16.1.2004

Arquitectura en la época de la Revolución Digital

La arquitectura genera espacios donde habitan el cuerpo y la mente.
Su forma habla de aspectos complejos de su época materializados en un estado elevado y sofisticado. Presidida por el peso de técnicas y procesos fundamentados en la tecnología digital y la influencia de la tecnología de la información, las formas y aspiraciones de la arquitectura contemporánea emergen de nuestras energías, pensamientos e ideales y son, a la vez, su reflejo.

ARQUITECTURA EN LA ÉPOCA DE LA REVOLUCIÓN DIGITAL

1.
Cuando en 1997 se inauguró el Museo Guggenheim Bilbao de Frank Gehry, la historia de la arquitectura entró en una nueva etapa. Éste era el primer arquitecto que, mediante la utilización de tecnología digital, había hecho posible la construcción de un edificio formalmente complejo cuya erección, en caso de haber carecido de la tecnología adecuada, habría sido dificilísima o, directamente, imposible.

Como todo ejemplo que marca una transición entre épocas, como señala Dennis Dollens, el Guggenheim Bilbao fue creado por un arquitecto que no piensa en términos digitales y que trabaja con modelos reales (maquetas) y que emplea la tecnología a posteriori ?escaneando sus maquetas en tres dimensiones con objeto de generar la información que permita su desarrollo constructivo-. Este edificio es, por tanto, el primer edificio construido de la era tecnológica. Entretanto, mientras Gehry alzaba su museo, jóvenes arquitectos como Greg Lynn, Ben Van Berkel, Alejandro Zaera-Polo o Winny Maas recorrían escuelas, revistas y simposios predicando un nuevo mundo formal producido por la tecnología, que desataba entusiasmo entre los estudiantes e incredulidad entre arquitectos de generaciones anteriores, que sostenían que generar arquitectura a partir de la especificidad de la computadora era imposible.

Las primeras pruebas construidas terminaron en fracasos o en edificios formalmente muy distantes a lo que aparecían en los gráficos digitales. El uso de materiales tradicionales y la poca pericia constructiva de estos arquitectos no dieron como resultado la arquitectura deseada, surgida de potentes computadoras y laboratorios universitarios de alta tecnología. En este ínterin, de cuatro o cinco años, muchos advenedizos intentaron transformar la arquitectura en espectáculo pasto de revista y libros de espectacular diseño gráfico, olvidándose de la arquitectura.

Para producir una arquitectura conceptualmente distinta, se trataba de pensar en arquitectura, además de pensar en tecnología; se trataba de tener una conciencia clara del concepto de espacio que se intentaba degenerar, transformar, corromper, subvertir, explorar. El viejo Gehry había realizado el Guggenheim sin haber tocado seguramente jamás un ordenador pero siendo mejor sabedor de lo que le podría permitir lograr la capacidad de la nueva tecnología que cualquiera de muchos jóvenes superdotados para el manejo del CAD. El primer gran edificio del siglo XXI fue realizado por un arquitecto fundamental del siglo XX. (Y quizá sea relevante mencionar también cómo los programas informáticos han permitido a los arquitectos actuales comprender y construir la arquitectura de Antoni Gaudí).

2.
Le Corbusier dio forma y significado a la arquitectura en la era de la Revolución Industrial. Programemos ahora la hiperrealidad de nuestra época, la de la Revolución Digital.
Kas Oosterhuis, Programmable Architecture

Superficies onduladas, formas deformadas, indefinición de los conceptos sustentado-sustentante… Esta arquitectura híbrida, que busca la provocación mediante formas geométricamente ambiguas, no constituye un hecho aislado, ni puntualmente localizado, ni limitado a un territorio intelectual definido.

La tecnología, aplicada a la arquitectura, permite crear otra forma de pensar en ella, sin dar origen un nuevo estilo o ismo de los tantos inventados y promocionados durante el siglo XX; sino que, definitivamente, -y ésta es la idea que sostenemos- es origen y responsable una nueva forma de crear, pensar, diseñar… Tras el Movimiento Moderno y la Postmodernidad (incluyendo en ésta a lo que se denominó Deconstrucción), la idea moderna de arquitectura ha perdido significado: la arquitectura digital experimental no rompe con la caja clásica sino que se olvida de ella. No es una arquitectura irónica. Su génesis son las variables proporcionadas por el ordenador, generando un universo de formas complejas que construyen una distinta forma de aproximación al espacio arquitectónico. La computadora facilita la experimentación formal. Tal vez por eso podemos afirmar que estamos frente a una revolución que cambiará definitivamente los parámetros y conceptos de la arquitectura tal cual la reconocemos y definimos.

