábamos llamando arquitectura lo era sin lugar a dudas.

Cuanto más se nos escape a nuestros razonamientos más arquitectura será, hasta llegar a encontrarnos con las obras cumbres de la arquitectura, esa arquitectura con mayúsculas donde sólo cabe disfrutar desde los sentidos, y donde todos los sentidos son presa de la más absoluta grandeza, que hace que todo nuestro ser quede embargado por la emoción.

¿De verdad alguien puede poner palabras a lo que se siente estando el 21 de Junio en el Panteón de Roma?

Fuente > http://www.stepienybarno.es/blog/2009/10/05/%25C2%25BFque-es-arquitectura-12/

Para poder subir obras es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder solicitar la creación de un grupo es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder guardar en favoritos es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder valorar obras es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder agregar a este usuario a tu red de contactos es necesario que acceder con una cuenta ARQA

Para poder enviarle un mensaje a este usuario es necesario que acceder con una cuenta ARQA

Ir a la barra de herramientas