28.11.2004

Arquitectura: espacios cruzados

por Josep Maria Montaner y Zaida Muxi
Publicado en La Vanguardia, el 17 de noviembre de 2004

Intercambio: Los contactos entre los arquitectos catalanes y latinoamericanos se manifiestan tanto en construcciones como en libros en común.

El redescubrimiento de la arquitectura latinoamericana y de sus relaciones con el contexto catalán es un hecho que se vuelve a producir en la actualidad. De hecho, las raíces de estas mutuas relaciones fueron ricas ya en el siglo XIX y especialmente fructíferas y complejas durante todo el siglo XX.
Dos situaciones del siglo XX son un buen ejemplo de estos influjos cruzados.
La primera fue la diáspora provocada por la guerra civil española de un considerable número de arquitectos, entre otros Antonio Bonet Castellana, quien
emigró a Argentina, donde junto a dos amigos, Juan Kurchan y Jorge Ferrari Hardoy, a quienes había conocido en el despacho de Le Corbusier en París, formarían estudio, fundarían el Grupo Austral y diseñarían la silla BKF, uno de los diseños más emblemáticos del siglo XX. Su influencia es hoy palpable en la obra de jóvenes arquitectos como Mariano Clusellas, quien proyectara a principio de la década de los 90, junto al desaparecido Horacio Baliero, una casa para los descendientes de la familia Oks, clientes de Bonet. La obra de Clusellas revitaliza esta herencia dotándola de una nueva contemporaneidad y espacialidad, como sucede en la serie de casas que ha proyectado en Colonia, Uruguay, destacando especialmente la casa azul.
La influencia de Bonet en Clusellas es casi directa. La amistad que lo unía a Ernesto
Katzenstein, quien fuera colaborador y asociado del arquitecto catalán entre 1956 y 1963 en Buenos Aires y entre 1966 y 1967 a su paso por Barcelona, le hizo heredar una aproximación a la arquitectura atenta a la realidad, al lugar y a las tradiciones populares en conjunción a las enseñanzas de la arquitectura moderna.
La tesis doctoral del arquitecto Juan Ignacio Del Cueto Ruiz-Funes, leída en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona en 1996, y de próxima publicación, está dedicada a los arquitectos españoles exiliados en México y nos da la medida de la influencia que ejercieron en este país. Entre los 25 arquitectos a los que dedica el trabajo cinco eran catalanes: Blanch, Tell, Marco, Detrell y Larrosa. A excepción del primero, todos eran arquitectos que llevaban poco tiempo titulados en el momento que comenzaron el periplo que los llevaría al exilio mexicano. Un dato significativo en ocasión de este suplemento en que Cataluña es país invitado en la Feria del Libro de Guadalajara es que «Emili Blanch ? diseñó el Pabellón Catalán de la Primera Feria del Libro Mexicano, celebrada en 1947». Ahora, la arquitecta catalana Carme Pinós está trabajando en México, donde ha proyectado el Recinto Ferial y de Negocios JVC y el Edificio de Oficinas Puerta de Hierro en Guadalajara.
La segunda situación de entrecruzamiento está marcada hasta nuestros días por el mundo editorial. Los textos esenciales de la modernidad arquitectónica fueron traducidos y publicados pioneramente en Argentina por cuatro editoriales, Summa, Nueva Visión, Poseidón e Infinito. Estos textos formaron las bibliotecas básicas de los arquitectos formados en nuestro país hasta comienzos de la década de los 70. Será a partir de este momento donde la vanguardia en publicaciones en lengua castellana estará en Barcelona, con la editorial Gustavo Gili y especialmente con la
colección de libros de urbanismo dirigida por Manuel de Solà-Morales, la colección Arquitectura y Crítica dirigida por Ignasi de Solà-Morales, la Biblioteca de Arquitectura y la colección Arquitectura/Perspectiva. Actualmente la influencia catalana en el mundo editorial tiene un referente ineludible en el arquitecto Miquel Adriá, afincado en México desde comienzo de la década de los 90, editor de la revista Arquine, de gran repercusión en el mundo de habla hispana y colaborador de Gustavo Gili en las ediciones sobre arquitecturas latinoamericanas.

El modelo Barcelona
Otra influencia innegable ha sido el llamado modelo Barcelona, entendido como una manera singular de hacer ciudad y que tiene en Oriol Bohigas y Joan
Busquets las figuras más influyentes en el ámbito del urbanismo desde la arquitectura.
En Rosario, Argentina, la influencia de Bohigas se ha hecho palpable a partir del proyecto y construcción del Centro Cultural España, que significó un cambio en los proyectos de la ciudad: «abrir la ciudad al río». Influencia que venía precedida por el impacto generado en las jóvenes generaciones de arquitectos de la revista Arquitectura bis.
La relación Rosario/Barcelona es casi más fuerte y cercana que Rosario/Buenos Aires, donde un grupo de arquitectos decidió autodenominarse Grupo R en homenaje al grupo catalán de mediados de siglo XX y como juego con la inicial de la ciudad. De estos arquitectos destacan las aportaciones de Gerardo Caballero y Rafael Iglesias, comprometidos con una ética de la arquitectura que los ha mantenido alejados de los falsos fatuos de la década de los 90 construyendo una obra sólida, discreta, poética y referente sin duda de la arquitectura actual de Latinoamérica. La estela comenzada por Bohigas ha continuado con variadas influencias de arquitectos como Enric Miralles, Josep Llinàs y Elías Torres, entre otros.
Las referencias cruzadas no concluyen en estos ejemplos, sino que en Colombia podemos referir encuentros con la arquitectura catalana en dos de sus máximos exponente contemporáneos: Rogelio Salmona y Daniel Bermúdez.
Salmona es un maestro del ladrillo con el que crea espacios de cálidas texturas configurados a partir de la capacidad tectónica del material, y que utiliza en sus bóvedas que beben de la tradición de la volta a la catalana. La herencia adquirida por Bermúdez proviene de la racionalidad blanca del mediterráneo, en que la arquitectura popular se deja interceptar por la tecnología y la luz compone el elemento esencial de sus espacios. Un interés generalizado y reconocido en ámbitos tan diferentes como Argentina, por Clusellas, y en Colombia, por Bermudez, se halla en la obra de José Antonio Coderch, especialmente la casa Ugalde en Caldetes. En palabras de José Cruz, arquitecto chileno que hizo su doctorado en Barcelona y que acaba de ganar el 1º premio de la IV Bienal Iberoamericana en Lima, «Mas que de arquitectos creo que se trata de obras, y mas que de influencias, de encuentros; … Como arquitecto que vive en este continente americano en el que a menudo una obra debe levantarse en tierra virgen, lo cual nos hace vacilar, me parece que la Casa Ugalde … es única en cuanto encarna lo irrepetible de la obra de arquitectura como intersección de edificio y paraje haciendo de éste un lugar».
Se trataría, por lo tanto, de una historia de encuentros que hemos querido hacer visible en esta pequeña y restrictiva muestra.

Josep Maria Montaner (Barcelona, 1954) es arquitecto, profesor de la Escuela de Arquitectura de Barcelona
Zaida Muxí (Buenos Aires, 1964) es arquitecta, profesora de la Escuela de Arquitectura de Barcelona

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