No obstante, es esencial tener presente que los efectos de esta revolución no serán ni rápidos ni dramáticos. La arquitectura está ligada, desde hace siglos, a connotaciones, derivadas de conceptos arquitectónicos clásicos, que están enquistadas en nuestro inconsciente, terriblemente difíciles de modificar. Así, se hace complicado reflexionar sobre ella sin caer en predicciones o ilusionarse con un futuro deseado, más factible en el territorio de la imaginación que en de la realidad. Para imaginar una ciudad reflejo de la cultura digital es preciso echar mano de la ciencia-ficción, algo que no sucede en con el diseño industrial -cuya última generación suele estar inmediatamente en la calle, consumido ávidamente-. No debemos creer que, de pronto, la realidad de revolución digital en arquitectura va a hacerse evidente mientras recorremos la ciudad contemporánea, que sigue construyéndose y creciendo tal y como siempre lo hizo.

Insistimos, esta revolución opera a otros niveles: no es un acto de reacción contra modelos establecidos sino la materialización de una nueva sensibilidad formal que, a la vez, se plantea nuevas formas de ocupación del espacio. Gradualmente se parece reconocer con más claridad que los orígenes de la esencia de esta sensibilidad son cada vez más remotos en el tiempo, pero que ha sido el ordenador la herramienta que ha permitido poner en orden y en funcionamiento práctico la imaginación de dicha sensibilidad. El poso de las utopías de cada época que se conserva en el fondo de la cultura se transforma en el elemento vigorizante y obsesivo que desencadena una revolución, proporcionándole a la vez su razón de ser. Dejados atrás todos aquellos arquitectos-gurús de los noventa que querían evangelizar la arquitectura y convertirla a sus postulados a la fuerza, reconocemos en la arquitectura de los últimos años de aquella década y el inicio del siglo XXI un contingente en emergencia de profesionales preocupados por plantear experimentos con técnicas, tecnología y procesos de diseño y pensamiento contemporáneos, que ?como plantea rigurosamente Ali Rahim- respondan coherentemente a las necesidades arquitectónicas de nuestra cultura a la vez que ensayan con nuevos efectos formales, constructivos, materiales, espaciales, dialécticos… que afectan a la totalidad de la definición del concepto ?arquitectura?.

Tal como manifiesta Kas Oosterhuis, y se hace patente en el trabajo de Asymptote, Ocean North, UN Studio o Reiser +Umemoto, ?todo aquello que hace que la arquitectura sea más que una construcción técnica, un alojamiento y una inversión se encuentra bajo presión en la era digital?, y no sólo por la propia reevaluación que la arquitectura ejerce sobre sí misma al asociarse a la capacidad de una nueva tecnología capaz de actuar dotada de inteligencia propia, sino por sus acercamientos (e incluso vinculaciones) con ciencias y arte que proporcionan una dimensión de complejidad que repercute positivamente sobre el fenómeno arquitectónico y los procesos de diseño vinculados éste. LAB[au] es una referencia de esto. La tecnología ha venido a abrir ante nosotros un mundo infinito de posibilidades, pero siempre dependerá de nosotros mismos y las propuestas que le hagamos.

Diversas investigaciones y experiencias evidencian que se trata de algo más que un cambio formal. Para muchos arquitectos, el edificio ya no se piensa como máquina de habitar sino como un organismo vivo. La investigación sobre botánica aplicada a la experimentación arquitectónica digital, en el caso de Dollens, plantea la posibilidad de una nueva generación de estructuras cuyo desarrollo se basaría en las características de un organismo vegetal. La idea de la funcionalidad es reconsiderada por una arquitectura genética cuya forma híbrida permite no subordinar forma a función sino lograr que ambas coexistan y se redefinan mutuamente, como hace patente el proyecto para el edificio Un-Plug de R&Sie… Oosterhuis reflexiona acerca de la sensibilidad e-motiva de la arquitectura digital, que hará posible transformar la naturaleza de las interacciones entre ésta y sus usuarios.

El trabajo de Winka Dubbeldam, Franken Architekten, NIO o Paul Andersen pone de manifiesto la capacidad de la computadora de cooperar con eficiencia en la generación de estructuras formal y conceptualmente audazmente innovadoras.

Los siguientes proyectos y textos que hemos seleccionado son un repertorio de primeras certezas posibles que, inevitablemente, ya han puesto en marcha nuevos cuestionamientos que van a seguir manteniendo muy ocupados al pensamiento y práctica de la arquitectura de la época de la Revolución Digital.

Fredy Massad (arquitecto) y Alicia Guerrero Yeste (licenciada en Historia del Arte) trabajan conjuntamente desde 1996.
Colaboradores habituales de medios especializados en arquitectura y diseño de Europa, Argentina, Brasil y Estados Unidos.
Son editores del libro a+a arquitecturanimación y autores de Enric Miralles: Archittetura del Sentimento y han impartido conferencias en universidades de España, Argentina y Estados Unidos.
Son editores del monográfico Arquitectura en la Era de la Revolución Digital , publicado en el número 45 de la revista Experimenta (Madrid, Julio 2003).
Paralelamente, vienen ejerciendo el comisariado de diferentes eventos relacionados con la arquitectura y las nuevas tecnologías.
Fredy Massad y Alicia Guerrero Yeste plantean su trabajo desde la generación del diálogo sobre la arquitectura a partir de un debate positivamente contaminado por la infinitud de factores que componen nuestras percepciones, comprensiones y visiones sobre el espacio y el tiempo en que vivimos.

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