26.2.2010

Casa Alegría, lugar de encuentros

La obra fue encargada por una familia grande que vive en distintos lugares durante el año y toma a José Ignacio como punto de encuentro para las fiestas de fin de año. Debía poder funcionar casi como una posada donde se privilegiara la privacidad para los distintos grupos que la ocupasen y lo impersonal ya que éstos rotarían, e incluso podría alquilarse. Proyectamos a partir de una idea de intimidad y la búsqueda de espacios enmarcados para el descanso, la meditación y el encuentro.

La planta alta con los espacios comunes y la habitación principal puede funcionar como unidad autosuficiente durante el año cuando solo es ocupada por un matrimonio, y en la planta baja coexisten grupos de habitaciones similares y agrupadas en suite, blancas de contenido, refuncionalizables y con amplio espacio de guardado.

Hoy, la casa integra la identidad del pueblo de José Ignacio, que se caracteriza por el conjunto de individualidades dispersas, rodeadas de vacío y abiertas a las miradas necesariamente porque así lo dispone el código que sus propios habitantes disponen. Las miradas desde la casa son completamente abiertas desde el estar comedor y la cocina en planta alta, con la idea de producir sensación de luz de 360 grados, enmarcándose todo bajo una misma horizontal que elogia el paisaje y los cambios durante las horas.

El clima de José Ignacio y sus vicisitudes características (extrema lluvia, humedad, calor, vientos) fueron tomados en cuenta orientando correspondientemente los usos y las protecciones, sin perder calidez de los materiales y formas contundentes en el acto. Los materiales utilizados tienen que ver con una simpleza de carácter buscada y las posibilidades que la mano de obra autóctona ofrecía.

Para lograr una máxima economía y una eficaz dirección de obra a la distancia, se buscó minimizar la cantidad de metros construidos de modo tal que la forma logre crear una capacidad de uso casi saturada con posibilidad de ampliación futura a través de la integración posterior de los espacios semicubiertos. La forma escultórica debía liberar el máximo de posibilidades futuras sin romperse.

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