28.1.2013

Carta de un arquitecto cabreado

Después de la “carta de un estudiante de arquitectura” que publicamos hace poco; os animamos a echar un ojo a esta nueva “carta de un arquitecto cabreado”. Mi nombre y apellidos, no importan. En este caso solo importa que soy arquitecto y creo que hablo en nombre de muchos otros arquitectos con las palabras que vienen a continuación. Aviso de antemano que escribo cabreado, así que lo mismo digo algo que no debiera, pero como vengan las palabras, así saldrán.

Vaya por delante que, soy el primero que reconoce que la sociedad no nos ha entendido ni valorado, en gran parte, por nuestra propia culpa. Unos cuantos arquitectos se vendieron al mejor postor, políticos e inmobiliarios, y construyeron la mayoría de los metros cuadrados de la burbuja. Arquitectos que no hacían arquitectura, sino que levantaban ladrillos uno detrás de otro.

Otros compañeros, han explotado a jóvenes arquitectos, haciendo que las palabras “falso autónomo” sonasen con normalidad. Así, mucha mano de obra barata hacía competitivos a determinados estudios de arquitectura, con todo lo que ello supone. A su vez, profesores de más de una escuela han tirado de alumnos en prácticas para sus estudios, no para que aprendieran lo que era ser arquitecto, sino para tener todavía más barata (cero euros) mano de obra, y así presentarse a infinidad de concursos. Esto hace que detrás de mucha buena arquitectura hay muy poca ética profesional.

Consecuencia de todo ello: muchos “Llaneros solitarios” y pequeños estudios no hemos podido competir en igualdad de condiciones. Se suponía que los concursos de arquitectura, eran la mejor y más justa manera de repartir el trabajo. Pero no se decía entre quienes!! También estoy cabreado con los colegios de arquitectos; no con todos, pero sí con muchos. Más de uno, pequeños reinos de taifas, con señores que no escuchan, defendiendo sus intereses a capa y espada. Un visado, de dudosa valía ha sido durante años fuente de financiación y estandarte de los mismos.

La defensa de la arquitectura, ha brillado por su ausencia y la de los propios arquitectos, en demasiadas ocasiones, también. Respecto al consejo, mejor ni hablo. Sólo con el gol que nos metieron con el CTE, se necesitaba dimisión en pleno. Mucha más responsabilidad y trabajo para nuestro colectivo, a cambio de nada o casi nada. Ah!! La responsabilidad!! Esto es de locos. Los arquitectos hemos asumido unas reglas totalmente injustas. Nos han endosado un sistema en el que estamos en “libertad condicional” a partir de nuestra primera firma como autores del proyecto. Por muy bien que esté el proyecto, nunca se podrán definir todos los elementos del mismo, pero como tengas un problema en la obra y el perito vea que no está dibujado justo ese detalle constructivo, estás jodido.

Respecto a la obra, mucho peor. En qué cabeza cabe que se puede controlar todo lo que ocurre en la misma, ni aunque vayas todo los días. Algo siempre se escapa y ese “algo”, seguramente, será lo que con el tiempo pueda dar problemas. Como seas coordinador de seguridad y salud, que Dios te pille confesado. Pero eso sí, si sucede cualquier desperfecto, nuevamente, estas frito. El juez no tendrá piedad, incluso si no ve el tema muy claro. En caso de duda: responsabilidad solidaria. Nuestros seguros que, normalmente, son los más altos, le hacen decidirse a su señoría por que nuestra cabeza ruede, sí o sí.

Seguros que ahora, con una crisis de caballo y sin que seguramente vuelva a firmar un proyecto en años, tendré que seguir pagando religiosamente, porque siempre habrá algún abogado aburrido que encuentre algo donde rascar en una de mis obras.

Pero bueno, no nos vamos a preocupar ahora del dinero, no? si los arquitectos estamos forrados y hemos ganado lo que no está en los escritos!! Pues no, no señor. La sociedad pensará que es así, pero nada más lejos de la realidad. Como he dicho al principio, miles de compañeros se conformaron, durante años, con poco más de 1000 euros, sin contrato, sin vacaciones, sin seguro y con un “hasta nunca” en cuanto las cosas se pusieron complicadas. A la mayoría de los arquitectos, cobrando unos honorarios dignos por proyecto, nos ha dado para vivir con normalidad, pero nada más. Bueno… los macizadores y las “estrellas” de la arquitectura sí que se han forrado, pero ¿cuántos eran estos?

No puedo desaprovechar estas líneas para decir mi opinión sobre las Escuelas de arquitectura. Si los colegios de arquitectos son dinosaurios, éstas son por lo menos elefantes. Sistemas oxidados y lentos, anclados en los años ochenta, que se mantienen en pie por la ilusión y entusiasmo de jóvenes y estupendos profesores que ven como la suela de muchos catedráticos se dirige hacia ellos cuando se les ve demasiado.

Por último, quisiera agradecer al Ministerio de Economía que nos quiera poner la puntilla. Lo que hay que ver! Por favor, que ya estamos moribundos sin que nos aprieten más!! Dios aprieta pero no ahoga, o por lo menos eso dicen. No sean ustedes más despiadados que él!! Si los ingenieros no han estudiado arquitectura, pues no pueden hacer arquitectura. Se cae por su propio peso. Si esto sale adelante será algo tremendo, tan malo como si a mi, por saber proyectar las instalaciones de una casa, me ponen al mando de la NASA. Mal, no? pues aquí pasa lo mismo, pero al revés #NoalaLSP

Pero bueno, no hay que alterarse, ni preocuparse; esto dicen nuestros dirigentes, que ellos en los despachos sabrán sacarnos de esta!! Seguramente, igual que nos libraron del maldito CTE. Hasta aquí hemos llegado. Yo no doy más de mi; amo la arquitectura con todas mis fuerzas, he disfrutado como nadie con mis clientes, entiendo mi profesión como un servicio a la sociedad, incluso, a pesar de todo, recuerdo mis años de la Universidad con gran cariño, pero ya no tengo fuerzas.

Seguramente, no es el momento de llorar, sino de proponer; pero hoy, a modo de desahogo, quería expresar mi cabreo. Mañana prometo ser más positivo, pero antes de avanzar, a veces, conviene ver cómo está el patio, para ver cuanto tiempo se necesita para barrerlo.

Fuente > http://www.stepienybarno.es/blog/2013/01/17/carta-de-un-arquitecto-cabreado/ 

Para poder subir obras es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder solicitar la creación de un grupo es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder guardar en favoritos es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder valorar obras es necesario acceder con una cuenta ARQA

Para poder agregar a este usuario a tu red de contactos es necesario que acceder con una cuenta ARQA

Para poder enviarle un mensaje a este usuario es necesario que acceder con una cuenta ARQA

Ir a la barra de herramientas